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Ricky Rubio: “Cambiar de equipo, cambiar de imagen, y crecer”

Con Utah, el base español ha mejorado su rendimiento de manera exponencial

Robert Álvarez
Ricky Rubio, felicitado por sus compañeros.
Ricky Rubio, felicitado por sus compañeros.GEORGE FREY (EFE)

Ricky Rubio, un ídolo en Minnesota, empieza a serlo también en Utah. Cumplió sus seis primeras temporadas en los Timberwolves, pero en la última empezó a ser presa de la sensación de estancarse. Más allá de las lesiones que le impidieron despegar durante sus dos primeras campañas y sobre todo la que recortó la 2014-2015 a solo 22 partidos, no acababa de alcanzar la plenitud de su potencial. El equipo tampoco despegaba, ni con Rick Adelman, ni con Flip Saunders, uno de sus grandes valedores, fallecido el 25 de octubre de 2015 de un cáncer, ni con Sam Mitchell, ni con Tom Thibodeau.

Cuando Minnesota lo traspasó el 30 de junio a Utah, le cambió la vida. “No me arrepiento de nada. Pasé una buena época allí, pero llegó un momento en que la relación entre ambas partes no era la deseada. Era el momento para movernos”, afirmó Ricky.

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Ahora, cuatro meses después, ya habituado a su camiseta de los Jazz, con su nuevo número, del 9 ha pasado al 3, y recién cumplidos los 27 años, Rubio materializa las expectativas que depositó en el cambio de equipo. El martes completó uno de sus mejores partidos, con 20 puntos, dos rebotes, seis asistencias y cuatro robos de balón y lideró la victoria ante Dallas (104-89). Los 16.200 espectadores que acudieron al Vivint Smart Arena de Salt Lake City le tributaron una cerrada ovación cuando su entrenador, Quin Snyder, lo sustituyó faltando poco más de un minuto para el final. Hace unas semanas, el base de El Masnou, ya delataba sus buenas vibraciones. “Cambio de equipo, cambio de look (pelo largo, más tatuajes), creciendo”, deslizó. “Llevo aquí solo un par de meses, pero ya he hablado con Quin (Snyder) más que con ningún otro entrenador”.

Repitió en Salt Lake City que se había pasado el verano trabajando especialmente los triples. Lo había explicado en una entrevista en EL PAÍS el 29 de junio. “Este año estoy entrenándome con Raül López (jugador de Utah de 2003 a 2005 y de la generación de oro retirado en 2016), que me está dando cuatro clases. Se me ocurrió que me podía enseñar un poco y me está gustando. A ver si le puedo robar un poco la genialidad que tenía. Cada año busco incorporar aspectos nuevos a mi juego. Cuando se lo propuse le sorprendió un poco, pero es algo que nos hace ilusión a los dos. Para mí es aprender un poco de un ídolo, un honor”.

Las lecciones parecen haber surtido su efecto. En el partido del martes ante Dallas, Ricky anotó cuatro de los ocho triples que lanzó. La pasada temporada ya completó una recta final espléndida. Ahora ha pasado del 30% al 35% de acierto en los triples, y promedia 15,7 puntos, muy por encima de los 11,1 puntos con los que acabó la anterior, hasta ahora la mejor de su carrera en anotación.

“Lo veo hablando más en la cancha. Ahí fuera es donde se demuestra que el equipo se comunica y está conectado. Y él está al frente de eso”, le elogia Snyder. “Tengo una buena química con el equipo, se puede ver que aman el baloncesto y que vienen aquí a pasárselo bien. Yo también me lo estoy pasando bien”, dice Ricky. Con los Jazz, va camino de relanzar su carrera en la NBA.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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