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Argentina, un tsunami de silencio y angustia

La muerte del astro causa un reguero de congoja por las calles de Buenos Aires y del resto del país

Aficionados se congregan en las afueras de la morgue de Buenos Aires.
Aficionados se congregan en las afueras de la morgue de Buenos Aires.RONALDO SCHEMIDT (AFP)

Argentina ingresó este miércoles en una pandemia de tristeza. La muerte de Diego Armando Maradona, un futbolista convertido en héroe nacional, ha provocado un reguero de congoja y luto por las calles de Buenos Aires y del resto del país. Fue como si una parte de Argentina se apagara junto a su ídolo. El Gobierno ha decretado tres días de duelo y los fanáticos de la iglesia maradoniana han convocado a una concentración esta noche en el Obelisco porteño, epicentro de las grandes manifestaciones argentinas, a la espera de que se confirme el lugar en el que se realizará el velatorio.

“Diego será uno de esos personajes que nunca se mueren. Ha sido inmenso y nos llenó de alegría”, dijo este mediodía el presidente del país, Alberto Fernández, quien a la vez calificó como “increíble” que la muerte del ídolo haya ocurrido un 25 de noviembre, el mismo día del fallecimiento del mayor referente político de Maradona, el líder cubano Fidel Castro.

En el mediodía del miércoles, minutos después de que los medios de comunicación y las redes sociales comenzaran a confirmar la noticia, un extraño tsunami de silencio y de angustia empezó a barrer las ciudades del país. “¿Es cierto que murió Maradona?”, se animaba a preguntar con incredulidad la gente mayor a los más jóvenes, a quienes veían conectados a dispositivos móviles.

Gente de mediana edad, la generación maradoniana que lo vio en el esplendor de México 86, fue la más sacudida por la conmoción. Muchachos sentados sobre los cordones de las aceras, con sus miradas perdidas o lágrimas en los ojos, se tornaron en una postal fácil de detectar en una Buenos Aires en la que hasta las bocinas de los taxistas dejaron de sonar.

“Es el más grande de la historia, y es nuestro”, dijo en tiempo presente, como si no aceptara su muerte o como si le diera la bienvenida a la inmortalidad, un hincha de Argentinos Juniors, enfrente del estadio en el que Maradona debutó en Primera División, en 1976.

Sin saber adónde ir, o a la espera de la hora de la concentración más multitudinaria en el Obelisco, muchos argentinos comenzaron a reunirse en diferentes lugares de la ciudad. “Ni siquiera nos podemos abrazar”, se quejó un hincha, con el tapabocas puesto, en referencia a los protocolos para evitar contagiarse de coronavirus.

Mientras algunas velas eran encendidas enfrente del estadio Diego Maradona –justamente el de Argentinos–, otro simpatizante con la camiseta de la selección argentina se dirigió hasta la puerta del barrio cerrado en el que murió Maradona, 50 kilómetros al norte de Buenos Aires, y apenas pudo articular una frase antes de ponerse a llorar. “Barrilete [cometa] cósmico, volá tranquilo”, dijo, en referencia al relato radiofónico que describió su segundo gol ante Inglaterra en México 86.

“Argentina sin Dios”, se podía leer en la pantalla del canal Crónica TV, mientras uno de sus compañeros de la selección argentina campeona del mundo, Sergio Batista, acudió a una frase bien maradoniana para referirse a la muerte del ídolo. “Estoy destruido, con un balazo en el pecho”, dijo quien justamente sucedió a Maradona como entrenador de la selección, en 2011.

Otro de los campeones de México 86, Oscar Ruggeri, se enteró de la muerte de Maradona cuando estaba al aire en un programa de televisión. Luego de que el periodista informara del fallecimiento –“me dicen que Diego no resistió”–, el que fue defensor dijo: “No puede ser, no puede ser”. El exseleccionador de Argentina César Luis Menotti, quien hizo debutar a Maradona en la selección en 1977, cuando Diego solo tenía 17 años, usó palabras similares: “Estoy destruido”.

En medio del luto, el equipo del corazón de Maradona, Boca Juniors, presente en Brasil para disputar esta noche los octavos de final de Copa Libertadores ante el Inter de Porto Alegre, pidió a la Conmebol que el partido fuera postergado. Las autoridades del fútbol sudamericano aceptaron la solicitud del equipo argentino y el encuentro se jugará el 2 de diciembre.

En medio del luto, lo que estaba claro era que una gran parte de Argentina se preparaba para un miércoles en que cientos de miles dormirán muy poco. La despedida a Maradona durará varios días. Dos de sus clubes, Argentinos y Boca, ofrecieron sus estadios para realizar un velatorio que será multitudinario.

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