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Ferrari se aturulla en el alboroto del GP de Mónaco y Checo Pérez sale victorioso

La estrategia de la ‘Scuderia’ evita el triunfo de Leclerc, a la vez que Red Bull catapulta al mexicano, que se impone a Sainz

Sergio Checo Pérez celebra su triunfo en el Gran Premio de Mónaco.
Sergio Checo Pérez celebra su triunfo en el Gran Premio de Mónaco.BENOIT TESSIER (REUTERS)
Oriol Puigdemont

El circuito de Mónaco ya es de por sí un escenario lo suficientemente particular, como para que los responsables de Dirección de Carrera se metan en un lío ellos solos, que termine por convertir el gran premio en un auténtico delirio. La lluvia provocó que a los comisarios les entrara el tembleque y optaran por ir retrasando el arranque de la prueba para incredulidad de los pilotos y de su tropa, que en según qué momentos no sabía qué hacer ni hacia dónde ir, de arriba para abajo sin rumbo, como pollos sin cabeza. En un domingo marcado por la algarabía, Ferrari tuvo a bien ponerle todavía más picante al asunto para desgracia de Charles Leclerc, que sigue con la maldición que le persigue en Montecarlo. El mal fario que persigue al monegasco parece cosa de magia negra. El muchacho acumula dos ‘pole position’ consecutivas en su casa, por más que todavía no ha conseguido transformar en victoria ninguna de ellas. El año pasado, una avería en su monoplaza le impidió hasta tomar la salida. Esta vez fueron las decisiones tomadas desde el muro las que le negaron un triunfo que tenía muy bien encarrilado.

Tras el fallo en el motor que le condenó el domingo pasado en Montmeló, Leclerc lo tenía todo de cara para desquitarse de la mejor manera imaginable. Sin embargo, el caos que se instaló en Montecarlo debido al mal tiempo hizo que Ferrari se aturullara, que a sus estrategas se les nublara la vista y que él terminara todavía más cabreado que la semana pasada en el Circuit. La poca gracia de Ferrari coincidió con la destreza de Red Bull en el momento clave, que fue cuando el circuito se secó y llegó el momento de desechar las gomas de lluvia extrema con las que todos los coches arrancaron.

Colocado cómodamente al frente del pelotón, a Leclerc le llamaron para que acudiera al taller en primera instancia (vuelta 18) pero le colocaron los compuestos intermedios, sin reparar en que Checo Pérez, que circulaba el tercero y había parado un giro antes (el 17º), iba a salir por delante de él. Esa vuelta fue suficiente para que a la marca de Maranello le entrara el pánico y volviera a reclamar la presencia de Leclerc, que se reincorporó a la pista el cuarto, por detrás del mexicano, de Carlos Sainz y de Max Verstappen. La bandera roja que volvió a pararlo todo permitió ver al líder de Ferrari completamente desencajado, sin saber muy bien hacia dónde mirar ni qué decirles a sus chicos, conscientes todos ellos del marrón en que le habían metido.

La enésima reanudación ordenó el rebaño y dejó el asunto visto para sentencia a favor de Checo y Red Bull. Se trata de la tercera victoria del corredor de Guadalajara en la F1, la primera esta temporada después del chasco que se llevó el domingo pasado en España, donde sus jefes le obligaron a dejarse adelantar por Verstappen. Al igual que entonces, en Mónaco tampoco ganó ni el piloto más rápido ni el coche más rápido, Leclerc y Ferrar, a quien no sirvió de consuelo ni la segunda posición de Sainz, un auténtico perro de presa detrás del chico de Jalisco, que se las apañó para ensanchar su monoplaza y así desactivar cualquier intento de ataque por parte del madrileño. Mad Max completó un podio que le permite coger algo más de aire al frente de la tabla general sobre Leclerc, que nada más cruzar la meta se quedó atónito, como si no se creyera qué acababa de pasar: “No tengo palabras. La temporada es larga, pero no podemos hacer esto”. Fernando Alonso, por su parte, terminó el séptimo, la misma posición que ocupó en la salida.

Leclerc: “No podemos permitirnos perder estas oportunidades”

Charles Leclerc y Max Verstappen han sido, con diferencia, los dos pilotos más rápidos de esta temporada, una sensación avalada por la estadística, que coloca al actual campeón al frente del Mundial, con una ventaja de nueve puntos sobre el monegasco. Sobre el papel, las cuatro victorias del chico de Red Bull deberían pesar más que las dos del monegasco, que, sin embargo, ha sido más regular.

La escudería energética ha tardado un poco en encontrar el equilibrio en su monoplaza, algo normal si tenemos en cuenta la sacudida que se le ha dado al reglamento, esa misma que ha permitido a Ferrari sumarse a la fiesta. En Maranello, no obstante, comenzaron como un tiro para entrar después en una dinámica muy preocupante.

El F1-75 ha pasado de parecer un coche perfecto a tener problemas, como ocurrió en Barcelona con la avería que privó del triunfo a Leclerc. Siete días después de sufrir aquel gatillazo fueron las cabezas pensantes de la Scuderia quienes cortocircuitaron en Mónaco, de nuevo con Leclerc como víctima. Dos bofetadas difíciles de digerir para un corredor llamado a hacer historia en el equipo italiano y que apenas ha patinado en este 2022. Consecuentemente, el muchacho exige ese mismo nivel a quienes dirigen la estructura, los responsables de que a Ferrari se le escapara un doblete que tenía prácticamente en el zurrón.

“Está claro que los errores pueden darse; pero hoy hubo demasiados. Evidentemente, en estas condiciones tan adversas uno confía en aquello que le dicen por la radio, porque al volante no puedes verlo todo tan claro y no sabes qué están haciendo los otros”, expuso Leclerc para explayarse en el momento clave de la carrera: cuando recibió la llamada para realizar su primer cambio de neumáticos, el que le condenó. “Me habían preguntado si quería pasar por las gomas intermedias y les dije que sí, pero que más adelante. No sé en qué momento cambiaron de idea”, añadió el piloto, que lógicamente tiene miedo de no poder sacar partido de la ventaja que parece darle su coche. “Estamos muy fuertes, nuestro ritmo es extremadamente bueno, y por eso no podemos permitirnos perder este tipo de oportunidades”, lamentó.

Poco después de terminar la prueba, Ferrari interpuso una reclamación contra Max Verstappen y Checo Pérez, basada en que el neerlandés y el mexicano traspasaron la línea que delimita la salida del carril de aceleración al reincorporarse a la pista después de visitar los garajes, en la 22ª vuelta. La FIA (Federación Internacional del Automóvil), en cualquier, desestimó la protesta. “Creemos que hubo una clara infracción”, declaró Mattia Binotto, director de Ferrari. Christian Horner, su homólogo en Red Bull, defendió a los suyos, y aseguró que ni siquiera había tenido que ir a defenderse ante los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil, que optaron por advertir a la pareja de la formación energética.

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