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Laia Sanz, tras dar varias vueltas de campana, resiste en el Dakar

La piloto barcelonesa, que sale ilesa de la sacudida, logra recuperar su vehículo justo a tiempo para evitar su primer abandono en trece participaciones en el rally

Reparación del coche accidentado de Laia Sanz.
Reparación del coche accidentado de Laia Sanz.

Laia Sanz (Corbera de Llobregat, Barcelona, 37 años) se agarra como sea a la caravana del Rally Dakar. En su pellejo, otros hubieran tirado la toalla. En una edición donde está penando como nunca y que la ha llevado al borde de las lágrimas, de rabia y frustración, la barcelonesa volvió a vivir un infierno personal en la quinta etapa de la prueba. Un brutal accidente, del que tanto ella como su copiloto, Maurizio Gerini, salieron afortunadamente ilesos, les dejó varados durante cuatro horas en el km 28 de una especial de 374.

Habían dado varias vueltas de campana y se habían desplazado más de 100 metros tras pillar un mal bache en un llano sobre la arena. a. “Lo importante es que estamos de una pieza, porque el golpe ha sido muy fuerte. Hemos dado cinco vueltas de campana”, comentó a su llegada al campamento. Su Astara había quedado destrozado, prácticamente para el desguace, pero los mecánicos de esta prueba tienen mano de santo. El equipo puso todos sus recursos en intentar reparar el vehículo y logró su objetivo a pesar del mal estado de los cuatro ejes, con los brazos de suspensión y las manguetas rotas por culpa del violento impacto contra el suelo, todavía endurecido por las lluvias torrenciales del martes. “Quiero agradecer a Sergio Vallejo y a Mario González que se hayan parado a ayudarnos y nos hayan acompañado durante toda la especial, y también al camión de asistencia que han hecho un súper trabajo reparando los desperfectos”, agradecía Sanz.

Oscar Fuertes, jefe de filas del equipo, que les daba un 20% de opciones de poder completar la etapa después de revisar las primeras imágenes del incidente, celebró la intervención del cuarto coche del equipo, conducido por Sergio Vallejo, y el camión asistencia de Javier Jacoste. Entre todos pudieron conseguir todas las piezas necesarias y reparar lo irreparable. Quedaba la duda: “Veremos si podemos llegar”.

Sanz, que se accidentó a las 10:30h (hora local) reanudó la marcha alrededor de las 14:30h. Tenía una ventana de casi 12 horas para completar la etapa, y necesitó 11h05m49s para completarla. Resistió bajo mínimos, pero con mucho pundonor, para esquivar el primer abandono de su trayectoria dakariana, donde acumula 13 participaciones. La barcelonesa, reconocida por sus notables actuaciones en categoría de motos -fue novena en la general de 2015-, venía de firmar su mejor resultado de etapa a cuatro ruedas en su segunda temporada disputando el rally en coches.

En la cuarta etapa, también con inicio y meta en Ha’il, terminó en 20ª posición a 45m09s del ganador, el francés Sébastien Loeb (BRX). La piloto de Corbera perdió todas sus opciones en la clasificación general, donde se había marcado el objetivo de quedar entre los 15 primeros, después de sufrir una jornada de calamidades en la segunda especial, que fue una verdadera escabechina para un gran número de vehículos. Allí perdió más de seis horas en la línea de meta y llegó descorazonada y agotada a su autocaravana.

Casi no pudo evitar las lágrimas mientras comía unos macarrones recalentados mientras se lamentaba de la mala suerte acumulada. “Nos ha pasado de todo, llegamos a ir octavos”, explicaba a EL PAÍS cuando se acercaba la medianoche del martes. Un espárrago roto les acabó de fastidiar una jornada en la que les ocurrió de todo. Tuvieron un pinchazo en el km 20, el coche no respondía cuando ella daba gas e iba a trompicones por un fallo eléctrico en los tramos lentos y, cuando se veían entre los diez mejores, la rotura les hundió. La avería provocó que tuvieran que esperar varias horas para ser asistidos (era una de las pocas piezas que no llevaban encima) y, resignados, ella y su copiloto hicieron una hoguera para pasar el mal trago.

Al amanecer, Sanz despertó con ganas de disfrutar de la prueba a pesar del infortunio. “Toca ser positivos y dejar atrás lo de ayer”, comentaba. En un Dakar sin tregua para todos los participantes, la de Corbera sufrió otro mazazo y volvió a levantarse. No abandona. Está hecha de otra pasta

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