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La misión especial de Shengelia

El georgiano, pretendido por el CSKA, persigue su primer título en seis años como ‘baskonista’

Shengelia, en la fase final de la ACB
Shengelia, en la fase final de la ACB
Faustino Sáez

El destino de la final excepcional de la ACB de este martes entre Barça y Baskonia (20.00, #Vamos) tendrá su epicentro competitivo en el puesto de cuatro. Allí se batirán el cobre a fuerza de clase, Niko Mirotic (2,08m y 29 años) y Toko Shengelia (2,06m y 28 años). “Son dos de los mejores de Europa en su posición, sin duda. Veremos quién es mejor”, respondió Ivanovic, con una media sonrisa resabiada, cuando le pidieron valorar el duelo. Con esa misma sonrisa despejó Dusko la broma de Pesic antes de la sesión de fotos oficial de los entrenadores y capitanes finalistas. “Toca un poco, porque, más tarde, no se sabe…”, le pidió el técnico culé a su homólogo ante el trofeo de campeón: una escultura de plata, sobre una base de madera de olmo, de más de 11 kilos de peso, que representa una mano dejando un balón a modo de bandeja. No recogió la chanza Ivanovic y Pesic fue el único que palmoteó y abrazó el tesoro en jugo, desafiando las supersticiones. El Baskonia no está para bromas. “Las sensaciones son muy buenas, pero el trabajo no está terminado todavía. Debemos controlar nuestras emociones. No podemos desconcentrarnos con nada”, explicaba Shengelia, sin relajar la mandíbula, tras devorar al Valencia.

En el campamento militar del Baskonia en busca de la Liga la tensión se retroalimenta con facilidad, a golpe de espuela. “Parece que queréis perder el partido tal y como estáis jugando”, bramó Ivanovic en un tiempo muerto del partido clave ante Unicaja. Y, acto seguido, se dirigió directamente a Shengelia: “¡En la pista! ¡No aquí!”, le azuzó aludiendo a su relevancia y caché. “Di algo también al resto”, respondió Shengelia sin bajar la mirada y en un tono aún más alto. La bronca entre técnico y capitán espabiló a toda la tropa, que logró la clasificación y encontró el punto de inflexión para endurecerse rumbo a la final. Sin excusas. Desmintiendo los achaques con una exuberancia física solo igualada por el Barça en este torneo. “La verdad es que estoy disfrutando con estos jugadores. Trabajan muy bien. Cuando vine tenía fe en ellos y, por suerte, hemos podido cambiar la mentalidad y el carácter, que era lo que les faltaba. Son muy buenos jugadores, pero les faltaba luchar 40 minutos para ganar los partidos”, resolvió Ivanovic, mezclando palo y zanahoria, en vísperas del día grande.

La relación entre Shengelia e Ivanovic ha marcado la reconstrucción de un equipo que amenazaba con disolverse en la persecución de sus tiempos gloriosos. Ahora, de nuevo con Dusko, están a las puertas de romper con 10 años sin títulos. En los seis últimos, la pujanza de Toko no terminó de encontrar respaldo para campeonar. “Conocía la historia de Dusko cuando vine al Baskonia. Desde su primer día en la vuelta al club nos ha levantado la cabeza y nos ha ayudado mentalmente para competir así. Yo, personalmente, estuve hundido en algunos momentos, pero su llegada trajo mucha energía positiva y nos contagió a todos, por eso hemos mejorado nuestro nivel de baloncesto”, reconoció Shengelia al llegar a la fase final de Valencia. El jugador georgiano llevaba en la maleta la ilusión por abrir por fin su vitrina como baskonista y las tribulaciones por la oferta irrechazable que ha recibido del CSKA de Moscú.

Tras la marcha de su emblema, Kyle Hines, y el fiasco del exNBA Kosta Koufos, el club que preside Andrey Vatutin se ha propuesto redecorar a lo grande su juego interior con el ya fichado Nikola Milutinov y el ansiado Shengelia. “Estoy concentrado con Baskonia al 100% en este torneo. Queremos ganarlo. Además, tengo dos años más de contrato”, dejó dicho el capitán Toko antes de empezar la que podría ser su última misión con el club vitoriano. La misión más especial.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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