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Karim Benzema, silencio y derrotas junto a La Meca

El delantero francés, que vive al lado del lugar santo del Islam, lidera un equipo en crisis y mantiene el mutismo con el que se marchó del Real Madrid

Karim Benzema
Karim Benzema, durante el Mundial de Clubes.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)
Lorenzo Calonge

Los jugadores del Real Madrid se enteraron formalmente a la vez que el resto del mundo de que Karim Benzema se iba del Bernabéu, cuando el club emitió un comunicado en la mañana del último partido del curso pasado. El delantero francés, capitán de aquel vestuario y entonces vigente Balón de Oro, no reunió antes a sus compañeros para trasmitirles de forma solemne su salida. Al día siguiente, tampoco dio una rueda de prensa de despedida, como habían hecho otros, y se ciñó a unas breves palabras en un acto institucional.

El misterio sigue acompañando al delantero, ahora en el Al-Ittihad de Yeda, la segunda ciudad más grande de Arabia Saudí (3,4 millones de habitantes), a orillas del Mar Rojo y, sobre todo, a media hora en coche por autovía de La Meca. De orígenes argelinos y musulmán confeso, Benzema no tardó en proclamar su conexión espiritual con el lugar santo del Islam. “Cuando viajas allí, estás en la verdad. Te sientes bien y puro”, afirmó en una entrevista concedida a la Liga local a los dos meses de llegar. Un perfil religioso que en los últimos meses le condujo también a su enésima polémica en Francia, cuando el ministro de Interior, Gérald Darmanin, aseguró que “tiene un vínculo notorio con los Hermanos Musulmanes”. Él lo negó. Sobre su pasado blanco, en cambio, apenas dijo de forma escueta que pensaba que, con todo lo ganado, “era un buen momento para otro desafío”.

Su nuevo club, uno de los cuatro grandes, controlados por el PIF (fondo de inversión pública de Arabia Saudí), lo reclutó a razón de 100 millones de euros por temporada, pero la mala marcha deportiva y algunas críticas a su juego han elevado su mutismo habitual. En las últimas semanas, cerró incluso su perfil de Instagram, aunque se espera que lo pueda recuperar próximamente. El Al-Ittihad, campeón la pasada temporada, marcha séptimo en Liga después de fichar también a Fabinho (46 millones, del Liverpool) y N’Golo Kanté (llegó libre del Chelsea), y no alcanzó la fase final del Mundial de Clubes que se disputaba en su ciudad.

La adaptación

En medio de esta trayectoria errática, en el despido a principios de noviembre del entrenador Nuno Espirito Santo, relevado por el argentino Marcelo el Muñeco Gallardo, también se vio implicado por su presunta mala relación. “El técnico quería más cosas y parece que él no se las estaba dando. Creo que la destitución de Nuno viene también por esa situación”, comenta Antonio Cazorla (Granada, 58 años), con una década de experiencia en los banquillos de Arabia Saudí y que al final de la pasada campaña dirigió al Al-Ettifaq (ahora está Steven Gerrard). “Los jugadores que han ido están muy protegidos. La base de este tinglado son las estrellas, eso lo tienen claro. Es normal que los entrenadores caigan pronto. La guillotina está tan afilada que es difícil sobrevivir”, apunta este técnico que aspira a regresar al país con un rol u otro.

Benzema, cuyo equipo ha disputado algunos partidos en Meca, es el octavo máximo goleador de la Liga (nueve tantos, 12 entre todas las competiciones), lejos de los 20 de Cristiano Ronaldo en el torneo local. “Todo lleva una adaptación después de tantos años”, concede Sergio Piernas (Barcelona, 47 años), uno de los técnicos de la selección olímpica saudí. “Creo que está dando un rendimiento bueno dentro de sus condiciones. Viene de un club top mundial y aquí han hecho un equipo de buenos jugadores, pero no es comparable a un Real Madrid. Lógicamente, tiene potencial para mejorarlo”, indica. Un tiempo de gracia al que también apela Cazorla: “Ha tenido un poco de altibajos y también algunos problemas físicos. Será cuestión de tiempo”. De momento, habrá que esperar hasta febrero para volver a tomarle la temperatura -en enero la Liga se detiene debido a la Copa Asia- después de un final de año con mucho ruido alrededor de él por el bajonazo del equipo (cuatro derrotas en los últimos cinco encuentros).

Duchas en cabinas

El Al-Ittihad es el club más antiguo del país -fue fundado en 1927-, una institución con raíces. “Te vas a un partido suyo en el norte contra un equipo bajo y la mitad del campo es suyo. En España, sería un Athletic o Betis”, señala Antonio Cazorla. En lo deportivo, eso sí, suele estar por debajo del Al-Hilal y Al-Nassr, el de Ronaldo. “A veces, se ven diferencias de nivel en algunos partidos de primeros contra últimos que dejan un poco que desear. No ayuda al fútbol saudí. Los pequeños están reclamando ayudas”, tercia Piernas con carácter general.

Más allá de lo que sucede con el balón, la realidad de la Liga en la que ahora se desempeña Benzema, y otros tantos fichajes que se han mudado a Arabia Saudí, ofrece situaciones y detalles singulares respecto a su rutina reciente. El césped, por ejemplo, es distinto de invierno a verano. Cuando las temperaturas se disparan, obligan a cambiarlo y en el invierno se nota el frío del desierto. “En eso no escatiman”, puntualiza Antonio Cazorla, que menciona un par de peculiaridades de los vestuarios. “Las zonas de ducha son cabinas privadas. Nadie dentro de la caseta se ve desnudo. En esos espacios individuales se cambian y se lavan. Luego sí hay una zona común grande. En Europa se duchan todos juntos. Y después está el tema del rezo. Antes, en el descanso o al terminar, los jugadores rezan. Por eso, a veces los intermedios son un poco más largos. Los partidos y entrenamientos se ponen a unas horas que no interfieran en la oración”, explica.

Es el nuevo hábitat de Karim Benzema, cuyo aterrizaje al lado de La Meca, donde se ha fotografiado (no era la primera vez que iba), ha transcurrido bajo su silencio habitual y como máxima figura de un equipo que no funciona en una Liga alejada de la élite.

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