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Crítica | La bestia en la jungla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘La bestia en la jungla’: malograda adaptación del relato de Henry James a los clubes de París

La literatura del escritor neoyorquino, brillante y vibrante, con un prodigioso dominio del lenguaje y de lo elíptico, no encuentra correspondencia en la pantalla

Anaïs Demoustier, en 'La bestia en la jungla'
Javier Ocaña

A un relato abstracto le corresponde una película abstracta. Así lo ha debido de pensar el austriaco afincado en Francia Patric Chiha con su adaptación de La bestia en la jungla, formidable relato de Henry James (de unas 50 páginas) sin apenas peripecia, laberinto emocional de una enorme densidad, sublime reflexión sobre el amor y la existencia que solo en sus últimas líneas convierte en algo concreto lo indecible.

A lo largo de un tiempo indeterminado, pero que se supone largo —años, décadas, quizá media vida—, un hombre y una mujer viven sucesivos encuentros desde un primer acercamiento alojado en el pasado del inicio del relato, puede que diez años atrás, del que él poco o nada recuerda y ella, sin embargo, todo. En aquella aproximación primigenia, él le contó a ella que desde joven tuvo claro que le aguardaba un destino singular, “quizá portentoso y terrible”; que siempre presintió que llegaría un acontecimiento capaz de trastornarle la existencia, incluso de destruirle. Y alrededor de esa sensación, de esa conciencia, ambos viven una historia que nunca se podría calificar como sentimental ni de amistad, ya que va mucho más allá: hasta los confines del espacio y del tiempo.

Anaïs Demoustier y Tom Mercier, en 'La bestia en la jungla'.
Anaïs Demoustier y Tom Mercier, en 'La bestia en la jungla'.

En su quinta película, y primera estrenada en cines españoles, Chiha ha intentado rememorar la vaguedad del relato de James, pero yerra en la prosa. La literatura del escritor neoyorquino, brillante y vibrante, envolvente, con un prodigioso dominio del lenguaje y de lo elíptico, no encuentra correspondencia en la cinematográfica del director, que ambienta su historia casi exclusivamente en un club nocturno parisiense (buena idea), en el que el paso de los años se ve reflejado a través de la evolución de la música que suena, desde los ritmos discotequeros de 1979, cuando se abre el relato, y hasta 2001, cuando se cierra, avivado por la música electrónica. Un tiempo que en el texto de James nunca se concretaba con acontecimientos, pero que en la aproximación de Chiha viene punteado por distintos eventos político-sociales, desde la llegada de François Mitterrand al poder hasta los atentados del 11-S, pasando por la aparición del sida y la caída del Muro de Berlín.

Valiente y ambiciosa por querer trasladar a la pantalla lo seguramente imposible, La bestia en la jungla se presenta por medio de un adecuado espíritu de irrealidad, pero también de una puesta en escena con excesivos planos medios de discutible estética, de un tratamiento del sonido que nunca potencia las imágenes y de una extraña dirección artística que se pretende al margen de cualquier convencionalismo, pero que aparenta ser más posibilista que insólita. La introducción de una narradora de corte omnisciente, interpretada por Béatrice Dalle, que llega a dirigirse directamente al espectador con la mirada fija en la cámara, tampoco termina de cuajar.

Alojados en un limbo de música electrónica, bailes y lujuria que se cierne a su alrededor, mientras ellos solo hablan y reflexionan acerca de ese algo extraordinario por llegar, de esa “agazapada bestia en la jungla (…) destinada a matarlo o a ser muerta por él”, el hombre y la mujer protagonistas no dejan de ser esas personas que parecen destinadas a amarse por siempre y para siempre, a la manera de Harry y Sally en la película de Rob Reiner, que tanto tardaron en encontrarse, aunque en versión metafísica.

Queda, por supuesto, el arrojo del autor para intentar adentrarse en los meandros del cuento de James, en la ceguera de él y en la sabiduría de ella. Una osadía que, por casualidades del proceso artístico y del mercado de la distribución cinematográfica, va a coincidir en unas semanas con otro valiente. El 29 de marzo se estrena The Beast (La bestia), de Bertrand Bonello, otra adaptación del mismo relato, esta vez desde el género de la ciencia ficción. Entonces volveremos a James, a la bestia en la jungla, al amor, al deseo, a la espera, a la determinación y a un modo de pasar por la vida.

La bestia en la jungla

Dirección: Patric Chiha.

Intérpretes: Anaïs Demoustier, Tom Mercier, Béatrice Dalle, Martin Bischer. 

Género: drama. Francia, 2023.

Duración: 103 minutos.

Estreno: 8 de marzo.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
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