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Lluís Pasqual, al recoger el Premio Corral de Comedias: “Se lo brindo a una mujer de talento resplandeciente, la gran Rosa Maria Sardà”

El director teatral recibe en Almagro el galardón en un acto que contó con la intervención de Núria Espert

Lluís Pasqual posa con el Premio Corral de Comedias, acompañado por el ministro de Cultura, Miquel Iceta (izquierda), y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.
Lluís Pasqual posa con el Premio Corral de Comedias, acompañado por el ministro de Cultura, Miquel Iceta (izquierda), y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.Jesús Monroy (EFE)

En el año 2001 se creó el Premio Internacional de las Artes Escénicas de Castilla-La Mancha Corral de Comedias y en aquella primera edición el jurado, presidido por el escritor Antonio Gala, se lo otorgó por unanimidad al teatro Lliure de Barcelona, que ese año celebraba sus bodas de plata. El galardón, que con el tiempo pasó a llamarse solo Premio Corral de Comedias, y siempre se ha concedido en el marco del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, se le entregó a uno de los profesionales que fundaron el Lliure en 1976, el director escénico Lluís Pasqual, ya hoy convertido a sus 71 años en uno de los nombres más internacionales de las artes escénicas españolas.

Este jueves Pasqual volvió a recibir ese mismo premio, aunque en esta ocasión era para él personalmente. En esta XXII edición, el galardón reconoce la trayectoria del director de escena “como transformador de los lenguajes escénicos, siempre con un enorme respeto por nuestro patrimonio teatral, pero con el riesgo de la vanguardia”. Le fue entregado en un acto en el que no sólo se dio por inaugurada la 45ª edición del Festival de Almagro, sino que contó con la impagable intervención de la actriz Núria Espert, tan presente a lo largo de la trayectoria profesional de Pasqual y encargada en el acto de realizar la laudatio al galardonado. Espert, a sus 87 años, lúcida y bella, arropó con su voz y sus palabras a Pasqual, del que dijo que su pasión por el teatro nunca ha parado de crecer y en ella el espectador ha tenido un protagonismo esencial. En su intervención, la actriz destacó además el estrecho vínculo del trabajo de Pasqual con la obra de Federico García Lorca, autor al que ha vuelto una y otra vez, estrenando sus obras y textos inéditos, escribiendo un divertido libro, De la mano de Federico, o convirtiendo pequeños poemas en espectáculos con los que hacía flotar al público, como ocurrió con Diálogo del amargo, montaje que duraba cuatro minutos y medio y en el que condensó el talento de Lorca y el suyo propio, con la ayuda de los actores Nacho Martínez y un jovencísimo Antonio Banderas, quien participó cuando aún no había saltado a la fama en varios montajes de Pasqual.

Por su parte, el homenajeado quiso compartir el premio con los miles de profesionales que lo han acompañado hasta ahora “en muchas aventuras a lo largo de eso que hemos convenido en llamar trayectoria”. Pero entre todos ellos destacó de manera especial a los actores: “Y utilizo, por razones prácticas, el falso masculino que los nuevos lingüistas llaman incoloro y que, de momento, según la Real Academia, incluye a todos los géneros, que son muchos. Yo he aprendido de mucha gente, pero sobre todo de ellos y con ellos. Actores de muchos países, de muchas escuelas y métodos diversos. Debe de ser una enfermedad incurable, pero adoro a los actores. Y a los cantantes. Me parecen seres tocados por un don que siempre me conmueve”, señaló el director, que no ocultó que en su vida teatral, muchas veces, le motivó mucho más para hacer un espectáculo “el con quién que el propio qué”.

Núria Espert y Lluís Pasqual, durante entrega del Premio Corral de Comedias, este jueves en Almagro.
Núria Espert y Lluís Pasqual, durante entrega del Premio Corral de Comedias, este jueves en Almagro.JESUS MONROY (EFE)

Su intervención, divertida y llena de anécdotas, terminó con una dedicatoria muy especial para él: “Podría dedicar este premio a muchos compañeros y amigos a los que veo aquí sentados y que han venido desde muy lejos sólo para darme un abrazo, pero he escogido a un grupo determinado de nuestro gremio: los actores. Podría por supuesto brindárselo a Núria Espert, que ha sido fundamental en mi vida profesional y personal, pero estoy convencido de que ella va a estar no sólo de acuerdo sino feliz si se lo brindo a una mujer de talento resplandeciente, cuyo último gran personaje lo interpretó en Almagro, la Fabia de El Caballero de Olmedo. No hay casualidades: la última foto que tenemos juntos es precisamente en este Corral de Comedias. De un lado estoy yo y en el otro, contemplando maravillada este lugar, la gran Rosa Maria Sardà”.

En el acto intervinieron, entre otras autoridades, el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, que destacó “la libertad que caracteriza la obra de Pasqual, la historia viva de nuestro teatro... Este es un día para agradecer, celebrar y conmemorar el esfuerzo de tantas personas que, como Lluís, nos dicen la verdad sobre lo que nos pasa”, así como Emiliano García-Page, presidente de la Junta de Comunidades de Castila La-Mancha. Ignacio García, director de la muestra, señaló que el Festival de Almagro debe ser un lugar donde crezca un nuevo canon y donde se recuerden las voces que sembraron las semillas de una lengua compartida por 600 millones de hispanohablantes. Así, subrayó la presencia de Uruguay como país invitado, vinculándolo con el lema de este año Ser en la noche un ser como en el día, de la poeta uruguaya Ida Vitale. Una reivindicación del derecho de las mujeres a ser libres todas las horas del día.

Pasqual y el teatro contemporáneo

Lluís Pasqual (Reus, 71 años) es licenciado en Filosofía y Letras y en Arte Dramático por el Institut del Teatre de la Diputación de Barcelona. Con una escena es capaz de transformar la realidad sin más armas que la palabra. Su encuentro con el escenógrafo Fabià Puigserver provocó la creación de un espacio escénico insólito en la España de los años 70: el teatro Lliure de Barcelona, un lugar abierto a la dramaturgia más libre. Tras dirigir esta iniciativa se puso al frente del Centro Dramático Nacional, donde estrenó dos lorcas entonces inéditos: El público y Comedia sin título. Como gestor teatral se responsabilizaría más tarde del Odéon-Théâtre de l’Europe de París y de la Bienal de Venecia. Su carrera profesional prosiguió como director artístico del teatro Arriaga de Bilbao y, desde 2011, como director del Lliure. Ha compaginado estas actividades con su labor de director teatral. Es miembro de honor de la Academia de las Artes Escénicas de España, ha recibido numerosas distinciones, entre ellas el Premio Nacional de Teatro y la de Caballero de la Orden de las Artes y Letras de la República Francesa.

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