Will Smith implora el perdón universal tras el bofetón en los Oscar con una nueva entrega de ‘Dos policías rebeldes’
El actor vuelve a las salas de cine con ‘Bad Boys: Ride or Die’, que ha promocionado en ocho países con posados fotográficos y participaciones en programas amables
En realidad, el bofetón no se oyó. Pero su onda expansiva alcanzó todo el mundo. Desde el epicentro del escenario del teatro Kodak, el 27 de marzo de 2022, esa onda ha seguido vibrando, ensombreciendo la carrera de Will Smith (Filadelfia, 55 años), otrora tipo simpático y querido por el público, que en 30 segundos destruyó su futuro artístico al levantarse de su butaca en la ceremonia de los Oscar, subirse al escenario y abofetear al cómico Chris Rock, que acababa de hacer un chiste sobre la alopecia de su esposa, Jada Pinkett Smith. Ni la estatuilla que ganó minutos más tarde, como protagonista de El método Williams, ni los mensajes de arrepentimiento que emitió tiempo después han servido para que la audiencia olvide aquella agresión. El viernes llega el primer gran estreno de Smith dos años después del incidente, y el actor ha preferido ir sobre seguro, alistar a su amigo Martin Lawrence y volver a su saga preferida, Dos policías rebeldes, de la que ahora lanza la cuarta entrega, Bad Boys: Ride or Die. Ahora bien, ¿el mundo está preparado para perdonar al príncipe de Bel-Air?
Entre la ironía y el reconocimiento del error, Bad Boys: Ride or Die coloca a sus protagonistas en la misma posición en la que navega actualmente su estrella: la limpieza de su nombre, tras ser acusado su capitán, fallecido en la anterior entrega, de ser un policía corrupto a sueldo de los cárteles de la droga y, por tanto, ser ellos mismos sospechosos. Hay un par de chistes sobre la edad de Mike Lowrey (el personaje de Smith), que por fin sienta la cabeza al casarse pasados los cincuenta, y una secuencia de bofetones que recibe la estrella que no parece un gag banal. Y sí, cameos varios de amigos de Smith, incluido el director Michael Bay, el cineasta que inició la saga. Por supuesto, hay todo tipo de explosiones y de actos de violencia, y muchas peticiones de perdón por el uso de armas.
En cambio, después de la violencia real, Smith tardó mucho tiempo en reaccionar y arrepentirse. En aquella locura de gala, tras el bofetón a Rock, el actor volvió a su asiento junto a su esposa, un rato después ganó el Oscar, que agradeció en un discurso en el que dijo “el amor te empuja a hacer locuras”, y horas después se hizo viral un vídeo en el que aparecía bailando en la fiesta de Vanity Fair uno de sus éxitos: Getting’ Jiggy Wit’ It. Justo cuando el actor dramático había dejado atrás la larga sombra del rapero y cómico, inmensamente popular gracias a la serie El príncipe de Bel-Air, el mismo Smith se autosaboteó.
Para que saliera pidiendo perdón aún transcurrieron varios meses, y lo hizo en un vídeo de seis minutos colgado en su canal de YouTube y en su cuenta de Instagram, y solo después de que Rock declarara que no estaba “listo para hablar”. Ante la cámara, Smith dijo: “He pasado los tres últimos meses dando vueltas y tratando de entender los matices y las complejidades de lo que ocurrió en ese momento. [...] Ninguna parte de mí piensa ahora que esa fuera la forma correcta de comportarse en ese momento. Ninguna parte de mí piensa que fuera la forma correcta de manejar un sentimiento de falta de respeto o insulto”. Ya había sido vetado, en abril, durante una década en cualquier evento de la Academia de cine de Hollywood, de ahí que el vídeo llegara tarde.
