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Europa acaricia la Ryder de Roma

El conjunto continental vence por 10,5 a 5,5 a Estados Unidos y necesita cuatro puntos en los 12 partidos individuales de este domingo para ser campeón

Fleetwood y McIlroy (de espaldas), tras ganar su partido.
Fleetwood y McIlroy (de espaldas), tras ganar su partido.RICCARDO ANTIMIANI (EFE)
Juan Morenilla

Cuatro puntos de 12 en juego. Una tercera parte. Ese es el botín que este domingo necesita Europa para conquistar la Ryder Cup frente a Estados Unidos y hacer buena una ventaja de 10,5 a 5,5 puntos. La gloria se decidirá en 12 partidos individuales (a partir de las 11.30, Movistar Golf) después de las tablas de este sábado. El conjunto europeo venció en los foursomes (una bola por pareja) de la mañana por 3-1, y los norteamericanos pagaron con la misma moneda en los fourballs (una bola por jugador) de la tarde. La jornada dejó para la hemeroteca la mayor paliza de la historia de la competición en la primera modalidad, un 9&7 (nueve hoyos de ventaja con siete por jugarse) a favor de Hovland y Aberg en su duelo ante Scheffler y Koepka. Precisamente el número uno y Rahm abrirán los individuales decisivos.

“Por siempre en nuestros corazones”. Una gran lona con la imagen de Severiano Ballesteros se despliega en la grada del tee del uno. Roma honra al mito, al hombre que revolucionó la Ryder para convertirla en la gran competición mundial que es hoy, al jugador que convenció a los golfistas europeos de que podían vencer al imperio americano. No hay Ryder en Europa que no esté impregnada de ese espíritu rebelde que hoy tanto representa Jon Rahm. En cada esquina del vestuario, en cada golpe, ahí está Seve. Bajo el homenaje a la leyenda, su hijo Javier Ballesteros, Chema Olazabal, quien fuera su mejor pareja y amigo, y el capitán europeo, Luke Donald, aplauden con el corazón. Justin Thomas y Rory McIlroy acaban de dar sus golpes de salida a las 7.35 y las emociones ya están a flor de piel en el Marco Simone.

El efecto Seve funciona al instante. Y de qué manera. Tres primeros hoyos ganados para McIlroy y Fleetwood ante Spieth y Thomas. Y los cuatro primeros conquistados de manera consecutiva, y cinco de seis, y seis de ocho, por Hovland y el novato Aberg (vaya máster acelerado en la Ryder para el joven sueco sin haber siquiera jugado un grande) frente a dos estrellas como Scheffler y Koepka. Dos goleadas. En media hora de competición la pizarra ya estaba manchada de nuevo de azul, como si el sábado fuera el viernes. Los jugadores europeos seguían en trance, finos y compenetrados. Los norteamericanos no encontraban la fórmula ni desde la salida ni desde el green, fuera de foco: fallaban la calle, perdían la bola entre la maleza, desaprovechaban un putt sencillo, cargaban con un doble bogey...

La imagen de la caída fue la del número uno mundial, Scheffler, y Koepka, ganador de cinco majors. Hovland y Aberg no les daban ni un segundo de tregua (siete birdies), y el meneo fue tan monumental a dos de las grandes figuras del golf mundial que el marcador se cerró en un escandaloso 9&7, la mayor paliza en toda la historia en foursomes. Scheffler acabó hundido, en lágrimas y con el rostro tapado por la gorra, desolado después del choque. El líder de la clasificación mundial había sido un jugador irreconocible y, lo más duro para él, y para cualquiera que compita en una Ryder, había fallado a su equipo. El golpe anímico para la tropa americana era gigantesco.

Para colmo norteamericano, había despertado la mejor versión de McIlroy, y Fleetwood y el norirlandés enlazaron dos eagles seguidos en el 11 y el 12, mientras Thomas intentaba tirar de Spieth. A la pareja europea le bastaba con un plan conservador, pero surgió la reacción orgullosa del dúo de amigos estadounidenses, dos compañeros de generación que remaron en busca de la remontada: victorias parciales en el 13 y el 14. El soberbio putt de McIlroy en el 15 cerró el grifo y enfiló el triunfo por 2&1. Homa y Harman sí presentaban batalla contra Lowry y Straka en un choque muy peleado, una excepción entre tanto duelo desigual. Un eagle de Homa en el par cinco del 12 certificó la superioridad americana en esta plaza, un 4&2 final para abrazar al fin el primer punto en rojo en día y medio de competición después de la oleada azul.

Esta vez Jon Rahm no fue el primero en partir, sino que su dúo con Hatton cerró la mañana contra Cantlay y Schauffele. En la segunda parada del recorrido ya marchaban uno arriba por el bogey de los visitantes, y eran tres de renta después de los ocho primeros. Europa ha descubierto una pareja de muchas revoluciones con Rahm y Hatton, dos hombres que viven el golf con mucha pasión, puro sentimiento Ryder. Un birdie del vasco en el 11 cortó el intento de reacción y un tirazo a bandera en el par tres del 17 subió el 2&1. Al mediodía, 9,5 a 2,5 para los locales. Europa había sido un vendaval. Estados Unidos estaba contra las cuerdas.

