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Vicky Luengo lleva el consentimiento sexual a juicio en el teatro

La actriz interpreta a una abogada que pasa de defender a violadores a sufrir ella misma una agresión en un monólogo que ha impactado en Londres y Nueva York

Vicky Luengo, in a scene from 'Prima Facie.'
Vicky Luengo, in a scene from 'Prima Facie.'Omar Antuña
Raquel Vidales

Cuando la actriz Vicky Luengo recibió la pasada primavera la propuesta de protagonizar Prima Facie no estaba con muchas ganas de hacer teatro. Venía de varios rodajes y la temporada anterior se había entregado a fondo en El Golem, una obra dura de Juan Mayorga que estrenó en el Centro Dramático Nacional con dirección de Alfredo Sanzol. Pero aceptó leer el texto y antes de terminarlo ya supo que quería hacerlo. Es un monólogo de la australiana Suzie Miller protagonizado por una ambiciosa abogada que a menudo defiende a clientes acusados de agresiones sexuales y cree por encima de todo en la “verdad legal”. Hasta que ella misma es violada y sus certezas jurídicas sobre el consentimiento se resquebrajan. Todavía candente el debate sobre la ley del solo sí es sí en España y los crecientes ataques de la ultraderecha contra el feminismo, Vicky Luengo se sintió profundamente interpelada y se metió de lleno en la producción, dirigida por Juan Carlos Fisher.

Lo que no sabía entonces la actriz es que iba a estrenar la obra en un momento en que el mismo debate está de nuevo en el centro de la conversación política y social por el beso no consentido del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, a la jugadora Jenni Hermoso ante los ojos de todo el mundo. A veces el teatro aparece de la manera más oportuna como un espejo de aumento que ayuda a ver los matices. Eso le pasó a Luengo al toparse con Prima Facie. “Me removió. Me conectó con la ira que me genera la desprotección de las mujeres ante las agresiones sexuales. Porque por mucho que te pueda impactar una noticia sobre un caso como el que se plantea en la obra, eso no se puede comparar con la experiencia de vivirlo a través del teatro. Cuando ves a alguien en presente pasando por ello con todos sus detalles, tu cuerpo lo graba de otra manera y lo tendrá en cuenta en el futuro. Aunque solo dos personas en cada función se vayan con esa sensación, ya me habrá valido la pena meterme en este proyecto”, comenta en una charla con EL PAÍS tras un ensayo en Madrid.

Prima Facie se presentó en el Teatro Palacio Valdés de Avilés en una única función el pasado 18 de agosto. Del 31 de agosto al 17 de septiembre hará temporada en los Teatros del Canal de Madrid y después saldrá de gira por España. Apenas han pasado cuatro años desde que el texto se estrenó por primera vez en Australia y ya ha tenido réplicas en varios países. Se ha anunciado además una adaptación cinematográfica. El eco de su éxito llegó rápido al West End de Londres y en 2022, pandemia de por medio, se presentó una nueva producción protagonizada por Jodie Comer y que se llevó dos premios Olivier: mejor obra nueva y mejor actriz. El mismo espectáculo se ha visto este año en Nueva York y Comer se ha llevado también un Tony. Con ese historial, es posible que Vicky Luengo logre unos cuantos galardones en España. Un salto más en la carrera imparable de esta intérprete nacida en Palma hace 33 años, marcada por su participación en la serie Antidisturbios y películas como Chavalas o Suro, pero que nunca ha dejado de lado el teatro.

Vicky Luengo
Vicky Luengo, en otra escena de la obra.Omar Antuña

En este momento en el que el feminismo ha vuelto a rugir en España y también sus detractores, ¿cómo imagina Vicky Luengo que va a ser recibida Prima Facie en este país? “Lógicamente habrá de todo. Las reacciones que he tenido en las pocas funciones y ensayos que he hecho con público han sido en general muy positivas, pero ha habido algunas personas —entre ellas mujeres— que han salido diciendo que en realidad en la obra no quedaba claro que hubiera sido una violación. Que no hay un ‘no’ explícito de la protagonista. Precisamente por eso estoy haciendo esta función. Porque quiero que la gente vea con sus propios ojos la herida que deja una violación en el cuerpo de una mujer. Más allá de que sea capaz de expresarlo con palabras, el ‘no’ es evidente”, responde la actriz.

Para mostrar esa herida, la intérprete hace un trabajo de transformación descomunal en escena. En la primera parte vemos a una abogada arrogante, controladora y segura de sí misma. En la segunda parte, parece otra persona. Le cambia el cuerpo. Está llena de dudas y llega a poner en cuestión sus recuerdos cuando lleva el caso a los tribunales. “Eso es lo que quiero que se vea. Que aunque haya leyes que condenan la violación, cuando llegas a juicio no es fácil demostrarlo. Te tachan de mentirosa. La ley del sí es sí es un avance, pero tiene que cambiar también la sociedad para que se pueda aplicar con eficacia. La norma no funcionará mientras haya hombres y mujeres que no se den cuenta de cuándo se está cometiendo una agresión porque ciertos comportamientos están normalizados”, subraya la actriz.

Dice su personaje en Prima Facie: “Hubo un tiempo, no hace mucho, en que los tribunales como este no ‘veían’ que el sexo no consentido en el matrimonio era una violación, no ‘veían’ que las mujeres maltratadas se defienden de una manera distinta a la de los hombres. Sin embargo, una vez que ‘vemos’ ya no podemos ‘dejar de ver’, ¿no es cierto?”. La oleada feminista desatada en España por el beso no consentido de Rubiales lo demuestra, pero Vicky Luengo advierte: “Es cierto que el concepto de consentimiento que pueda tener mi abuela es ya muy distinto al mío. Pero no hay que perder de vista esta frase de Simone de Beauvoir: ‘No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados’. Hay que seguir alerta. No pasan tres días sin que yo reciba un comentario desagradable por la calle. Antes pasaba de largo, pero ahora no. Me paro y respondo”.

¿Cree que una obra de teatro puede ayudar a cambiar el mundo? Luengo suspira: “Esto funciona espectador a espectador. Es una cuestión de educación y el cambio de mentalidad no se produce de un día para otro, pero la vivencia del teatro puede contribuir a ese cambio. Porque la cultura genera discurso. Y el discurso genera realidad”. Una prueba: el cartel que anunciaba las representaciones de Prima Facie en Nueva York estaba compuesto por un millar de caras de mujeres colocadas de tal forma que dibujaban el rostro de Jodie Comer; los retratos pequeños eran fotografías de víctimas reales de agresiones sexuales que habían visto el espectáculo el año anterior en Londres y se habían sentido identificadas hasta tal punto que enviaron cartas a los productores para compartir sus propias experiencias.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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