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Messi revienta con Argentina

El 10 se estanca en su cuarto mundial con la Albiceleste, que no supo potenciarle

Juan I. Irigoyen
Leo Messi, al término del Francia-Argentina.
Leo Messi, al término del Francia-Argentina. ROMAN KRUCHININ (AFP)

En Buenos Aires o en Moscú, no había más temas de conversación para los argentinos que el precio del dólar y el andar de la selección de Sampaoli. Uno cotiza al alza; el otro, a la baja. Cuando la hinchada albiceleste tenía las maletas preparadas para viajar a Rusia a la que podía ser la última gran cita de Messi en plena forma, el peso (la moneda del país) se desplomó. Todo pasó a ser un 20% más caro. “La primera preocupación cuando llegamos era el dólar porque se esperaba que Argentina pasara el grupo con facilidad y no sabíamos si nos iba a alcanzar el dinero para la segunda fase. Después de Croacia, la gente entendió que la única manera de que este equipo reaccionara era con nuestro apoyo. El foco pasó del peso al equipo. No importaba gastarnos los ahorros con tal de ver ganar a Messi”, cuenta Juan Santiago, uno de los 30.000 argentinos que la AFA calcula que hay en Rusia.

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Pero Messi, que se preparó como nunca, perdió como siempre. El Mundial es la gran debilidad del 10 del Barcelona, la única (y más poderosa) batalla que pierde con Maradona. Nadie le tuvo en cuenta Alemania 2006, todavía era un pipiolo. En Sudáfrica, ya con un Balón de Oro en las vitrinas, cayó en las trampas de un equipo mal diseñado por el Maradona entrenador. En Brasil, a sus 27 años, llegó mal físicamente, pero metió a Argentina en la final. Rusia pasó a ser su gran obsesión. El nombre de Sampaoli sedujo, de arranque, a Messi. Por fin, parecía encontrar al entrenador que lo entendía, capaz de cortejarlo ante los micrófonos, sobre todo en el campo.

“Teníamos al mejor del mundo y queríamos rodearlo. Lo buscamos de todas las formas. Por momentos se logró; por otros, no”, expuso Sampaoli. Ante Francia, los jugadores encargados de abastecer a Messi de fútbol fueron Enzo Pérez (River Plate de Argentina), Javier Mascherano (Hebei Fortune de China) y Banega (Sevilla), tan talentoso como intermitente. No hubo manera. En sus cuatro mundiales, Messi marcó seis goles. Está cuarto en la tabla de argentinos en mundiales, por detrás de Batistuta (10), Maradona y Stabile (ocho). Sin embargo, nunca marcó un tanto en una fase de eliminación. Una racha negra, que no se sabe si tendrá revancha en Qatar 2022.

“El único imprescindible es Leo”

“El único imprescindible de este grupo es Leo”, subrayó Mascherano, que anunció que deja la selección. También se va Biglia, otro histórico. Agüero, en cambio, aseguró que seguirá dispuesto a ser convocado. Del futuro de Messi, sin embargo, no se sabe nada. El 10 andaba con ganas de retirarse de la Albiceleste, pasara lo que pasara en Rusia. Ayer cruzó por la zona mixta en plan mudo. A nadie le extrañó su actitud, no es muy amigo de los micrófonos, menos cuando su equipo pierde.

Sampaoli también sostuvo que tiene pensado seguir al frente de Argentina. El problema es que perdió la credibilidad de un grupo con el que consensuó las alineaciones en Rusia. “Es fácil analizar el fútbol en un papel, pero hay momentos anímicos. Más allá de que conjuntamente lo habíamos hablado con los jugadores, no hay que quitarle mérito a Francia”, dijo Sampaoli. Ante los bleus, Argentina tiró del manual de estilo de Guardiola. Ni eso. Por primera vez, Messi saltó al campo de falso 9, posición en la que el técnico de Santpedor lo llevó a conquistar el mundo. Pero el 10 no explota con Argentina, revienta. “Messi, Messi, Messi”, lo despidió la gente en Kazán. No hay pesos en bancarrota que le nieguen al 10 el cariño de sus seguidores.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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