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Polémica nacionalización exprés de Lorenzo Brown para el Eurobasket

El sindicato de baloncestistas españoles (ABP) crítica la carta de naturaleza otorgada al base estadounidense para que juegue con España y advierte del mensaje negativo que se le manda a la cantera nacional

Lorenzo Brown, a la izquierda, en la Euroliga con el Fenerbahçe.
Lorenzo Brown, a la izquierda, en la Euroliga con el Fenerbahçe.
Juan Morenilla

España ficha a Lorenzo Brown. El base estadounidense ha logrado la nacionalidad española por carta de naturaleza y podrá ser convocado con la selección para sus próximas citas, con el Eurobasket del 1 al 18 de septiembre en el horizonte. La federación ha movido ficha con esta solicitud para cubrir una vacante de urgencia y el BOE publicó este martes la resolución “a propuesta de la Ministra de Justicia en atención a las circunstancias excepcionales que concurren en don Lorenzo Brown”.

Las lesiones de Ricky Rubio y Carlos Alocén, y la renuncia de Sergio Rodríguez, abrieron de repente un agujero en una posición clave, la de director de juego, con el Europeo a la vuelta de la esquina. El elegido ha sido este base-escolta de 1,96 metros y que cumplirá 32 años el 26 de agosto, cinco días antes de que comience el torneo continental. Para entonces la idea del seleccionador, Sergio Scariolo, es contar con él para la concentración que España iniciará a principios de agosto y que conducirá al Eurobasket previo paso de otro turno de las ventanas (22-30 de agosto) clasificatorias para el Mundial de 2023.

La nacionalización exprés de Brown ha levantado sin embargo una intensa polvareda por la falta de vínculo personal y profesional del base estadounidense con España y el baloncesto nacional. El sindicato de jugadores (ABP) criticó este martes la fulgurante incorporación de Brown al considerar que envía un mensaje “muy nocivo” a los baloncestistas nacionales y tiene “un impacto muy negativo tanto sobre el presente como sobre el futuro”. Dani Pérez, base del Manresa que ha participado en la selección en las ventanas, expresó también en sus redes sociales su disconformidad: “Lamentable no, lo siguiente”.

La selección masculina de baloncesto no echaba mano de las nacionalizaciones exprés desde que captó a Serge Ibaka en 2011. El pívot congoleño ganó el Eurobasket de ese verano con España y fue plata en los Juegos de 2012. Su último servicio a la familia fue el Mundial de 2014 (derrota en cuartos contra Francia en Madrid), antes de que la aparición de Nikola Mirotic abriera un intenso debate y obligara a un descarte, ya que la normativa de la FIBA solo permite reclutar a un naturalizado por torneo. Entre las presiones de la NBA y el cruce de opiniones e informes sobre qué carta era mejor jugar, Mirotic, de origen montenegrino, se colgó el oro en el Eurobasket de 2015 y el bronce en los Juegos de 2016. Ahí se cerró un paréntesis, el de los fichajes extranjeros, que ahora se abre de nuevo con Lorenzo Brown con mucho ruido detrás al tratarse de un caso muy diferente, por su falta de arraigo con España, a los de Ibaka y Mirotic.

Scariolo conoce de cerca al nuevo. Lo dirigió cuando formó parte del cuerpo técnico de Toronto en 2018, la cuarta estación del base de Georgia en la NBA, después de Philadelphia, Minnesota y Phoenix, siempre con números discretos: 107 partidos y 2,8 puntos, 1,5 rebotes y 1,8 asistencias por noche en la temporada regular. Luego comenzó un periplo europeo en el que tras pasar por Estrella Roja, Fenerbahçe y este último curso por Unics Kazán, le conducirá la próxima campaña al Maccabi. De este viajero, más allá de la hoja de estadísticas, valora Scariolo su experiencia, la fe en un rendimiento inmediato y la fortaleza física que hoy día demanda cualquier lugar en la cancha. La mayoría de las grandes selecciones se han forrado con bases de casi dos metros, atletas rápidos y fuertes, y el técnico precisa un director de juego que se faje en defensa y a la vez genere y anote en ataque. En lo que tiene en el cesto, Scariolo no duda de que hay talento, pero también observa escasa carrocería para el choque en unos casos y poca madurez competitiva en otros, dos asteriscos que no tienen indulto en una competición como un Europeo, un torneo corto y que requiere jugadores hechos más que aprendices.

Sin dos seguros de vida como Ricky y Sergio Rodríguez, por el cásting han desfilado Quino Colom, Guillem Vives, Alberto Díaz, Ferran Bassas y Dani Pérez, todos bajo la lupa del seleccionador, con Sergio Llull y Jaime Fernández como alternativas. A la rueda de aspirantes se une Lorenzo Brown, otro fichaje exprés, esta vez muy polémico, para ganar músculo y horas de vuelo para el Eurobasket.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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