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Mario García Romo, atleta: “No me da miedo decir ‘quiero ser campeón olímpico”

El salmantino, que junto a Mariano García y Mo Katir ha puesto al medio fondo español en la cumbre, intentará batir este miércoles un récord nacional de 1.500m más viejo que él

Mario García Romo
Mario García Romo, fotografiado la semana pasada en Madrid.Claudio Álvarez
Carlos Arribas

Apenas ha estado en Madrid Mario García Romo, que este miércoles 22 de febrero, peleará en la pista cubierta de Gallur con Mo Katir para ganar y para batir el récord de España de 1.500m (3m 33,32s de Andrés Díaz desde hace 24 años), y se prepara rodando por la ribera del Manzanares hacia la Casa de Campo y en las pistas del CAR junto a su compañero de equipo, el plusmarquista norteamericano de los 1.500m, la milla y los 3.000 Yared Nuguse, y conoce el Retiro no por correr por entre sus árboles como cientos de runners aficionados sino porque se paseó de niño en una visita de su colegio al Museo del Prado. Vive y se entrena en Boulder (Colorado, Estados Unidos), compartiendo apartamento con otros miembros del On Athletic Club (OAC), un grupo selecto entrenado por Dathan Ritzenheim. Se ha cortado el pelo a lo futbolista, con las sienes degradé y el flequillo rizado. Ha decidido no correr el Europeo en pista cubierta de Estambul (3 a 5 de marzo), en el que sería favorito, por no fastidiar su preparación para su gran objetivo, el Mundial de Budapest al aire libre, en agosto. No esconde sus ambiciones. “No me da miedo decir ‘quiero ser campeón olímpico”, apunta. “Si no te atreves a decirlo es quizás porque no te sientes capaz de serlo”. En su mesilla, un libro, The art of racing in the rain (El arte de correr en la lluvia), una novela de Garth Stein, en la que el narrador es Enzo, un perro, y que ha sustituido a El hobbit, de J.R.R. Tolkien, que entretenía sus paseos durante el Europeo de Múnich en el que fue tercero, tras Jakob Ingebrigtsen y Mo Katir, en el 1.500m.

Pregunta. En dos carreras en pista cubierta este invierno, en Boston y en Nueva York, ha corrido un 3.000m en 7m 34,74s y ha batido el récord nacional de la milla (3m 51,79s). ¿Ha cundido bien el entrenamiento?

Respuesta. Antes de competir ya sabía que había mejorado mucho, porque he notado que en los entrenamientos he conseguido mucha más resistencia. El objetivo de este invierno era hacer mucha carga, más volumen. Y no es que haya hecho mucho más volumen que el año pasado, pero ha sido más consistente al no competir tanto. Antes del 3.000m ya sabía que podía mejorar mi marca personal. Hice 7.34, una marca bastante buena, pero no estaba contento aun así con ella, y también en la milla quería hacer mejor tiempo.

P. ¿Autocrítica?

R. Me falta un poco acostumbrarme a no competir tanto, porque en la Universidad [Ole Mississippi] competía muchísimo [17 carreras de 800m a 5.000m en invierno y primavera pasados] y los entrenamientos no eran tan intensos, pero aquí, con el OAC, es al revés. Entrenamientos más intensos, menos competición. Hay que buscar un poco el equilibrio.

P. ¿Competía antes más para ganar que para buscar marca? ¿Correr para batir récords es diferente?

R. Es una mentalidad diferente. Ese es el error que cometí en la milla de Nueva York. Salí a por un tiempo, y por eso salí tan rápido, pero si vas a por la victoria, seguramente vas a conseguir ese buen tiempo. Corriendo así, es verdad que ayudé mucho a la gente que estaba en la carrera [su compañero de apartamento Nuguse batió el récord de Estados Unidos], pero tengo que ir más a por la victoria.

P. ¿Cómo es su vida en Boulder?

R. Me levanto a las siete, desayuno, leo, me relajo. Salgo a entrenar. Sesión larga por la mañana. Comida. Emails. Responder a la gente. Y una segunda sesión antes de que se ponga el sol. Y después, relax. Alguna película. Algo que no sea muy intenso, pero que haga disfrutar. Preparar la cena y a la cama. Intento echarme la siesta también. La gente piensa que tenemos mucho tiempo pero, en realidad, si estás entrenando y estás cocinando comida en condiciones y preparando las cosas no tienes tanto tiempo. Y tengo una lista de libros que me voy a leer en el próximo año.

P. Es usted de los pocos españoles que ha ido a Estados Unidos y se ha quedado allí como profesional del atletismo. ¿Iba ya predispuesto o se dejó conquistar?

