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El segundo milagro del Amorebieta

El equipo vizcaíno, que ascendió de nuevo a Segunda División hace dos semanas después de ser colista en la séptima jornada, aspira a mantener en la élite a un pueblo que apenas cuenta con 19.800 habitantes

Jon Rivas
Amorebieta
La plantilla del Amorebieta y dirigentes, equipo que ha ascendido a Segunda.Javier Hernández Juantegui

La vida discurre en Amorebieta, 19.800 habitantes, como si no se hubiera producido un milagro hace apenas dos semanas. Circulan los vecinos con tranquilidad por las calles del pueblo, respetan los automovilistas las limitaciones de velocidad y los alrededores del campo municipal de Urritxe, al otro lado de la autopista Bilbao-San Sebastián, no presentan la apariencia de haber sido el escenario de un fenómeno extraño, que un equipo de fútbol modesto ascienda a Segunda División otra vez, que se obstine contra corriente de nuevo.

La primera fue en un ambiente hostil, en el Vivero de Badajoz abarrotado y ante el equipo local, en 2021. Contra toda lógica, el Amore venció a un rival que sólo había perdido dos partidos en toda la temporada. Ascendió, jugó en Segunda y descendió, aunque peleando por la permanencia hasta el final. No regaló nada aunque pagó la novatada. Pero en el pueblo empiezan a acostumbrarse a los milagros, o tal vez no lo sean. El equipo azul era colista en la séptima jornada esta temporada. “Y ya empezaba el runrún entre los aficionados”, reconoce el presidente Jon Larrea. “Sabíamos que íbamos por el camino correcto, así que no nos precipitamos en nada”.

Los jugadores también pensaban lo mismo. “Era normal que hubiera desajustes”, reconoce Unai Marino, uno de los dos futbolistas del equipo que sobrevivía en la plantilla después del descenso de Segunda División. “Toda la plantilla era nueva, empezamos la pretemporada una docena”, recuerda. “Pero las dudas eran de los de fuera. Aquí, en casa, sabíamos que se estaban haciendo las cosas bien”, alega Asier Goiria, el director deportivo del Amorebieta; “poco a poco fuimos saliendo y consiguiendo buenos resultados”.

El equipo lo dirigía Haritz Mujika, que tomó las riendas tras la destitución de Iñigo Vélez de Mendizabal a mediados de la campaña anterior. Se había retirado como futbolista en el equipo vizcaíno y se incorporó al cuadro técnico. Las circunstancias le pusieron al frente, y en el club confiaron en su criterio. Poco a poco, el Amorebieta comenzó la escalada. “El Eldense estaba a nueve puntos de diferencia, pero no veíamos descabellado llegar a disputarles el primer lugar”, reconoce Goiria.

Entonces, una desgracia en el seno del club, devino en catarsis. Aitor Larruzea, directivo a la antigua del Amorebieta, de los que pintaban las rayas del campo, vendían entradas o hacían de delegado con los infantiles, apareció muerto, por causas naturales, en su habitación del hotel en el que el equipo se alojaba de cara al partido frente a La Nucia, en Alicante, que se suspendió por acuerdo entre ambos clubes. Fue un golpe durísimo para un club muy familiar. “Pero después de aquello”, relata el director deportivo, “nos tocó jugar tres partidos en una semana. Contra el líder, Eldense, el suspendido en La Nucia, y contra la Real B. Ganamos los tres y dimos un gran salto en la clasificación”. Según el presidente, “aquel fue el palo más grande de toda la temporada, sobre todo en el plano personal”.

“Empezamos a creer que podíamos asaltar el primer puesto”, dice Jon Mikel Magunagoitia, el portero titular del Amore, un chico del pueblo que salió de los equipos inferiores del club para integrarse en la estructura del Eibar y jugar la temporada pasada en el Zamora antes de regresar a casa. Sólo tiene 22 años y ya ha protagonizado un ascenso. “Para un jugador de aquí, que empezó en las categorías inferiores, es muy grande”, asegura. “Además, sientes el calor de los aficionados, que en los últimos partidos ha sido increíble. El día del ascenso, contra el Bilbao Athletic, ver toda la grada azul es inolvidable”.

El Amorebieta se reforzó a mitad de temporada con el australiano Ryan Edwards, y con Julen Jon, el hijo del mítico jugador del Athletic Julen Guerrero, que llegó cedido del Real Madrid, y que aportó cuatro goles al bagaje del equipo.

El ascenso llegó a la tercera, porque el Amorebieta pudo subir a tres jornadas del final frente al Logroñés. Ese día desplazó más de mil aficionados a Las Gaunas, que volvieron saciados después de una mañana por la calle Laurel, pero tristes tras el empate en el descuento del equipo local. “Fue un golazo y no hay nada que decir”, cuenta Magunagoitia. Su compañero, Unai Marino, reconoce que fue un mazazo, “pero no tuvimos ansiedad. Asier Goiria nos había dicho que un logro así se consigue en la última curva y derrapando, y queríamos demostrarle que podíamos hacerlo antes”.

Tuvieron que esperar dos jornadas más. “Se lo había advertido. No es nada fácil, aquí nadie regala nada”, contesta el director técnico. No pudo ser en Logroño, ni en casa, con Urritxe abarrotado, frente al Nástic, que se jugaba la permanencia. Ocurrió en Lezama, la que será su casa la temporada próxima, frente al filial del Athletic. Ahí se desbordó la alegría. Pero en la directiva mantuvieron la cabeza fría. “Sabemos que volverá a ser un reto complicado”, reconoce el presidente Jon Larrea, “pero no nos pilla de novatos. Tenemos la experiencia de la temporada pasada. Tendremos que ponernos a trabajar, pero ahora ya conocemos lo que hay que hacer”. Entre otras cosas, conseguir definitivamente que el Amorebieta pueda jugar en el pueblo. “Ahora no se dan las condiciones, pero estamos trabajando en un proyecto para que Urritxe pueda albergar partidos de Segunda División”. La directiva no quiere dar más detalles, “porque es el Ayuntamiento el que debe saberlo primero”, pero sí avanza que el fondo CVC que el club suscribió la anterior temporada, servirá para financiar una gran parte de las obras.

Tendrán que configurar una plantilla para la categoría, “en la que trabaja ya el director deportivo”, pero deberán, además, convencer a Goiria para que se quede una temporada más. “. Lo primero es cerrar su renovación. Estamos avanzando en las negociaciones, nos ha pedido tiempo, pero soy optimista”, dice Larrea. “Nos ha ido bien con él”. Lo que ya no pende sobre la cabeza de los dirigentes del Amorebieta, es la obligación de convertir al club en una sociedad anónima. “En nuestro primer año tuvimos que llevar a la Asamblea de socios el asunto porque era obligatorio. Cuando dejó de serlo, lo desechamos”. Para Larrea, “no es ni bueno ni malo ser sociedad anónima, pero para la realidad de nuestro club y nuestro pueblo tal vez no sea la mejor opción”. Una oportuna enmienda a la Ley del Deporte, inspirada por el PNV, que gobernará en el pueblo después de las elecciones municipales, allanó el camino.

Consumado el segundo milagro del Amorebieta, en el club afrontan el reto. “No será fácil”, repiten todos, “pero sí bonito, como la otra vez”. Este sábado, el Amorebieta se ha proclamado campeón de la 1ª RFEF, al vencer en la final al Racing de Ferrol (3-2 en el cómputo global de ida y vuelta), en su último partido en la categoría antes de jugar la temporada que viene en Segunda División.

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