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La Federación Internacional de Natación deja fuera a las mujeres transexuales

El congreso de la FINA aprobó con el 72% de los votos prohibir que quienes no hicieran su tránsito antes de los 12 años participen en competiciones femeninas

Lia Thomas
Lia Thomas durante el campeonato de la NCAA.John Bazemore (AP)
Diego Torres

La Federación Internacional de Natación se convirtió este domingo en el primer organismo regulador de un deporte olímpico que sometió a votación la inclusión de los deportistas transexuales. Reunidos en un congreso extraordinario en el Estadio Puskas de Budapest, el 71,5% de los representantes de las federaciones nacionales votaron contra el acceso a las competiciones femeninas de todas las personas que han experimentado la pubertad de un hombre.

La resolución se basó en los informes de un comité científico que determinó que el desarrollo hormonal durante la pubertad brinda a los hombres una ventaja muscular sobre las mujeres. La Asociación Mundial de Entrenadores le dio su respaldo en un comunicado: “Las mujeres transgénero suelen retener ventajas físicas incluso cuando se suprime la segregación de testosterona”.

El documento aprobado sobre la política de elegibilidad expresó textualmente que “los deportistas que han realizado el tránsito de hombres a mujeres (mujeres transgénero) serán elegibles para competir en categorías femeninas de competiciones de la FINA y podrán establecer récords mundiales en categoría femenina si pueden determinar, para satisfacción confortable de la FINA, que no han experimentado la pubertad masculina en parte alguna más allá del Estado Tanner 2 o antes de cumplir los 12 años. Específicamente, el deportista debe proporcionar pruebas de que 1) ha completado la insensibilidad a los andrógenos; o 2) son sensibles a los andrógenos pero han suprimido la pubertad masculina antes de los 12 años, y desde entonces continúan manteniendo los niveles de testosterona por debajo de los 2,5 nanomoles por litro de plasma”.

Respecto a la elegibilidad para las competiciones masculinas, un sondeo interno de la FINA arrojó que el 83% de sus miembros votaron a favor de limitarla “exclusivamente al sexo de nacimiento”. A pesar del resultado de esta encuesta, la FINA determinó que su política de admisión para todas las competiciones oficiales incluiría a todos los hombres, incluyendo a los que habían hecho la transición de mujeres a hombres.

En una cláusula especialmente conservadora, por comparación con otras federaciones, la FINA determinó que las federaciones miembro deberán certificar el sexo biológico de sus atletas al registrarlos para las competiciones oficiales, así como al inscribir sus récords mundiales.

El presidente de la FINA, el kuwaití Husain Al Musallam, defendió su ecuanimidad proponiendo una tercera categoría “open” abierta a los transexuales sin restricciones. “Debemos proteger los derechos de nuestros deportistas a competir”, dijo, “pero también debemos proteger la justicia de nuestros eventos, especialmente en la categoría femenina. Entiendo que algunos trans puedan no estar de acuerdo. Para ello quiero abrir un grupo de trabajo, para que haya categorías trans en eventos importantes”.

“Transfobia”

El Comité Olímpico Internacional considera que cada deporte debe formular sus propias normas sobre la inclusión de los transgénero, según la naturaleza de las disciplinas en cuestión. La natación, en donde la estatura, el tamaño de los pies, la envergadura y la fuerza resultan decisivos, ha sido especialmente sensible a este fenómeno desde que Lia Thomas se convirtió en la primera persona transgénero en ganar un campeonato universitario en Estados Unidos contra las manifestaciones de repudio del público y buena parte de sus competidoras, que la acusaron de aprovecharse de un desarrollo físico ventajoso.

Thomas, que nació hombre y que acredita condición legal de mujer, se impuso en la final de 500 yardas y conquistó el título para la Universidad de Pennsylvania en un clima de revuelta. Señalada como una tramposa, fue abucheada desde las gradas y muchas nadadoras le guardaron las distancias. El equipo de la Universidad de Princeton presentó una queja a Robin Harris, directora ejecutiva de la Liga de Universidades del Este, la Ivy League, acusando a Thomas de explotar ventajas biológicas evidentes que le permitían incluso mostrarse superior a deportistas de categoría olímpica. “Esto socava medio siglo de lucha por los derechos de la igualdad de la mujer en el deporte”, protestaron las nadadoras de Princeton. Harris replicó en defensa de Thomas acusando a sus detractoras de “transfobia”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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