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Mendilibar, el genio de lo simple o cómo ganar Europa League y Conference en menos de un año: “¡Viva la madre que os parió a todos los griegos!”

El técnico le da a Olympiacos (y al fútbol heleno de clubes) su primer título europeo, el segundo para el vasco tras la Liga Europa conquistada el curso pasado con el Sevilla, que le despidió en octubre

Mendilibar recibe el abrazo de El Kaabi, el autor del gol del triunfo de Olympiacos ante la Fiorentina en la final de la Conference.
Mendilibar recibe el abrazo de El Kaabi, el autor del gol del triunfo de Olympiacos ante la Fiorentina en la final de la Conference.Louiza Vradi (REUTERS)
Rafael Pineda

“¡Viva la madre que os parió a todos los griegos!”, soltó José Luis Mendilibar delante de un micrófono en la multitudinaria fiesta que siguió al triunfo del Olympiacos sobre la Fiorentina, anoche en la final de la Conference League. A sus 63 años, el técnico español había logrado la proeza de lograr dos títulos europeos en menos de un año. Un gol del delantero El Kaabi en el minuto 116 derrotaba a los italianos, que perdían su segunda final consecutiva en la competición. Fue la eclosión de una noche mágica para Mendilibar. “Hasta ahora he peleado por otras cosas. Dentro de unos años pensaré en todo lo que hicimos y me llevaré las manos a la cabeza”, señaló el preparador vasco.

Mendilibar, que fue destituido del Sevilla a la conclusión de la novena jornada de este mismo curso, ha hecho historia con el Olympiacos, el club más popular de todo el fútbol griego. Ha logrado el primer título europeo de clubes en la historia del equipo y también del propio fútbol heleno. Y lo ha hecho en menos de un año después de lograr la Liga Europa con el Sevilla ante la Roma de Mourinho. Son 14 partidos europeos disputados entre la Liga Europa y la Conference League y dos títulos conquistados. Un caso excepcional en el mundo del fútbol. “Está tocado con una varita”, recordó Vicente Iborra, jugador de un Olympiacos que se dio el gustazo de ganar la Conference League en su propia ciudad, Atenas, y en el estadio de uno de sus rivales directos, el del AEK.

En la previa de la final, Mendi recibió la visita y el abrazo de Ernesto Valverde, el entrenador del Athletic y ex de Olympiacos. Hay un detalle también que no debe quedar olvidado y del que se habla ahora en Sevilla, su penúltima estación futbolística. El Sevilla de Mendilibar estuvo a punto de derrotar al City de Pep Guardiola en la Supercopa de Europa y solo se doblegó en los penaltis. Curiosamente, esta final se jugó en Atenas y en el estadio de su actual equipo. Todo un guiño del destino. Además, solo Mourinho y Rafa Benítez han ganado dos competiciones europeas distintas con dos clubes en este siglo.

El triunfo de Mendilibar es el triunfo de lo simple. Con 30 años de experiencia en los banquillos, su método es directo y contundente. “No soy entrenador de Primera, soy entrenador de fútbol. Soy el antientrenador moderno, no llevo tableta. Es más fácil hablar de estadísticas que de lo que pasa en el terreno de juego”, admitía el propio Mendi en una entrevista con EL PAÍS cuando era entrenador del Eibar.

Mendilibar fichó por el Olympiacos el pasado mes de febrero, sustituyendo a Carlos Carvahal. Los helenos ya lo quisieron contratar en el pasado otoño, cuando salió del Sevilla, pero el vasco se resistió. Es su primera experiencia fuera de España. El técnico, desde el principio, encajó como un guante en una entidad tan especial como la griega, con una afición entusiasta y propiedad de Evangelos Marinakis, un magnate naviero. Tercero en la Liga griega, su mejor rendimiento lo ofreció en la Conference, donde el Olympiacos eliminó al Ferencvaros, Maccabi Tel Aviv, Fenerbahçe y el Aston Villa de Emery en el banquillo y Monchi en la dirección deportiva. Al Maccabi, por ejemplo, después de remontar un 1-4 en casa con un 1-6 en la vuelta. La última etapa fue la Fiorentina.

El vasco ha llevado una vida muy discreta en Atenas. El día a día le ha llevado de su apartamento en la playa a las instalaciones de la ciudad deportiva del Olympiacos. Sin saber inglés, ha tenido la suerte de conectar con una plantilla que en su 80% entiende el español. Ya es un ídolo en la capital de Grecia, donde no puede dar un paso porque todo el mundo quiere hacerse una foto con él. Renovado por el club griego hasta 2025, todos sus jugadores saben ya lo que son sus clásicas volatas. Las volteretas que deben dar en el césped cuando hacen un ejercicio mal. Es el nuevo rey de Grecia.

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