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Mucho más que fútbol: cuando las campeonas del mundo asumieron que no podían ser solo jugadoras

Conscientes de su papel en la lucha por los derechos de la mujer, Alexia Putellas e Irene Paredes dan la cara tras el pulso con la federación la víspera de enfrentarse a Suecia, que se suma a la protesta

Las jugadoras de la selección española de fútbol participan en un entrenamiento este jueves, en el estadio Gamla Ullevi de Gotemburgo.
Las jugadoras de la selección, en un entrenamiento el jueves en el estadio Gamla Ullevi de Gotemburgo.Juan Carlos Cárdenas (EFE)
Nadia Tronchoni

Este viernes rueda el balón. Después de hablar de todo menos de fútbol. De sororidad, equidad, igualdad de género, precipicio de cristal. La selección española se está adueñando de algunos de los conceptos más populares y recurrentes de la más reciente lucha feminista. La necesidad ya existía, pero no se había atacado hasta ahora con tanta rotundidad. Lo denunció el jueves Alexia Putellas, la Balón de Oro: “Durante décadas ha habido una discriminación sistémica con el femenino. Tuvimos que pelear muchísimo para ser escuchadas”. Y cuando entendieron que el altavoz estaba encendido y el volumen bien alto, hablaron. Y se plantaron. El pulso las llevó incluso a plantearse no volver a jugar con España.

No parece que vaya a haber boicot. Llegadas el jueves a Gotemburgo, las futbolistas españolas están dispuestas finalmente a vestirse de corto, pisar el césped del estadio Gamla Ullevi y tratar de ganar este viernes el partido de su debut, contra Suecia (18.30, La 1), en la Liga de las Naciones. El primero, por cierto, que jugarán con esa estrella en el pecho que se ganaron en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, hace un mes. Lejos de celebrar, las campeonas han invertido su tiempo estas últimas semanas en salir en defensa de una de sus compañeras, Jenni Hermoso, acosada en plena ceremonia de entrega de medallas por el entonces presidente de la federación, Luis Rubiales, y en dar forma y fondo a unas reivindicaciones a las que llevan un año metiendo caña. Aspiran a encontrarse en Las Rozas (Madrid), sede de la federación, a gente profesional, que las trate como deportistas de élite y les proporcione todo lo necesario para centrarse únicamente en el balón. Hasta entonces, ejercen de activistas. “Somos futbolistas, pero nos hemos tenido que meter en la cabeza que no podemos ser solo futbolistas”, concedía Putellas, líder y portavoz de un equipo que, pese a la diferencia de opiniones, sigue unido. Un equipo que, tras una semana de reuniones interminables y viajes varios, de dormir apenas cuatro horas por noche, asume que quiere y debe jugar el balón. Especialmente ahora que tienen por fin la confianza de que los acuerdos cerrados en una reunión a tres bandas con la federación, el Consejo Superior de Deportes (CSD) y las futbolistas se van a cumplir. Porque esta vez sí los tienen por escrito. Ahora podrán comenzar a pensar solo en fútbol. “Lo que nos preocupa es el campo, ganar, y que la gente celebre las victorias con nosotras”, decía Putellas con cierta nostalgia.

Tras hacer mucho ruido, promover un plante a la selección y exigir una serie de reformas y una limpia de personal en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), las futbolistas han logrado la dimisión de Rubiales y la destitución tanto del seleccionador, Jorge Vilda, como del secretario general, Andreu Camps, una de las personas más cercanas al mandatario granadino, con mucho poder y conocimiento de los entresijos del organismo. Este último cayó apenas un día antes de que las jugadoras, concentradas en un resort de golf en Oliva (Valencia), tomaran un avión con destino a Gotemburgo, donde se entrenarían por la tarde y donde este viernes deben disputar el partido contra Suecia.

Las futbolistas de la selección rival declararon en su día que apoyarían un supuesto plante de las españolas, y el jueves anunciaron que han ideado una protesta consensuada con las de la Roja para mostrarles todo su apoyo en la lucha por desterrar el acoso del mundo profesional y el machismo de las instituciones deportivas. “Apoyaremos a las jugadoras de España y tenemos un plan con la forma de hacerlo y hacerlo conjuntamente. Ya lo veréis”, deslizaba Kosovare Asllani, delantera del Milan y ex del Real Madrid.

Foto: Bjorn Larsson Rosvall/TT News Agency via AP | Vídeo: EPV

“En los últimos años, al final, hemos ido pasando todas por lo mismo. Es importante mostrarles todo el apoyo, a ellas y a todos los equipos que están en esta lucha. En un tema social. Ha pasado en Suecia hace tiempo. Y pasa en otros países todavía. Hay que neutralizar el acoso sexual. Estos comportamientos tienen que erradicarse de la sociedad. Todos queremos una sociedad igualitaria. España será en esta lucha una inspiración para otros países que han pasado por lo mismo y que no han tenido el coraje de estas jugadoras. Cuando peleamos juntas, conseguimos que las cosas cambien”, añadía Asllani.

