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Atletas de estado frente a atletas becados: dos modelos deportivos diferentes

El CSD estudia cómo reformular el plan ADO, del que todavía no hay director, y algunos atletas alaban la vía italiana

Adriana Cerezo, celebra el pase al combate por el oro en los Juegos de Tokio en la categoría de -49kg.
Adriana Cerezo, celebra el pase al combate por el oro en los Juegos de Tokio en la categoría de -49kg.RUNGROJ YONGRIT (EFE)
Eleonora Giovio

El Consejo Superior de Deportes (CSD) lanzó el pasado 23 de febrero el programa llamado Team España Élite para financiar (con unos 48 millones de euros provenientes de los Pactos de Viana y de los derechos del fútbol) aquellos deportistas con más opciones de medalla en los Juegos de París 2024 y que serán elegidos por una comisión técnica formada por el CSD, el COE (Comité Olímpico Español) y las Federaciones. Es un plan independiente al de ADO —que se quiere reformular porque ha quedado antiguo y ha perdido hasta ocho patrocinadores en los dos últimos ciclos olímpicos— y ha servido para abrir el debate sobre cuál es el modelo deportivo más adecuado. Algunos deportistas alaban el italiano, el de atletas de estado.

Adriana Cerezo y Alberto Ginés no tienen más de 37 años entre los dos. Son dos de los jóvenes con más proyección del deporte español. El escalador, 19 años, tocó la gloria en los Juegos de Tokio con el oro en el debut olímpico de su deporte. Durante años hizo kilómetros y kilómetros en furgoneta con su entrenador, apretados, recorriendo Europa para estar en la cima. La taekwondista de 18 años, la niña maravilla, asombró al mundo con su desparpajo en el tatami y se quedó a dos puntos del oro.

Ginés recibió por primera vez la beca ADO en el año 2020. Cerezo en 2021, precisamente con la plata olímpica. El Plan ADO (Asociación de Deportes Olímpicos), que se creó en 1987 para financiar la preparación olímpica de los deportistas para los Juegos del 92, premia a los atletas que acrediten estar entre los ocho mejores en las pruebas más importantes (Juegos, Mundiales, Europeos).

Son varios los deportistas que, desde Londres 2012, lo consideran insuficiente. El modelo, de colaboración público-privada entre el Gobierno (a través del CSD) Radio Televisión España (RTVE), y el COE (dueño de los aros y de la marca olímpica) se ha sostenido en los últimos años –con la baja de hasta ocho patrocinios- gracias a las aportaciones del CSD: en 2020 su contribución para el pago de las becas fue del 62%; en 2021 llegó al 79%.

José Manuel Franco, presidente del CSD, dijo en diciembre en una entrevista en Marca que era necesario cambiarlo. “Lo que era válido en el 92 ya no lo es. Es necesario de manera urgente que repensemos el modelo”. No hay detalles todavía. Tampoco ha sido nombrado, de momento, ni el nuevo director de ADO. El anterior, José Antonio Hernández Herrero, terminaba contrato el 31 de diciembre de 2021, no se le renovó y aún no hay sustituto.

Alberto Gines Juegos Olimpicos
Alberto Ginés con la medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en escalada. DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

El oro de Alberto Ginés le valió 94.000 euros. El escalador, que tildó de milagro su logro por la escasez de instalaciones, reclamó más ayudas públicas para preparar el siguiente ciclo olímpico (se entrena en rocódromos municipales y comparte paredes con el aficionado de a pie). La plata de Cerezo vale 48.000. Con eso y los patrocinadores que han ido consiguiendo han llenado la hucha. ¿Pero antes? ¿Cómo se han sustentado dos de los jóvenes más talentosos del deporte español para entrenarse y seguir creciendo?

En el caso de Cerezo, según cuenta su técnico, Jesús Ramal del club Hankuk, ha sido una auto-financiación, es decir: una inversión de su bolsillo. “Veíamos que la niña tenía unas características muy especiales. No entraban subvenciones y hablé con mi mujer: ‘venga, adoptamos una hija’. Hicimos un contrato con Adriana para compartir las entradas de los resultados cuando llegaran. Hasta el 2019 que consiguió el oro en el europeo sub-21 y empezó a disfrutar de la beca Podium, todo salió de mi bolsillo: viajes, entrenamientos, campamentos, salidas a Estados Unidos, Alemania, Australia… Yo le dije que no le faltaría nada. Han sido años de inversión, no veíamos otra manera”. Es la misma auto-financiación que está realizando con Laura Rodríguez, otro talento del taekwondo español, oro europeo junior y sub-21.