La organización benéfica de la familia Smith se hundió. Netflix decidió parar la producción de Fast and Loose, un thriller protagonizado por Smith, y solo ha vuelto a retomarlo cuando Sony ha acabado Bad Boys: Ride or Die. “Todo el mundo estaba esperando a ver quién parpadeaba primero”, contaba un ejecutivo en Variety. “Netflix no estaba dispuesto a ser el primer estudio en volver a hacer negocios con Will”. Antes, Apple TV había estrenado en diciembre de 2022 Emancipación, otra película preparada para que Smith luciera como gran actor dramático porque narraba la historia real de un esclavo que huyó de una plantación en la Luisiana del siglo XIX, y que se fue por el desagüe de la plataforma. Jada Pinkett Smith, que intentó que agresor y agredido se reconciliaran, publicó sus memorias, en las que explicaba que llevaban siete años en casas separadas; aun así, le apoya y le ha acompañado en Los Ángeles, junto a sus hijos y su madre, en el estreno de la cuarta entrega de Dos policías rebeldes.
Esa gira, tras una aparición sorpresa de Smith en el pasado festival de Coachella, donde interpretó Men in Black durante el concierto de J Balvin, es el retorno del actor a la vida pública de una manera oficial. En 14 días estuvo en ocho países, y paró en España para hacerse unas fotos en la madrileña plaza de la Cibeles y para participar en El hormiguero: es su novena aparición en el programa de Pablo Motos. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿el público olvidará el bofetón?
Para Antonio Rubial, líder de A6 Cinema, la agencia que representa a intérpretes como Aitana Sánchez-Gijón, Clara Lago, Leonor Watling y Quim Gutiérrez, o directores como Rodrigo Sorogoyen y Javier Ruiz Caldera, solo hay una manera de que alguien en una situación como la de Will Smith salga adelante: “Siendo humilde. Y pidiendo perdón de verdad. Tiene que ser consciente de que metió la pata, porque hay gente que no ve el error y por eso cualquier cosa que dice no es creíble. El público no es tonto, y si siente que sale del corazón, le perdona”. Rubial también aconsejaría a alguien en situación parecida que hiciera entrevistas con medios que no fueran amables: “Hay prensa y prensa. Es un error: parte del proceso es que le pregunten periodistas que le incomoden, porque podrá transmitir su mensaje y así el público asumirá que va en serio”.
De manera similar piensa Antonio Martín Guirado, miembro de By & For, la agencia de representación de deportistas, entre ellos la estrella de Atlético de Madrid Antoine Griezmann: “Sin saber exactamente el camino que ha seguido Smith, yo le aconsejaría perdón, perdón, perdón, arrepentimiento puro y duro. Que no queden dudas de ese arrepentimiento, y que se ponga ante un periodista de primera fila a contar sus sentimientos”. Martín Guirado pide otro compromiso previo: “Antes tiene que haberse sentado y pedido perdón al agredido. Finalmente, deberá buscar con mucho cuidado la calidad de los proyectos, porque la otra clave, el carisma, que ayuda a salir adelante de estos problemas, Smith lo tiene a raudales”.
Si Bad Boys 4 funciona en taquilla, a Smith nada le podrá parar: tras este estreno llegarán Fast and Loose y Sugar Bandits, en la que Smith encarnará a un veterano de Irak que se une a otros excompañeros para acabar con unos narcotraficantes en Boston. Además, está rodando la serie De Polo a Polo, para National Geographic, en la que un equipo le ha grabado yendo de senderista del Polo Sur al Polo norte.
En Estados Unidos, los expertos creen que en su primer fin de semana, Bad Boys: Ride or Die recaudará entre 30 y 50 millones de dólares en 3.850 cines. El estudio Sony marcó el mínimo de 30 millones; otros analistas apuntan como más probable los 45 millones. Toda la taquilla que se aproxime a esa cantidad confirmará que Smith ha logrado sacar adelante el enésimo borrón y cuenta nueva de Hollywood.
En El hormiguero, que se emitió grabado el miércoles 29 de mayo, lo más que Smith se acercó al bofetongate fue cuando Pablo Motos le pidió algún consejo para los momentos malos. “Lo más importante es aceptar el hecho de que soy un ser humano y no soy perfecto, en esa búsqueda de la perfección es cuando pierdes la autoestima. En estos últimos años me he visto obligado a aceptar mis defectos, y a aprender a quererme un poco más como persona imperfecta”, respondió.
Babelia
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