Los capitanes dieron descanso a Rahm y a Scheffler en los fourballs de la tarde. El español, para reponer energías. El norteamericano, para sanar las heridas del vapuleo. También fue baja Koepka, que el viernes había acusado a Rahm de “hacer pucheros y actuar como un niño” tras su emboque en el 18. Con el palo en las manos se quedó mudo. Volvieron a alinearse los vikingos Hovland y Aberg, ante Burns y Morikawa, y la historia comenzó a escribirse de manera diferente. EEUU estaba al borde de la humillación y enfocó la sesión vespertina con otro ánimo. Seguramente porque esta modalidad permite a cada jugador ir a su bola, sin estar tanto pendiente del compañero, y esa diferencia exprime el instinto individualista de las estrellas norteamericanas. En Europa se suele competir por parejas desde las categorías de formación. En Estados Unidos es uno contra el mundo. Y de ahí surgen competidores voraces cuando hacen la guerra por su cuenta. Como Sam Burns, que cazó cuatro birdies en seis hoyos con una lección de pateos. Y como Max Homa, con tres birdies en ese tramo para encabezar su cita con Harman frente a Fleetwood y Hojgaard.

Burns y Morikawa derrotaron a Hovland y Aberg por 4&3. El noruego es el único peón del equipo europeo junto a McIlroy que lo ha jugado todo, y apunta a ser uno de los pilares en los duelos individuales. Homa, encarado con el público en más de un hoyo, y Harman pintaron otro punto de rojo, 2&1, pese a la resistencia de Fleetwood y algún apunte final de Hojgaard, al menos recuperado anímicamente para la traca del domingo.

Justin Rose lució galones del más veterano en Roma (43 años) para coger de la pechera a su compañero MacIntyre ante Thomas y Spieth. El inglés conquistó los hoyos 9 y 10, su colega escocés embocó en el 12 y el 15. La experiencia es un grado en la Ryder, y de ahí la convocatoria de Rose, un papel que también podía haber desempeñado Sergio García. Para los europeos, un 3&2. De broche, McIlroy y Fitzpatrick ante Cantlay y Clark, una cita de alto voltaje. Estados Unidos ya no se podía permitir más licencias y Europa perseguía amarrar cada medio punto. A los golpes de autoridad de McIlroy (putt en el 14) respondían los de Cantlay (bingo en el 17) y el encuentro desembocó en el par cinco del 18. Acertó Cantlay con el birdie y fallaron McIlroy y Fitzpatrick (1 arriba para USA).

La tensión de ese último encuentro se disparó en el green y hasta fuera del campo. Cuando Cantlay embocó el birdie que le daría el hoyo y el triunfo en el partido, su caddie, Joe LaCava, que antes trabajó entre otros llevando la bolsa de Tiger Woods, se quitó la gorra y la agitó en dirección a los aficionados, como también hicieron varios jugadores estadounidenses que estaban presenciando el encuentro. McIlroy afeó a LaCava entonces que le estaba impidiendo prepararse correctamente para su golpe, que acabaría fallando, y el caddie le respondió de malas maneras. El enfrentamiento se trasladó al aparcamiento del campo, cuando McIlroy salió de su vehículo y continuó con las protestas por ese comportamiento ante miembros del conjunto americano. Shane Lowry tuvo que intervenir para calmar los ánimos. Precisamente llamó la atención que Cantlay jugara sin gorra, al parecer en protesta por el hecho de que los golfistas no cobran nada por jugar la Ryder.

Europa se despidió con cierto sabor amargo por ese resbalón final, pero con la confianza de que casi toca con los dedos la Ryder de Roma.

Resultados y agenda

Foursomes.

Rory McIlroy y Tommy Fleetwood, 2&1 a Justin Thomas y Jordan Spieth.

Viktor Hovland y Ludvig Aberg, 9&7 a Scottie Scheffler y Brooks Koepka.

Max Homa y Brian Harman, 4&2 a Sepp Straka y Shane Lowry.

Jon Rahm y Tyrrell Hatton, 2&1 a Patrick Cantlay y Xander Schauffele.

Fourballs.

Sam Burns y Collin Morikawa, 4&3 a Viktor Hovland y Ludvig Aberg.

Max Homa y Brian Harman, 2&1 a Tommy Fleetwood y Nicolai Hojgaard.

Justin Rose y Robert MacIntyre, 3&2 a Justin Thomas y Jordan Spieth.

Wyndham Clark y Patrick Cantlay, 1 arriba a Rory McIlroy y Matt Fitzpatrick.

Domingo. 12 duelos individuales.

Jon Rahm-Scottie Scheffler

Viktor Hovland-Collin Morikawa

Justin Rose-Patrick Cantlay

Rory McIlroy-Sam Burns

Matt Fitzpatrick-Max Homa

Tyrrell Hatton-Brian Harman

Ludvig Aberg-Brooks Koepka

Sepp Straka-Justin Thomas

Nicolai Hojgaard-Xander Schauffele

Shane Lowry-Jordan Spieth

Tommy Fleetwood-Rickie Fowler

Robert MacIntyre-Wyndham Clark

TV: Movistar Golf a partir de las 11.30.

Todos los resultados de la Ryder Cup de Roma.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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