La beca que menciona Ramal es un programa financiado por Telefónica que se creó en 2014 y cuyo convenio se renovó el pasado mes de octubre hasta París 2024. Las becas las piden las Federaciones para sus deportistas con más proyección. Ginés la disfrutó unos meses en 2019 hasta conseguir la ADO por su clasificación olímpica (es interno en el CAR de San Cugat y contó también con los patrocinios de Extremadura, comunidad en la que nació). Las Podium son becas limitadas. Se han concedido 281 desde su creación, por un total de 10,8 millones de euros.

Marcus Cooper, doble medallista olímpico, fue el primer becado de Podium que consiguió un metal (el oro en Río en K1-1000) la disfrutó en 2015-16. “Me proporcionó la tranquilidad que necesitaba”, dijo. También lo corrobora David Llorente, subcampeón del mundo de aguas bravas en 2019 y también exbecado con Podium: “Son 1.400 euros brutos al mes. Tengo compañeros que tienen esa beca que tienen más sueldo que yo y más seguro”. En cuanto consigues la ADO, tienes que renunciar a la Podium. Es lo que le pasó a él cuando ganó la plata mundial en 2019. De esos ahorros todavía vive Llorente porque en Tokio no entró entre los ocho primeros. “Conseguí ahorrar y tiro con eso. Luego te buscas la vida y vas sacando algo, algún patrocinador, ayudas de tu ayuntamiento. Lo idóneo sería que fuésemos policías, como en Italia, que el estado te lo reconociera y que tuviéramos un sueldo base. El modelo italiano te permite estar más tiempo en la elite”.

El italiano Marcell Jacobs (C) se impone en la final de los 100 metros en estadio Olímpico de Tokio el pasado mes de agosto.
El italiano Marcell Jacobs (C) se impone en la final de los 100 metros en estadio Olímpico de Tokio el pasado mes de agosto. Cameron Spencer (Getty Images)

Esa entrada fija, es lo que perciben la mayoría de los deportistas italianos. Es una entrada estatal (en los presupuestos siempre se invierte más en Defensa y Fuerzas Armadas que en deporte). El modelo para el alto nivel en el país transalpino, igual que en Alemania, es completamente diferente al español. En Italia, la mayoría de los deportistas son atletas de estado. Pertenecen a los cuerpos de seguridad (hay diez, militares y no militares) a los que acceden a través de una oposición y pueden quedarse una vez que terminen su carrera deportiva. Reciben un sueldo de funcionario estatal y no tienen que estar dependiendo de unas becas.

De los 384 deportistas de la delegación italiana en Tokio, el 70% (269) pertenece a los cuerpos de seguridad del estado, militares y civiles (Marina Militar, Carabinieri, Policía, etc) y consiguieron 35 de las 40 medallas (por las 17 de España). Entre los metales de estado, los oros de Marcell Jacobs en los cien metros y el de Gianmarco Tamberi en salto de altura. En Barcelona 92 el porcentaje de atletas de los cuerpos de seguridad era del 27%: el modelo ha ido creciendo.

Así funciona el modelo italiano

La tranquilidad que da tener una entrada fija (de entre 1.000 y 1.500 euros) y poderse centrar únicamente en el entrenamiento y rendimiento la resume Marta Bertoncelli, 20 años, olímpica de aguas bravas que forma parte de los Carabinieri desde 2019. “Lo italianos somos los más afortunados. En casi todos los países funciona como en España, la beca va en función de medallas o resultados. Llega cuando los consigues. Tener una entrada como la que tenemos nosotros, te da una gran tranquilidad y te permite concentrarte en lo que realmente necesitas”, dice.

