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Vildoza, ‘mvp’ de la Liga ACB: “Nos convencimos de que éramos los mejores”

El base argentino y el Baskonia mutaron en estos meses de equipo asolado a batallón competitivo capaz de arrebatarle la Liga al Barça. La pandemia lo paró todo menos su recuperación del hombro

Vildoza posa con el trofeo de campeón Liga y MVP
Vildoza posa con el trofeo de campeón Liga y MVP
Faustino Sáez

Cuando Fernando San Emeterio anotó el célebre dos más uno con el que el Baskonia conquistó su tercera Liga, en 2010 ante el Barça, Luca Vildoza era solo un pibe de 14 años que despuntaba en la cantera del Club Atlético Quilmes de Mar del Plata. Pero el base argentino creció a tiempo para llegar a su cita con el destino. Para rescatar al club vitoriano de un atolladero histórico de 10 años sin títulos. Una puerta atrás abrió el camino de la gloria para el Baskonia y de la justicia poética para el MVP, Vildoza, con 17 puntos y 20 de valoración en la final. “La vida es buena, te lo juro”, acertó a decir el protagonista entre lágrimas, mientras su cerebro revisitaba una temporada tortuosa.

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En la excepcionalidad de la fase final de Valencia llegó la cuarta Liga del Baskonia, de nuevo ante el Barça, de nuevo contrapronóstico, de nuevo en martes. “Ha sido increíble. Nos convencimos de que éramos los mejores, defendimos como nunca... y acá estamos, con una Liga”, expresó Vildoza en las galerías de La Fonteta, aun sacudiéndose la sensación de irrealidad. “Ni en mis mejores sueños pensé que iba a llegar esto. Pero impusimos una mentalidad tremenda en el torneo. La mentalidad que no tuvimos en la primera parte de la temporada”, contó el base de 1,91m. Su viaje personal hasta alzar el trofeo fue la metáfora perfecta de la transformación de un grupo hundido y asolado por las bajas en un rocoso batallón competitivo capaz de imponerse al Barça. La Liga de Mirotic se la llevó Vildoza.

En diciembre Dusko Ivanovic se hizo cargo de un equipo en quiebra técnica, séptimo en la Liga (finalmente fuera de la Copa) y decimotercero en la Euroliga. Para entonces, Vildoza, como varios de sus compañeros, ya penaba entre un carrusel de lesiones. La más grave de todas le acabó llevando al quirófano en febrero para restaurar el hombro derecho. Un mes después, la pandemia lo detuvo todo, menos su recuperación voraz. “No me imaginé volviendo a este nivel”, reconoció antes de la final. “Me falta seguir aprendiendo en la toma de decisiones y que entren los tiros que no están entrando. Pero mis compañeros confían en mí”, apuntó casi premonitorio. Suyo fue el tiro de gracia ante el Barça. Él y su equipo llegaron a tiempo y mejor que nadie a Valencia, física y mentalmente. Ya habían transformado “el sufrimiento en placer”, como les pidió Ivanovic. La tercera temporada de Vildoza en el Baskonia, la que más se había torcido, acabó mejor que ninguna: campeón y MVP.

“Me tocará comer banquillo”, dijo prudente Luca a su llegada en 2017 al equipo dirigido entonces por Pedro Martínez. En la maleta traía la mezcla perfecta de humildad y ambición. “Cuando me paro a pensarlo digo: ‘estoy siendo titular en un equipo en el que pensaba que sería el tercer base durante dos o tres años como mínimo”, contó al final de su segunda campaña en Vitoria, la del punto de inflexión. Su contrato inicial tenía una duración de dos años. A partir del tercero, el Baskonia tenía la opción de rescindirlo unilateralmente en función del rendimiento. Pero el club no dudó en respaldar su pujanza renovándole de sopetón hasta 2024, por su brillante presente y su prometedor futuro. “Ni lo pensé, le dije a mi representante que quería estar en el Baskonia muchos años y dejar huella aquí. Estamos camino a eso”, confesó ya sin el peso del examen constante.

Luis Scola, referente y tutor legal de la camada argentina que se licenció con la plata Mundial en China en septiembre pasado, anima siempre a sus discípulos a pulir el descaro “para no achiacarse” en el viaje por la élite en Europa. Pero, ni siquiera en los días felices, en los que su carrera tomaba vuelo en Vitoria, Vildoza dejó resquicios a la arrogancia. “Me cuesta, todavía, decir que soy el base titular del Baskonia. Lo digo, pero dentro de mí no me lo creo”, decía antes de encarar aquel Mundial, compartiendo terna en la dirección con los madridistas Campazzo y Laprovittola. “Dije que estos chicos me recordaban muchísimo a la generación del 99 y 2000, que despegó con la plata en Indianápolis. Muchos me tomaron por loco. Ahora se ha demostrado que no lo estaba”, se felicitó Scola al alcanzar el podio en Pekín capitaneando a los entusiastas herederos de la generación dorada.

De un tiempo a esta parte, los galardones de jugador más valioso en las competiciones españolas tienen espíritu canchero y acento argentino. Laprovittola conquistó el MVP de la temporada 2018-2019, Campazzo enlazó el de esa final liguera más el de la Supercopa y la Copa, y el martes Vildoza conquistó el de la fase final excepcional de Valencia. “¡Final redonda! ¡Baskonia campeón y Luca Vildoza mvp! El baloncesto argentino representado a lo grande en Europa. Está claro que a la NBA llegarán jugadores de esta camada de lujo”, proclamó otro ilustre, Andrés Nocioni, nada más acabar la final de Liga.

Primer MVP con la participación de los aficionados en la elección

Antes del Mundial de China, en una entrevista en Clarín, Luca Vildoza enumeró toda su colección de ídolos y referentes. “Me encantan jugadores como Damian Lillard o Kyrie Irving. Pero yo me veo más parecido a tipos como Thomas Heurtel o Facu Campazzo”, apuntó antes de retroceder en busca de los póster de infancia. “De chico, miraba mucho a Manu [Ginóbili]. En el momento que me di cuenta de que jamás iba a jugar en su posición empecé a mirar a Pablo Prigioni. Le saqué mucho el jugo cuando me dirigió, pese a que fue poco tiempo [apenas tres meses en el inicio de su segunda temporada en el Baskonia]”, contó. En la final de Liga el ídolo para muchos fue Vildoza. Por primera vez, los aficionados participaron en la elección del MVP a través de la app oficial de la ACB, con el mismo peso en el resultado que los medios acreditados en el torneo.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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