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Defensora del lector
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El regreso de la correspondencia

El periódico ha duplicado en dos años los correos temáticos que envía a los lectores, pero hay quejas porque reciban el nombre de ‘newsletters’

Jaime Rubio Hancock
FERNANDO HERNÁNDEZ / Getty
Soledad Alcaide

Una de las paradojas de la transformación digital de la prensa es que triunfe hoy una versión renovada de la fórmula que dio origen a los periódicos: las cartas que transmitían noticias de lugares remotos. Entre la misiva que Cristóbal Colón envió en 1493 a Luis de Santángel para relatarle sus primeras expediciones en América ―que este mandó luego imprimir― y los envíos que ahora despachan los medios por correo electrónico ha habido una gran evolución, aunque la esencia sea la misma. Por eso, aún llamamos corresponsales a los reporteros que informan desde otros países, pese a que ya no envían sus crónicas por correo postal, sino por Internet. Es una vuelta al origen: a la correspondencia.

En tan solo dos años, EL PAÍS ha duplicado el número de envíos periódicos al buzón de los lectores: ya son casi 60 de temas distintos, de los cuales 13 son solo para suscriptores. “Tenemos tasas de apertura por encima del mercado y sabemos que ayudan a que los lectores sean más fieles”, explica Jaime Rubio Hancock, responsable de la edición y difusión de estas publicaciones. EL PAÍS de la mañana y Materia son los correos con más abonados y ambos, en este tiempo, han pasado de contener apenas una relación de titulares y enlaces a transformarse en un texto de autor.

A las cinco de la mañana, Berna González Harbour, autora de EL PAÍS de la mañana, está ya sentada ante el ordenador para dar los últimos retoques al correo que envía cada día sobre las siete y media. Con un estilo más ligero que el del periódico, aunque sin dejar de lado el rigor, pone el foco en las noticias importantes del día con un punto analítico, “sin oficialismo, con sencillez y un cierto humor”. Su meta, resume, es “hablar de tú a tú al lector”. Y el tono cercano es la clave.

Este mismo modelo se repite en la treintena de títulos estrenados desde 2021: la carta de la directora, la de ajedrez de Leontxo García, Apuntes de Geopolítica o el Correo del Arte, entre otros. El objetivo, explica Rubio Hancock, es conectar con los lectores. “En las newsletters es importante no solo que tengan una voz propia, sino que también sean útiles, como las agendas de los viernes de las de Barcelona y Madrid”. Además, los datos de uso muestran que a los suscriptores también les gustan: se apuntan a más que los lectores registrados.

Con lo que no acabamos de atinar es con el nombre de estas publicaciones. “¿Cómo es posible que un día sí y otro también aparezca en el periódico el engendro newsletter. ¿Éste es el respeto que en el periódico se tiene hacia nuestra riquísima lengua?”, se quejaba el lector Ramón Fernández Maguregui. “Lo siento, yo no leo newsletters, solo boletines, y como no tengo mail, mándenme lo que quiera a mi correo electrónico”, decía también Juan Manuel Varela, en la enésima protesta que envía al respecto.

Además de la regla de no usar palabras de lenguas distintas a aquella en la que se escribe, el Libro de Estilo ofrece tres posibles traducciones: boletín, hoja informativa o informe. Y sugiere que paulatinamente se incorpore el término boletín, “gracias a su significado habitual y extendido de ‘conjunto de noticias que se transmiten a horas determinadas”.

El problema es que esta definición ya no sirve para describir bien este tipo de publicaciones. “Una newsletter es un correo electrónico que se envía de manera periódica a una lista de personas que así lo ha pedido”, explica Ismael Nafría, consultor de medios y autor de Tendenci@s, en la que recoge los avances del sector. Él recalca que la periodicidad, la lista de abonados y el envío por correo son los elementos diferenciales, no tanto su contenido, que puede no ser de actualidad. “Hay muchísimas, de muchos tipos: sobre fotografía, sobre dibujo, cada vez más con formato audio...”, precisa. “Existen autores de todo tipo y la inmensa mayoría no son periodistas”.

Hay otro detalle que las diferencia. Alrededor de ellas se crean pequeñas comunidades de lectores que escriben a los autores. “Con un tono más amable que las redes sociales”, aclara Rubio Hancock, que subraya que quienes se apuntan a recibirlas es porque están interesados en el tema del que tratan.

El término más usado

En el día a día, el periódico oscila entre el uso de los términos newsletter y boletín. “No podemos olvidar que newsletter sigue siendo el término más usado por muchos lectores en América y en España, y también en las búsquedas en Google. Tampoco queremos ponérselo difícil a los lectores”, explica el responsable de su edición.

“Boletín remite a los comunicados oficiales y resulta muy frío”, abunda Nafría, que no tiene ninguna duda en llamar newsletter a la publicación que él envía. “Es de uso común en América, donde además se refieren a ella en masculino”.

“Cuando lo menciono en el texto, hablo de carta”, dice Berna González Harbour. “Lo que escribo es una carta a los lectores”.

Utilizar una palabra en inglés no es lo deseable. Pero, aunque EL PAÍS fije internamente el uso de un solo término en castellano, no está en su mano decidir cómo se habla. Por ejemplo, el Libro de Estilo sugiere que es mejor decir ciberpágina que página web. En la hemeroteca de EL PAÍS solo aparece en una noticia una vez en los últimos 10 años. Tampoco ha tenido mucho éxito el uso de boletín, pues la proliferación de newsletters ha ido de la mano de esta palabra inglesa y porque ese término remite a un tono y un ámbito institucional que precisamente es del que huyen estas publicaciones. Si es una vuelta al origen, lo ideal sería usar el rico vocabulario que sugiere la correspondencia y, como dice González Harbour, hablar de cartas.

Para contactar con la defensora puede escribir un correo electrónico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duración al número +34 649 362 138 (este teléfono no atiende llamadas).

Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 
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