R. Fui con la idea de no solo aprovechar la beca para estudiar en una universidad sino también con la de tener la oportunidad de ser profesional allí. La mayoría de los grupos profesionales en medio fondo y fondo se encuentran en Estados Unidos. No hay en Europa. Aquí hay núcleos de entrenamiento y profesionales individuales. Yo quería ser parte de un grupo, porque aunque sea un deporte individual, es como se mejora. Y ahora, por ejemplo, tengo la suerte de entrenar con Nuguse y Hoare, dos de los mejores corredores de 1.500m en el mundo. Son mis rivales, pero en el día a día, al entrenarnos juntos nos beneficiamos unos de los otros. Eso, después, hace que tengas la oportunidad de participar en campeonatos internacionales.

P. ¿Se siente más libre allí para plantear objetivos y el camino para lograrlos?

R. Yo tracé mis objetivos con Dathan, mi entrenador. En el mundo del atletismo, lo más importante es el aire libre siempre. Siempre ha sido así. Siendo el Mundial tan tarde, y siendo también mi primer año de profesional, Dathan tenía la idea de que había que entrenar más. Hay que dar prioridad a eso. Por arriesgar para ir a competiciones como el Europeo de pista cubierta y el Nacional, que añaden cuatro carreras más [semifinales y finales] al proceso, estás tocando ya la preparación de marzo, abril y mayo, que es cuando acumulamos kilómetros. Desequilibras la balanza.

El atleta Mario García Romo.
El atleta Mario García Romo.Claudio Álvarez

P. 2023 es también año preolímpico. ¿Ya enfoca su preparación pensando también en París 24?

R. Claro. Nosotros no decimos que los Juegos Olímpicos son el año que viene, decimos que son en 17 meses. También trabajamos para eso, no solo en los objetivos de este año. Queremos una progresión normal. Al final, quieras o no, cuando compites hay que disminuir mucho el volumen y eso es malo para el cuerpo. Hay que intentar acostumbrarle a un volumen alto, y en eso estamos.

P. ¿Cuántos campeonatos se pueden preparar en un año?

R. Mucha gente dice que todos. Hay atletas como Jakob Ingebrigtsen que corre todo, o los velocistas, con pruebas que no requieren el mismo volumen de entrenamiento y se benefician de la competición.

P. Y el noruego es un fenómeno... A los 22 años es campeón olímpico, campeón mundial, seis veces campeón de Europa, plusmarquista mundial del 1.500m en pista cubierta (3m 30,60s) …

R. Es un extraterrestre, por así decirlo.

P. Desde los cuatro años haciendo volumen, se podría decir...

R. Su método de entrenamiento le permite participar en muchas pruebas diferentes. Por eso puede participar y ganar en 1.500m y 5.000m al aire libre. Vemos que uno de los mejores atletas españoles de la historia, Adel Mechaal, puede doblar pero no luchar por la victoria en las dos pruebas. Es algo que solo está al alcance de Jakob, ahora mismo.

P. ¿Envidia a Jakob, con un padre obsesivo de entrenador, estrella de un reality desde niño, corriendo siempre con sus hermanos mayores?

R. No es envidiarle, no, pero a todo el mundo nos gustaría ser campeón olímpico y campeón del mundo.

P. ¿Y pagar ese precio por serlo?

R. Es una cuestión de prioridades. Se le criticó hace unos años porque en categorías menores dominaba tanto y se consideraba que entrenaba mucho, pero en realidad el tiempo le ha dado la razón. Es uno de los mejores atletas de la historia. Yo tengo mucho respeto por él y siempre lo tendré porque ha trabajado mucho por ello. Creo que sus éxitos no son tanto una consecuencia de su talento como de lo que ha trabajado estos años.

P. Una vida muy monótona, ¿no?

R. Una vida muy intensa y exigente. Mucha gente no la consideraría para sus hijos, pero fue su decisión, la de su padre y de sus hermanos en su momento, y a él le ha dado mucho también.

P. ¿Usted piensa 24 horas al día en el atletismo?

R. Hay que tener un equilibrio. Es muy importante no pensar todo el tiempo, pero a la vez tenerlo en cuenta. No es tanto pensar en atletismo como convertir tu vida entera en la vida de un atleta. Dormir, cuidarte, tener una vida sana, por así decirlo. Que es lo que me gusta, además. Si el año que viene tuviera que retirarme, mantendría el mismo estilo de vida.

P. ¿Pero no se es cada vez más extremo, no solo vida de monje sino vida controlada, midiendo las calorías, los hidratos, las proteínas en la alimentación; un anillo para medir los latidos y ver si se recupera en el sueño, siempre conectado a un entrenador que analiza los datos de la vida privada...?

R. Sí, sí, sí. Se demuestra que la obsesión es sana hasta un cierto punto. Por ejemplo, la gente se sorprendería de mi compañero Yared [Nuguse], lo poco que tiene en cuenta la alimentación, o las cosa que hace el día de competición. Le he visto tomarse un batido gigantesco el día de antes de competir. Es más importante estar también feliz, tener un estilo de vida que te guste, el que tendrías aun no siendo atleta. Esa es la clave para ser un buen atleta.

