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El Ministerio de Cultura pone en marcha el Bono Joven Cultural 2023

El borrador del real decreto que regula la ayuda ya está publicado en la web ministerial y ciudadanos, instituciones y administraciones tienen diez días para presentar sus aportaciones

Bono Cultural del Ministerio
Una joven pasa con su teléfono móvil por varios carteles de conciertos, a 26 de julio de 2022, en Madrid.Eduardo Parra (Europa Press)
El País

El Bono Joven Cultural 2023 da sus primeros pasos. Este viernes el Ministerio de Cultura y Deporte ha puesto en marcha el trámite de audiencia e información pública del borrador del real decreto que regula el bono. Es decir, que el texto ya se puede consultar en la página web del ministerio y hasta el 13 de febrero (durante un espacio de 10 días) los ciudadanos, instituciones y administraciones, implicadas o interesadas, podrán presentar sus aportaciones.

De igual manera que el año pasado, que fue el primero en el que se implantó esta iniciativa siguiendo el ejemplo de países del entorno como Francia e Italia, el Bono Joven Cultural consistirá en una ayuda de 400 euros para las personas que cumplan la mayoría de edad este año, que se podrá utilizar exclusivamente en los establecimientos o instituciones que previamente se hayan adherido al programa (fueron más de 3.000 el año pasado), entre los que se encuentran desde grandes museos y teatros hasta pequeñas librerías y salas de exhibición. El fin de la iniciativa, según el ministerio, es bidireccional: por un lado, promover el acceso a la cultura a los jóvenes en un momento crucial del desarrollo de sus intereses vitales; por otro, dar apoyo al sector cultural que viene tocado de los sufrimientos de la pandemia.

La iniciativa se puso en marcha el 25 de julio del año pasado, presentada como una de las medidas estrella del Gobierno de Pedro Sánchez (y tachada por la oposición como una medida “electoralista” para atraer el voto joven). Un total de 281.557 jóvenes fueron los beneficiarios del Bono Cultural Joven en toda España en 2022, lo que supone el 57,8% de las personas nacidas en 2004 (cerca de 488.000). Cuatro de cada 10 ciudadanos que cumplieron la mayoría de edad rechazaron o no consiguieron solicitar la ayuda. Un problema para la obtención de la ayuda fueron las dificultades burocráticas: “Solicitar el bono cultural es más difícil que sacarse el bachillerato”, dijo un usuario en la red social Twitter. Se detectaron también problemas con los servidores de los portales web, y dificultades para conseguir una cita presencial (y todavía más difícil en zonas rurales o localidades pequeñas).

A final de año, pese a todo, el ministro Miquel Iceta se mostró optimista; según dijo, este resultado “muestra el interés de un amplio espectro de la población joven española por la cultura, que esta iniciativa ayuda a fidelizar como público y consumidor de cara al futuro; y, por otro lado, ofrece un respaldo adicional al sector para recuperarse de la crisis”.

Uno de los aspectos más discutidos del bono ha sido la demarcación entre las expresiones culturales que entran dentro de su ámbito y las que quedan fuera, que en la nueva edición se mantiene como el año pasado. Según el borrador, “el real decreto contempla expresamente la exclusión de productos que no son en sí mismos de carácter cultural, aunque sirvan de soporte o constituyan un medio o instrumento para la expresión o manifestación cultural, así como otras actividades que, relacionadas con el patrimonio cultural, son financiadas o fomentadas desde otros ámbitos”. Entre estas actividades no subvencionadas, aunque caigan dentro del ámbito de Ministerio de Cultura y Deporte, están los espectáculos taurinos (decisión que en su día fue polémica) y los eventos deportivos. El bono tampoco se aplica a la compra de artesanía, obra plástica y gráfica. Sí se incluyen las expresiones culturales mediadas a través de la tecnología, como plataformas de podcast, audiolibros o audiovisuales; o videojuegos o publicaciones digitales. El bono, por ejemplo, cubre la suscripción a EL PAÍS.

El uso de la ayuda tiene sus tramos para repartir el consumo entre las diferentes ramas de la cultura, ya sean en formato presencial, en soporte físico o en línea. Se podrán destinar hasta 200 euros a artes en vivo, patrimonio cultural y artes audiovisuales (se priman las actividades presenciales, como el cine, los museos o los teatros, más castigados por la crisis pandémica), otros 100 euros a bienes culturales en soporte físico y los 100 euros restantes al consumo digital o en línea. El bono no opera por años naturales: podrá usarse en los siguientes 12 meses a su concesión. Se puede solicitar a través de una página web creada a tal fin por el ministerio en la que también se pueden consultar las opciones de consumo que se ofrecen. El Bono Cultural Joven se financia con la asignación al Ministerio de Cultura y Deporte dotada por los Presupuestos Generales del Estado. El año pasado se gastaron 112 millones de los 210 previstos.

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