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David Popovici se hunde en su intento de batir el récord de 200m libre

El plusmarquista con bañador textil ataca la marca de Biedermann con bañador flotante, establece la salida más rápida de siempre pero acaba cuarto en el Mundial de Fukuoka

David Popovici durante la final de 200 libre en Fukuoka.
David Popovici durante la final de 200 libre en Fukuoka.STEFAN WERMUTH (REUTERS)
Diego Torres

David Popovici se hundió en la noche del martes en Fukuoka, cuando intentaba batir el récord más inhóspito que existe en la natación. El rumano de 18 años, el hombre que más rápido ha nadado los 200 metros libres con bañador textil (1 minuto 42,97 segundos), intentó rebajar la plusmarca que consiguió Paul Biederman en 2009 embutido en un bañador flotante de cuerpo entero, hoy prohibido. El tiempo del alemán, 1 minuto 42 segundos, se representa como la cumbre más escarpada. Respecto a su mejor tiempo solo le separaba una brecha de 97 centésimas: en términos biológicos, el gran cañón. Una cota cuyo acceso parece vedado a los seres humanos cuando no los impulsa la ayuda tecnológica.

No había en toda la final un nadador más joven que Popovici. Tampoco uno más atrevido. Lo intentó con la salida más rápida que se registra: 23,74 segundos en el primer largo, cinco décimas más veloz que Bidermann en 2009. Fue a ritmo de récord mundial hasta el 100, gobernó la prueba hasta el viraje de los 150 metros y la parálisis muscular que experimentó en los últimos 20 metros le arrastró del primero al cuarto puesto de uno de los 200 más rápidos de la historia: por segunda vez en Mundiales y Juegos, todos los ocupantes del podio bajaron de 1m 45s. El oro y la plata fueron para los británicos Matt Richards (1m 44,30s) y Tom Dean (1m 44,32s), y el bronce para el surcoreano Sunwoo Hwang (1m 44,42s). Popovici llegó el cuarto a la última pared en 1m 44,90s después de hacer el 50 decisivo en unos preocupantes 28,12s. Un tiempo de hundimiento. Mala señal para el plusmarquista mundial de 100 libre, que entre el miércoles y el jueves deberá acometer el asalto a la prueba que se supone que debe dominar. Más presión.

El nadador que más expectativas despierta en Fukuoka perdió a lo grande la final de los 200, al punto de que su tiempo en la semifinal (1m 44,70s) le habría valido una plata. Fue a por todas, quizás con espíritu experimental, quizás consciente de que para asegurar el oro le convenía una salida rápida que abriera brecha. Quizás en busca de algo nuevo. Después de ganar el título mundial de 200 el año pasado, el temperamento inquieto pudo empujar a Popovici a meterse en un fregado. La energía se le agotó a 20 metros de la gloria.

“Esto es algo bueno”

“Me sentí fatal”, dijo Popovic, al salir del agua, “fatal”.

“Pero fallar significa que podemos mejorar algo”, explicó, estoico, “y eso es algo bueno. Si haces la carrera absolutamente perfecta no tienes nada más que mejorar. Has alcanzado, básicamente, lo más alto. El límite. No te queda nada mejor que hacer. Ahora me queda el 100, que afortunadamente es la mitad que el 200. Eso no significa que no dolerá. Pero no dolerá tanto. Me encanta el 200. Me encanta el 100 también”.

Tom Dean, ganador de la plata en Fukuoka, oro en los Juegos de Tokio de 2021, hizo la reflexión del veterano prudente. “David es un chaval muy joven”, dijo el nadador inglés, de 23 años. “Lo que ha hecho no es el modo en que debes nadar un 200. Creo que está aprendiendo que no puedes salir tan rápido porque lo pagarás en la segunda mitad. Es una prueba muy táctica. La más táctica de todas”.

“David es un explorador”

“Siempre he comparado a David con un explorador”, dice Mihailo, su padre. “Desde que era un niño iba haciendo cosas que otros niños no hacían. Ahora está explorando un territorio par el que no hay mapas”.

La exploración tiene niveles. Calcular el reparto de esfuerzos en los 200 libres es una de las tareas más complejas que existen en la natación. Hacerlo para batir el récord de Biedermann es escalar el K2 en invierno y en medio de un temporal.

“Tienes que hacer dos sprints de 100 y encontrar un equilibrio para saber dónde aceleras y dónde te reservas”, observó Adrian Radulescu, el entrenador de Popovici. “Hemos estado experimentando. En abril de 2022 en Eslovenia empezamos lento y luego hicimos el segundo 100 lo más rápido posible; luego al revés; y en Budapest lo juntamos. En Roma, en los Europeos de 2022 empezó más lento y volvió más rápido. Ajustarlo tomará tiempo. Es una curva de aprendizaje. Pero creo que podría conseguirse el récord”.

El 25 de julio de 2023 fue señalado en rojo en el calendario por Popovici y su entrenador. El día D del asalto a la gran cumbre. Resultó en un fracaso de época. Tan grande, que solo parece al alcance del mejor nadador posible. Con los próximos Mundiales previstos para febrero de 2024 y unos Juegos para el verano siguiente, el hundimiento de Fukuoka puede inscribirse como el punto final o el punto de partida en una senda de aprendizaje que culmina en la final de 200 de los Juegos de París, el 29 de julio de 2024.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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