La sororidad no es nueva en el fútbol jugado por mujeres. Ya el año pasado dos de las grandes referentes de la pelota, las estadounidenses Alex Morgan y Megan Rapinoe, lanzaron potentes mensajes en apoyo a las futbolistas de la selección española, 15 de las cuales pedían no ir más convocadas hasta que no percibieran que podían trabajar en un entorno sano y seguro para ellas. “Tenéis una decimosexta jugadora de pie junto a vosotras en EE UU. Tantas jugadoras unidas como estas son muy poderosas. Todos deberíamos escuchar”, escribió Rapinoe, ganadora del Balón de Oro en 2019 y mejor futbolista del Mundial celebrado ese año. “¿Por qué un grupo de jugadoras, uno de los equipos con más talento del mundo, arriesgaría sus carreras y reputaciones por quejas caprichosas e infundadas a ocho meses del Mundial?”, insistía Morgan.

Ellas habían abanderado en EE UU la lucha por la igualdad salarial. Y lograron cerrar un acuerdo histórico en febrero de 2022 al conseguir que los futbolistas de uno y otro sexo cobraran lo mismo. Los convenios contemplan el reparto igualitario de ingresos por participación en partidos amistosos, competiciones oficiales, derechos televisivos, patrocinios y venta de entradas. Algo parecido había conseguido Suecia, rival de España este viernes y un magnífico aliado en la lucha por los derechos de la mujer. A finales de 2021 la federación sueca cerró un acuerdo por el que futbolistas mujeres y hombres cobrarían lo mismo cuando jugaran con el combinado nacional. El camino de la igualdad salarial lo ha explorado España y ha avanzado al arrancar hace poco menos de un año el compromiso de obtener el mismo porcentaje de los patrocinios que los futbolistas de la selección. Eso, claro, está muy lejos de los ingresos que tienen ellos en términos globales.

La pelea de las mundialistas estos días se quedaba, sin embargo, en cosas mucho más esenciales como la protección a una víctima de agresión sexual, acoso o abuso de poder. Putellas proclamaba: “Sucedieron unos hechos inadmisibles en la final del Mundial, con la gota que colmó el vaso con la asamblea posterior. No podía ser, no queríamos seguir por ese camino. Teníamos que decir tolerancia cero. Primero por Jenni, también por nosotras y para que no volviera a suceder”.

Uno de los compromisos esenciales que arrancaron de esa reunión a tres bandas fue la elaboración de un protocolo de actuación para cuando vuelva a pasar algo similar a lo que se vivió en Sídney. “El fútbol es el reflejo de la sociedad. Y queremos que esto sea un espejo en el que poder mirarse, que las mujeres puedan identificarse con nosotras y saber qué hacer”, asumía Irene Paredes, otra de las voces con peso en el vestuario de España. No dudó en denunciar que en este último mes se han sentido solas y desamparadas por las instituciones que deberían defenderlas: “El CSD entró, pero llegó tarde. Esperemos que no vuelva a pasar, pero si pasa algo así de nuevo tiene que haber protocolos para que se actúe en el mismo instante en que pasan las cosas”, remató.

La seleccionadora española de fútbol, Montse Tomé.
La seleccionadora española de fútbol, Montse Tomé.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Montse Tomé y el fallo de comunicación

Antes de que salieran a hablar las jugadoras españolas, lo hizo la seleccionadora, Montse Tomé, la que las convocó a la fuerza el lunes y ahora trata de reconducir la situación y ganarse su confianza. No parece fácil. Y lo asume: “No siento que las jugadoras no nos quieran, no lo he oído de ellas. Sé que no están pasando por un buen momento, eso es real. Tampoco nosotros hemos tenido nuestro mejor inicio”, declaró la entrenadora después de asumir que al ofrecer aquella lista de convocadas hubo un “fallo de comunicación”. Como mínimo.

El suyo parece un nombramiento con fecha de caducidad corta. Un ejemplo de lo que llaman precipicio de cristal.

El diario Cinco Días publicaba en 2017 un artículo titulado “Empresas que llaman a una mujer cuando todo lo demás ha fallado” y en el que abordaba un concepto de nuevo cuño: el precipicio de cristal. A un acantilado se asoma estos días Tomé, la primera seleccionadora mujer de la absoluta de fútbol, a quien la federación colocó al frente de un grupo de mujeres que se habían negado a ser llamadas mientras no hubiera cambios estructurales en el órgano que rige el fútbol español. Y a quien sus superiores dieron manga ancha para confeccionar un equipo técnico a su antojo y una lista con las “23 mejores jugadoras españolas del momento”, según sus propias palabras. Daba igual entonces que de esas 23, al menos 19 no estuvieran con el ánimo de volver a plantarse delante de un puñado de directivos que les mintió, acosó y coaccionó.

La profesionalidad de esas mujeres y su compromiso con el fútbol hace posible que hoy se juegue un partido. El mejor partido de selecciones posible entre la número uno de la clasificación de la FIFA, Suecia, y la número dos, España.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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