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El ‘club español’ del fútbol saudí

El Al-Qadisiyah, ahora en Segunda, busca con 15 españoles la élite de Asia bajo la propiedad de Aramco, la mayor petrolera del mundo

Álvaro González
Álvaro González, con el Al-Qadsiah.
Lorenzo Calonge

“Cuando decidí en el verano de 2022 jugar en Arabia Saudí, algunos me llamaban loco, me decían que dónde iba, que no era el momento. Y hoy me piden perdón”, asegura Álvaro González (Potes, Cantabria; 34 años), excompañero de Cristiano Ronaldo hasta el verano en el Al-Nassr y esta temporada en el Al-Qadisiyah, de la Segunda División. “Me adelanté al boom. Ahora me están llamando a todas horas de todos los sitios para venir, aunque sea a Segunda. Pero no solo a mí… Saben que las condiciones son buenas. La carrera es corta y hay que aprovechar”, advierte el defensa, que pasó por el Racing, Zaragoza, Espanyol, Villarreal y Marsella antes de marcharse al nuevo foco mundial del deporte.

En el Al-Qadisiyah, desde luego, puede sentirse bien acompañado de compatriotas. Su destino actual es una suerte de colonia española en el fútbol saudí. Él y el portero Joel Robles, en el campo; Míchel y todo su cuerpo técnico, en el banquillo; y Carlos Antón, como director deportivo de la parcela masculina del club. En total, 15 españoles entre el primer equipo y la academia trabajan en esta entidad, que trata de ascender a Primera (va líder) y convertirse a largo plazo en un referente en Asia bajo el paraguas financiero de Aramco, la mayor petrolera y la tercera empresa más valiosa del mundo (solo por detrás de Apple y Microsoft), que tiene su sede en la región y que acaba de hacerse con la propiedad del equipo (tienen patrocinios también en el golf femenino y la Fórmula 1).

El técnico es Míchel, y el defensa Álvaro González y el portero Joel Robles están en la plantilla

Más allá de los cuatro grandes (Al-Hilal, Al-Nassr, Al-Ittihad y Al-Ahli, controlados por el fondo de inversión pública del país) y los fichajes que abrieron una nueva era en la industria del balompié, la potencia económica también brota en carreteras secundarias como esta. “El proyecto es ambicioso, la exigencia es grande”, afirma Carlos Antón (Madrid, 37 años), que fue elegido tras su experiencia de seis años como director técnico de la federación de Hong Kong. “La idea es desarrollar un club importante en este continente, en rendimiento y en la forma de hacer las cosas. Pero con cabeza y cimientos, poco a poco. Esta campaña, de momento, subir”, matiza.

Su puesta en marcha fue a la carrera. “Aterricé el 4 de julio y la competición empezó el 15 de agosto. Fichamos siete internacionales y nueve jugadores saudíes. Casi un equipo entero. Y luego todo el staff. Contratamos a un montón de gente en tiempo récord”, destaca. Para el césped, además de a Álvaro González y Joel Robles (procedente del Leeds; acababa de descender en la Premier), exhibió músculo atrayendo a Luciano Vietto y André Carrillo, del Al-Hilal, uno de los grandes del país. Y en el banquillo, el exmadridista Míchel sustituyó en octubre al exjugador del Liverpool Robbie Fowler. Apellidos ilustres, como en la Primera saudí.

Entrenamientos a las 22.00

”En la parcela deportiva, tenemos una estructura de estándares europeos”, puntualiza Carlos Antón, que se ha rodeado de varios españoles. “Trajimos al director de la cantera del Celta y a un responsable de metodología, del Valencia. En la academia, tenemos cuatro equipos, pero queremos ampliar a uno por año de nacimiento. Acabamos de formar un departamento de scouting internacional. También estamos mejorando la clínica, y en verano nos fuimos tres semanas a Turquía y aprovecharon para modernizar las instalaciones”, desgrana el director deportivo del Al-Qadisiyah, ubicado en la costa del Golfo Pérsico, con secciones en otros deportes y, desde el pasado verano, también con un equipo femenino de fútbol (no depende de Antón).

“En verano hicimos un equipo entero, contratamos a un montón de gente en tiempo récord”
Carlos Antón, director deportivo

“Yo fui de los primeros contratados y, cuando llegué después de haber jugado tantos años en Europa y luego en el Al-Nassr, al principio veías que faltaban cosas que para un futbolista son normales. En instalaciones, equipo médico, medios… Pero hoy ya tenemos todas las facilidades”, valora Álvaro González, que reconoce que los meses de convivencia junto a Cristiano le hicieron sumar detalles a lo que ya hacía en “alimentación, trabajo de fuerza, descanso y maquinaria”.

Él asistió desde dentro a la gran explosión de la Liga saudí cuando a su vestuario llegó el portugués en enero de 2023. El cántabro era titular habitual en el Al-Nassr, pero en verano el club no ejerció el año opcional de contrato. “El PIF [el fondo soberano del país] metió mucho dinero para traer grandes nombres y a mí me rescindieron. Hablé con Carlos [Antón] y decidí quedarme en Arabia Saudí. Aquí se está a gusto”, sentencia.

“El mayor choque es que se vive de noche. En invierno llegamos a los 27 grados y a finales de enero o febrero, cuando empiece el calor, alcanzaremos los 40 con una humedad de más del 80%. Eso significa una sensación térmica de 60 grados. A partir de ahí, la vida en la calle es cero, no se puede estar. Los entrenamientos se pasan a los ocho, nueve o diez de la noche, y cenas a la 1 de la madrugada”, cierra Álvaro González, central del Al-Qadisiyah, el club español del fútbol saudí, dirigido en los banquillos por Míchel y bajo la propiedad del gigante petrolero Aramco, que busca desde la Segunda División ascender a la élite del país y de Asia.

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