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Un Ansu Fati más musculado vuelve ante el Mallorca tras un calvario de lesiones

El delantero del FC Barcelona, que regresa a la competición, se ha machado en el gimnasio para fortalecerse y prevenir nuevas lesiones después de que descartase operarse tras la última lesión

Jordi Quixano
Ansu Fati, en uno de los entrenamientos recientes del Barcelona.
Ansu Fati, en uno de los entrenamientos recientes del Barcelona.Alejandro García (EFE)

Hace tres temporadas, el exsecretario técnico del Barcelona, Ramon Planes, conminó al entrenador Ernesto Valverde para que acudiera a un partido del juvenil del Barcelona. Ansu Fati (Bissau, Guinea-Bissau; 19 años) fue el mejor de largo y Planes le pidió que lo subiera a entrenar con el primer equipo. Aunque el técnico opuso resistencia de inicio, acabó cediendo ante la insistencia del área deportiva. Al día siguiente, Ansu marcó tres goles en el entrnamiento. Suficiente para que Valverde se convenciera y para que el delantero se atornillara en el primer equipo con 16 años.

La experiencia, después de luchar tanto tiempo por alcanzar la meta, le hizo entender a Ansu el fútbol como si cada minuto y cada balón fueran el último, incapaz de negociar con el esfuerzo, lesionado en demasiadas ocasiones. La necesidad del equipo en dos cursos de sinsabores también le apremió a cada momento.

Ahora vuelve hecho un toro por más que desde dentro del club crean que hubiese sido mucho mejor que pasara por el quirófano después del último contratiempo (distensión del bíceps femoral izquierdo) en vez de hacer un tratamiento conservador. Este domingo, ante el Mallorca, Ansu regresa. “Jugará unos minutos. Se siente bien y se le ve sonriente. Es una pena no poder haberlo utilizado estos meses porque marca las diferencias, es especial y diferente”, concedió Xavi.

Ansu quiso estar en el partido de vuelta ante el Eintracht, pero desde el cuerpo técnico y en connivencia con el médico le dijeron que no había que arriesgar, que contaban con extremos como Dembélé, Ferran y Adama, y que no urgía tanto como antaño. “Espero que, en breve, pueda estar con el equipo”, anunció el punta hace dos semanas. Pero no ocurrió ante el Cádiz, la Real ni el Rayo. Ahora espera acabar con el rosario de lesiones que ha sufrido, al punto de que ha estado 484 días de baja en las dos últimas temporadas. “No tiene ninguna molestia, aunque irá poco a poco para coger ritmo y sensaciones. Ha hecho una recuperación holgada, quizá más de lo que debería, para afrontar bien el final de temporada”, señalan desde el entorno de Fati.

No han sido sencillos estos dos cursos para Ansu, que solo ha podido disputar 20 encuentros (con un saldo de 10 goles), lastrado por las lesiones. Todo empezó al romperse el menisco interior de la rodilla izquierda en noviembre de 2020, después de una entrada de Mandi (Betis) y la consiguiente intervención quirúrgica. Una lesión que se complicó a cada ocasión que los preparadores elevaban las cargas de trabajo. Debió operarse en otras tres ocasiones. Pero su agente, Jorge Mendes, le recomendó visitar al médico del Oporto y jefe de los servicios médicos de la selección portuguesa, José Carlos Noronha. Eso y que empezó a encomendarse en Madrid al fisioterapeuta Joaquín Juan, que ha trabajado con Gasol, Nadal y Cristiano Ronaldo.

Así, después de la lesión ante el Celta en noviembre pasó un mes en un hotel boutique de Madrid en solitario y, más adelante, cuando volvió a romperse frente al Athletic, estuvo otro mes en un piso de la capital junto a su hermano Braima. Concienzudo y metódico, Ansu no se tomó un solo día libre y trabajó mañana y tarde para remodelar su cuerpo. “Está muy bien. Físicamente ha hecho un cambio radical que se ve a la legua porque se propuso cambiar el metabolismo para ser más maduro muscularmente. Ha ganado quilos de masa muscular”, apuntan desde el entorno del futbolista. Ya en casa, ha seguido la readaptación con los fisioterapeutas del Barça. “Tiene ganas de sentirse futbolista”, añade una fuente de su círculo.

Desde el equipo y la grada también aguardan con ilusión la vuelta del número 10, dorsal que heredó de Messi. Porque siempre lo hace con un gol, como ocurriera en su primera vuelta del año ante el Levante (un gol en nueve minutos), después ante el Dinamo de Kiev (1 gol en 87 minutos) tras superar un pequeño contratiempo en la rodilla, y también ante el Madrid en la Supercopa de España (1 gol en 54). “Cuando chuta siempre marca, tiene un don. Tiene un talento futbolístico superlativo y está llamado a conseguir la gloria”, le definió el presidente Joan Laporta cuando le renovaron hasta 2027 con una cláusula de 1.000 millones.

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