Y detalla cómo funciona: “En cada cuerpo del estado hay diferentes secciones: las fuerzas especiales, de tierra y también la deportiva, que se llama centro deportivo. Casi anualmente reclutan deportistas. Son reclutamientos nominales, ellos tienen una jefatura que hace seguimiento de cada deporte y disciplina: cuando ven a alguien que despunta, con talento y por el que tienen interés, hacen un seguimiento y convocan una oposición pública. Entra el que tiene mayor puntuación de resultados. Las pruebas para entrar como deportistas y como civiles son diferentes, nosotros no tenemos pruebas físicas. Hay un test de cultura general, pruebas médicas y valoración físicas en la que prestan atención al tema de los tatuajes. Por último, la prueba psicológica. Cuando entras, comienza el curso de adiestramiento militar, para los Carabinieri son seis semanas”.

Los cuatro primeros años son de prueba. Hay numerosos centros deportivos de los cuerpos de estado, algunos de más de 60 años, que funcionan como centros de alto rendimiento y cuarteles. Los deportistas duermen allí y allí desarrollan su jornada de entrenamiento. No dependen de un permiso especial para compaginar su actividad.

Damián Quintero: “No sé porque no hay un modelo parecido en España”

¿Es un modelo importable en España? Contesta Damián Quintero, plata olímpica en kárate. “Conozco de primera mano el modelo italiano, porque lo hablo mucho con los karatecas y entrenadores de allí. Es algo que les hemos ido preguntando porque siempre nos ha llamado mucho la atención. No sé porque no hay un modelo parecido en España teniendo Ejército, Guardia Civil, etc”.

Y eso que él, que lleva años liderando el ranking mundial y consiguiendo medallas mundiales y europeas, nunca se ha quedado sin ayuda y se considera un afortunado. “Te da para vivir si tienes un resultado muy bueno y eres top tres del mundo”. ¿Pero antes? “Es complicado porque a los deportistas lo que nos afecta mentalmente es también tener que sacar resultados sí o sí. El Mundial de kárate de 2019 en Madrid recuerdo que mi mujer lo vio temblando: ‘como este chaval no se meta en la final no va a tener una beca para seguir’. En esa época no tenía los sponsor que tengo ahora. Aquí el problema es que se incentiva cuando tú eres bueno y cuando has llegado arriba. No se apoya previamente. Por eso hay que ver esta estructura y ver cómo hacer para cambiarla. El CSD y el COE son conscientes de ello”, añade.

David Llorente recuerda el caso de Joan Crespo, también de aguas bravas, que en septiembre de 2021 fue bronce mundial pero que no percibirá beca ADO porque en el año en que coinciden Juegos, Mundiales y Europeos el resultado que se tiene en cuenta es el de la competición más importante, en este caso los Juegos para los que Crespo no se clasificó.

El CSD firmó en mayo de 2021 el primer convenio con el Ministerio de Defensa, en el que, según recoge el BOE, aparte de la cesión de instalaciones deportivas de las FAS (Fuerzas Armadas) o de la Guardia Civil para la realización de entrenamientos o competiciones, se acordó: “Impulsar un nuevo desarrollo normativo que posibilite la incorporación a las FAS de los deportistas de alto nivel”. ¿Es un primer paso hacia el modelo italiano? Contesta José Carlos García-Verdugo Sánchez, Coronel del Ejército y Secretario General del Consejo Superior de Deporte Militar. “El modelo italiano o el alemán son distintos al español: ellos corren. Para llegar a correr, hay que empezar a caminar. Estamos sentando los cimientos para llegar a correr, pero el modelo final es una decisión política”.

Carlos Arévalo, plata en el K4-500 en Tokio, es el deportista de élite más destacado del Ejército en el que se alistó en 2017 tras nueve meses de adiestramiento. Su compañero de embarcación, Saúl Craviotto, el deportista con más medallas olímpicas, cinco, junto a David Cal, lo hizo antes en la Policía. Para compaginar las dos cosas necesitan permisos –ya recogidos, por cierto- en una orden ministerial. Lo resume Arévalo que tiene su sueldo y no tiene que depender exclusivamente de las becas: “Es el primer paso que se da en la historia del Ejército en ese aspecto de intentar unir lo deportivo de forma oficial con lo militar”.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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