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El Madrid se salva ante el Valencia en el último segundo (86-85)

El conjunto de Mumbrú tiene un lanzamiento para remontar ante los blancos, que llegan a las semifinales con mucho sufrimiento y se medirán al Unicaja

Deck lanza ante Radebaugh.
Deck lanza ante Radebaugh.Enric Fontcuberta (EFE)
Juan Morenilla
Copa del Rey - cuartos - jornada 1
Real Madrid
Real Madrid
86 85
Finalizado
Valencia Basket
Valencia Basket

Un lanzamiento, un segundo. La diferencia entre el éxito o la decepción. El tiro de Chris Jones que no entró en la última posesión del partido para abrochar una remontada inverosímil del Valencia. Y el Madrid que alcanzó las semifinales de la Copa (86-85) después de mostrar dos caras: una muy dominante durante la primera parte, otra vulnerable en la segunda. El sábado se batirá contra el Unicaja, que derrocó al campeón Barça en la prórroga (87-89).

El conjunto blanco salió a quemar zapatilla. Corrían los muchachos de Chus Mateo y repartían galones en ataque, cada uno con su porción de tarta. El Valencia chocó con el muro interior que ya esperaba y buscó refugio en el tiro exterior. Dubljevic y Claver sacaron de la zona a Tavares y Yabusele, pero la estrategia se hundió cuando sus lanzamientos rebotaron en el aro. Tres triples erró el montenegrino y otros dos el valenciano en el primer cuarto, nulo argumento cuando en el tablero contrario debían frenar a un tren como el francés y a un coloso como el caboverdiano. La amenaza naranja no había funcionado y el Madrid se lo hizo pagar estirando sus primeras rentas hasta el 20-9. El grupo de Mumbrú no encontraba soluciones ni por dentro ni por fuera. Tavares, en cambio, dictaba su ley. El pívot es tan decisivo por lo que hace como por lo que evita. Es martillo y escudo.

El Madrid lució segunda unidad después de la primera pausa. Cornelie y Llull percutieron a distancia, Hezonja y Hanga exploraron las grietas de la defensa valenciana y Poirier sumaba en el rebote ofensivo. Los cinco habían sido suplentes: el arsenal blanco es infinito. Al Valencia se le agotaba el tiempo entre las manos, incapaz de contener golpes que le llegaban de todos los lados (31-15). La resistencia era cubana. Jasiel Rivero se atrevió con un par de penetraciones aprovechando que Tavares descansaba en el banquillo, un respiro que coincidió con un 0-8. Es inevitable que se note la ausencia de semejante montaña (35-26), pero no es una tragedia en una plantilla tan extensa y rica como la madridista. Hezonja tomó el relevo anotador (10 puntos en el segundo cuarto) y Poirier rebajó a Pradilla con un tapón descomunal. Un triple de Evans y otro de Prepelic en el último segundo antes del intermedio dejaban un hilo de esperanza para los naranjas (41-34). Llull, con un golpe en una rodilla, ya no jugaría la segunda parte.

El Valencia siguió la escalada con un mejor despliegue defensivo. Dos camisetas naranjas abrazaban a Tavares cuando el faro del Madrid recibía la pelota. Claver y Dubljevic despertaron del letargo, Pradilla estiró la muñeca y Jones correteó en la zona y aportó desde el perímetro. El base estadounidense entraba en esa zona caliente de los partidos que le sienta tan bien. De repente, el encuentro recuperó la emoción que había perdido (51-47). El conjunto de Mumbrú jugaba al menos con la fe y la convicción que apenas exhibió en el arranque. El Madrid movió su abundante cesto. Era el ratito de Hanga, por ejemplo. Y de Deck, que suma y suma sin hacer ruido (19 puntos). Necesitaba Chus Mateo tirar de repertorio porque las fuerzas se habían igualado. El Valencia devolvió el choque a la casilla de salida con una penetración de Prepelic (60-58) que obligó al técnico blanco a mandar parar.

Había partido en Badalona. Una antideportiva a López-Arostegui caldeó la llegada a meta. La cita era ya una partida de ajedrez en la que cada movimiento valía oro. El Madrid conservaba un palmo de ventaja, pero erraba a menudo desde la línea de los tiros libres. Harper confirmó su crecida y a su triple respondió Hezonja con otro bingo lejano (75-68). Alexander chocó contra una pared de granito cuando intentó un mate en la cara de Tavares. Por ahí no se podía pasar sin un costalazo contra el parquet. El Valencia se creía capaz de todo cuando Jones y el eterno Dubljevic acertaron desde la línea exterior. A tres minutos para el final, lo impensable: empate a 79. ¡Sí se puede!, cantaba el Olímpic. Harper adelantó a los naranjas por primera vez desde la canasta inicial, pero Deck firmó cinco puntos en un suspiro. Los fallos, sin embargo, abundaban más que los aciertos. Con 26,3 segundos por delante, el Madrid dominaba por un punto (86-85) y la posesión era del Valencia. Jones tuvo la gloria en su mano. Falló y los blancos alcanzaron la semifinal tras un inesperado sufrimiento.

R. MADRID, 86; VALENCIA, 85

Real Madrid: William-Goss (4), Musa (9), Deck (19), Yabusele (10) y Tavares (11) —quinteto inicial—; Llull (3), Cornelie (3), Hanga (9), Hezonja (16), Poirier (0), Sergio Rodríguez (2). .

Valencia: Jones (20), Radebaugh (4), Puerto (0), Claver (4) y Dubljevic (9) —quinteto inicial—; López-Arostegui (3), Alexander (8), Rivero (8), Prepelic (5), Harper (16), Pradilla (5), Evans (3).

Parciales: 21-13, 20-21, 22-24 y 23-27.

Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Óscar Perea y Joaquín García González.

Olímpic de Badalona. 9.218 espectadores.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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