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‘Nixon in China’, cuando la ópera hace historia

El Teatro Real estrena por primera vez en España esta obra de John Adams basada en la visita del presidente de Estados Unidos al país asiático en 1972

Una escena de 'Nixon in China' en la Den Kongelige Opera de Copenhague.
Una escena de 'Nixon in China' en la Den Kongelige Opera de Copenhague.Camila Winther (Cedida Teatro Real)
Virginia López Enano

Si Nixon in China fuera una película, podría incluir al final el típico texto aderezado con banda sonora que hace un rápido balance sobre cómo está la situación años después. Quizás algo así: “La luna de miel entre China y Estados Unidos no cuajó en un matrimonio duradero. Medio siglo después, los dos países se miran con recelo y se disputan el liderazgo mundial”. Pero no es una película, es una ópera de John Adams cuyo estreno en España podrá verse en el Teatro Real de Madrid del 17 de abril al 2 de mayo.

Además de un filme, Nixon in China podría ser también una crónica periodística que narra uno de los acontecimientos diplomáticos más importantes de finales del siglo XX. Empieza con la llegada del avión americano y la bienvenida del primer ministro Chu En-lai al presidente de Estados Unidos. Continúa, una hora después, con la reunión entre Nixon y Mao Zedong y con la visita, ya al día siguiente, de la señora Nixon a fábricas, colegios y granjas. “Lo más emocionante es que son hechos reales”, resume el director de escena John Fulljames en vídeo, ya que no ha podido acudir a la presentación de la obra este miércoles en el teatro. Y continúa: “Nos situamos 50 años después, en un momento que estos acontecimientos están pasando a la historia, están camino de convertirse en algo mítico. Este proceso es clave para entender por qué John Adams quiso crear esta obra y por qué es relevante representarla ahora”.

El director de escena cuenta que quedaron impresionados por la gran cantidad de material sobre el histórico encuentro. Grabaciones, fotografías y reportajes que les ayudaron a recrear los trajes, las pelucas y el maquillaje de los protagonistas, pero también a profundizar en ellos. Con la escenografía pretenden representar un archivo para que el espectador sienta que está desenterrando él mismo parte de la historia. “Tratamos de encontrar el puente entre hechos históricos. Entre el modo en que el público de aquella época podía sentir esos hechos que eran recientes y el modo en que nosotros apreciamos este suceso que pertenece ya a una historia más lejana. Imaginamos al público quitando el polvo a las cajas, abriéndolas y viendo a ver qué hay en ellas”, añade el escenógrafo y figurinista Dick Bird.

Una escena de 'Nixon in China' en la Den Kongelige Opera de Copenhague.
Una escena de 'Nixon in China' en la Den Kongelige Opera de Copenhague.Camila Winther (Cedida Teatro Real)

Esta ópera también es un hito desde el punto de vista musical. “Es innovadora, especial y única. Pero mucha de su base está también anclada en el pasado. Tiene influencias del jazz, del neoclasicismo, del postromanticismo, ecos a Strauss o Stravinski. Me atrevería a decir que va aún más lejos: con influencias barrocas. Es una ópera que mira al pasado, pero también al presente y futuro”, resume Kornilios Michailidis, uno de los dos directores musicales. Estaba previsto que el director fuera Ivor Bolton, pero finalmente no ha podido por motivos personales.

La coreana Olivia Lee-Gundermann completa la dirección musical, aportando también su visión como asiática a una obra que fusiona el mundo occidental y el oriental. “La principal diferencia entre ambas culturas es que en Asia no existen películas de superhéroes porque lo más importante, según nuestra mentalidad, es el sentido de comunidad. En Nixon in China cada cantante es un héroe sobre el escenario, pero la orquesta debe tocar al unísono, si no, todo se rompe”.

Además, Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, señala que la obra esconde mucho sentido del humor: “Hay muchísimos guiños tremendamente irónicos. Uno de ellos son las tres secretarias de Mao que van repitiendo en tono muy grave lo que dice el líder del partido, pero a veces a Mao se le va la olla, empieza a decir cosas que no están en el guion y en un momento dado las secretarias se anticipan a lo que va a decir para que él se vuelva a meter en los raíles en los que se supone que debe estar el presidente de China”. Y concluye: “A John Adams le encanta decir que en su casa no se distinguía a Benny Goodman de Mozart y de alguna forma eso explica muy bien lo que es Nixon in China: una obra capaz de integrar la gran tradición musical europea con todo lo que es el mundo del jazz... Músicas muy diferentes que aquí forman parte de un mismo lenguaje”. La producción cuenta con el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA.

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Sobre la firma

Virginia López Enano
Trabaja en el equipo de Redes de EL PAÍS. Ha pasado por varias secciones del periódico, como la delegación de Sevilla, Nacional o El País Semanal, donde ha escrito temas de música y cultura. Es Licenciada en Historia y Graduada en Periodismo por la Universidad de Navarra y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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