P. ¿Es su guía?

R. Yo, siendo cadete y juvenil, estaba un poco obsesionado con ese estilo de vida, y medía de todo. Me acuerdo que a los 13 años medía hasta la cantidad de agua que bebía antes de una competición... No era una obsesión tan, tan grande. Era porque al final no tienes a nadie que te diga esas cosas. Pero poco a poco te vas dando cuenta. Al final es madurar también como atleta.

P. Pero ese detalle delata también una mentalidad perfeccionista, ya de profesional, a los 13 años...

R. Aún tengo esa mentalidad porque es mi estilo de vida, es lo que me gusta. No me gusta ir a McDonald’s o al Burger King todos los días. Me lo permito de vez en cuando, pero en realidad cuando me encuentro mejor es comiendo saludable y durmiendo lo suficiente y en lugar de salir de fiesta ir a hacer algo en la montaña. Me parece más productivo.

P. Parece como si de niño en su pueblo en vez de soñar con ser astronauta ya quisiera ser atleta profesional de mayor…

R. Decidí que quería ser atleta hace muchos años. Cuando empecé en el atletismo siempre pensaba en los atletas más importantes del momento, y quería ser como ellos. Tenía bastante talento desde bien pequeño. En las primeras carreras en las que empecé a competir siempre salía desde el principio todo lo fuerte que podía y ya estaba solo desde el principio. Desde que empecé, no es que me diera cuenta, pero sí que la gente a mi alrededor sabía que tenía un poco más de talento.

P. No será obsesión, quizás, pero su vida también la guían sus objetivos...

R. Un récord de España, un oro olímpico...

P. ¿Tiene claro lo que quiere y que le costará mucho?

R. No me da miedo decir, quiero ser campeón olímpico o quiero batir el récord de España o quiero ser campeón del mundo...

P. La mayoría de los deportistas pueden pensarlo pero no quieren decirlo en alto por si no llegan y les piden cuentas...

R. No es por decirlo en alto, pero tienes que ser capaz de decirlo sin tener miedo. Si te causa miedo es porque no te crees capaz de conseguirlo. Yo siempre voy a decir mis objetivos, y no para que la gente los conozca, sino porque estoy seguro de ellos. Es lo que estoy trabajando. Más que en el resultado me estoy centrando mucho en el proceso. Si soy capaz cada día de hacerlo lo mejor que puedo, y hacer los entrenamientos que me manda mi entrenador, seguir el camino que él ha diseñado, cuando llegue ese momento, aunque quede segundo, estaré contento con ello. Has hecho todo lo posible por ello. Es la mentalidad que tengo ahora mismo.

P. Estando en Estados Unidos la mayor parte del año le será más difícil alcanzar mucha popularidad en España, quizás...

R. No creo que los deportistas hagan las cosas por fama. Yo es algo que hago porque me gusta. No quiero ser campeón olímpico por la fama que trae. Quiero ser campeón olímpico porque quiero serlo. Pero, bueno, me gusta venir a competir a España. Me gusta sentir también que soy español y que represento a España.

P. Pero sería bueno que sus gestas tuvieran más repercusión, ¿no?

R. A mí lo que me gustaría es tener más impacto en los atletas de categorías inferiores aquí en España. Yo he sido también un atleta cadete, juvenil, júnior, y me fijaba mucho en los atletas españoles. Quiero tener una influencia positiva en esos atletas. A lo mejor paso un poco más desapercibido, ¿no?, pero, bueno, yo creo que intento hacerme notar cuando compito en España. Aunque viva en Estados Unidos me considero español, y la gente me pregunta si intentaría conseguir la ciudadanía estadounidense, y yo respondo, no, no, yo soy español.

P. Las mejores marcas se consiguen ahora en los campeonatos y no en los mítines, como antes. ¿Influye en ellos la limpia que el antidopaje ha hecho en Kenia?

R. Sí, sí, sí... Es algo necesario aun triste, igual que en España el pasaporte biológico... requiere regulación y es un problema que no esté regulado, y que los casos del pasado se hayan tapado y no se vayan a abrir. Espero que en el futuro se tenga en cuenta. Al final, que un deportista español dé positivo hace que se pongan en entredicho los resultados de todos. Ese es el problema. No todo el mundo es así. Hay que tener regulaciones para que se sancione lo más posible.

P. En España, después de la Operación Puerto y el caso de Marta Domínguez y la Operación Galgo, los atletas nacidos con el cambio de siglo llegaron con otra cabeza, una mirada limpia, ¿no?

R. Es muy importante que ha habido mucha educación contra el dopaje. Y además, ahora la tecnología, las zapatillas, nos está ayudando mucho a la recuperación, a que podamos correr en tiempos muy buenos. Es también parte del atletismo, mejorar los productos y sacar zapatillas menos lesivas, que permitan entrenar más. Una de las razones principales de por qué se está corriendo tanto es porque la gente no se lesiona tanto ahora. Si una persona que no tenía continuidad es capaz de entrenar dos años seguidos, es mucho mejor.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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