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El Hermitage se despide de Barcelona

Los promotores del museo en la capital catalana centran sus esfuerzos en el frente judicial con el Ayuntamiento para una indemnización por el bloqueo

Museo Hermitage Barcelona
Imagen virtual del proyecto de sede del Hermitage en Barcelona.EL PAÍS
Dani Cordero

El proyecto para abrir una sucursal del museo Hermitage en Barcelona está en retirada. La firme oposición del Ayuntamiento de la ciudad al espacio ha acabado por hacer desistir de la idea a sus promotores, liderados por el fondo de inversión suizo-luxemburgués Varia, que ya han comunicado su decisión a los partidos políticos presentes en el Consistorio y a diferentes entidades de la capital catalana. La sociedad ha paralizado todos los gastos que mantenía abiertos para sacar adelante el proyecto. Tras gastar más de tres millones de euros, a partir de ahora apuesta por centrar los recursos en el frente judicial que tiene abierto con el Gobierno municipal controlado por Barcelona en Comú, la formación encabezada por Ada Colau.

La sociedad Museo Hermitage Barcelona, controlada en un 80% por Varia y en el 20% restante por la sociedad Cultural Development, tira la toalla por diferentes motivos. Especialmente por el bloqueo del Ayuntamiento y ante las pocas opciones que contemplan de que los comunes, principal freno al proyecto, no gobiernen la capital catalana tras las próximas elecciones municipales de 2023. Y asimismo porque el fondo de inversión considera que no se puede seguir despreciando las ofertas de otras ciudades para albergar el museo: 23 capitales de provincia españolas con Madrid a la cabeza se han postulado para acoger la inversión, además de una decena de ciudades europeas, entre las que figura Lisboa.

“A partir de ahora, todos nuestros recursos se focalizan en el procedimiento judicial, que seguiremos hasta sus últimas consecuencias”, afirma Albert Pinadell, coordinador general del proyecto. “El primer hito será la resolución sobre las medidas cautelares solicitadas, si el juez no las otorga el litigio se resumirá en una mera cuestión indemnizatoria y en este sentido debemos ser realistas: a no ser que, en breve, haya cambios radicales, el proyecto no se llegará a realizar en Barcelona”. Rosa Carretero, responsable de relaciones institucionales de Hermitage Barcelona, con 10 años tras el proyecto, admitía el jueves la retirada desde una posición personal de “tristeza y desencanto”.

Las escasas posibilidades de que la justicia admita las medidas cautelares en un caso como este también están dentro del marco conceptual en que se ha tomado la decisión de la retirada. La compañía solicitó al juzgado que, antes de resolver el fondo del asunto, anule la decisión del pleno del Ayuntamiento con la que el Gobierno municipal impide la autorización administrativa para construir el edificio del museo en una pastilla del puerto, en el barrio de la Barceloneta. Esa negativa es la clave de todo el embrollo en el que está inmersa la franquicia del Hermitage en la ciudad. La Autoridad Portuaria de Barcelona, en cuyos terrenos se levantaría el edificio, dio el 26 de mayo de 2021 una autorización condicionada para que se pudiera levantar el museo. Esa condición se basaba en la firma de un convenio con el Ayuntamiento, pero lejos de suscribirlo, tan solo dos días después de la decisión del puerto el Gobierno municipal —en el que también está el PSC, si bien en este caso está favor del museo—, aprobó no tramitar ese documento conjunto.

proyecto Museo Hermitage en Barcelona
Proyecto inicial del museo HermitageEL PAÍS

El desembarco del Hermitage en la ciudad catalana iniciado hace más de 10 años no es menor. Contemplaba la inversión de 52 millones de euros para la construcción de un edificio icónico, blanco y de líneas ondulantes, diseñado por el galardonado arquitecto japonés Toyo Ito junto al mar, y que debía contar inicialmente con seis salas de exposiciones. El museo se alimentaría del amplio fondo del Museo Hermitage de San Petersburgo, con el que en 2012 se firmó un convenio de colaboración por un periodo de 50 años. Los objetivos iniciales situaban una cifra de 850.000 visitantes en su primer año, sostenidos sobre todo por el gran tirón turístico de la ciudad, al que fiaban el 70% de las entradas, y la creación de en torno a 400 empleos. En el proyecto presentado a la Autoridad Portuaria también se manifestaba la intención de habilitar un fondo museístico propio.

Pero al principal partido municipal nunca le acabó de agradar la idea. Ha cuestionado su origen privado, la presencia de un fondo de inversión en su accionariado y su viabilidad financiera. Ha cargado contra la aportación de turismo que provocaría en un barrio ya suficientemente presionado por las visitas foráneas como es el de la Barceloneta y los problemas de movilidad que generaría en lo que es una suerte de península urbana rodeada de agua. E incluso ha intentado que los inversores pudieran participar en algún otro proyecto más acorde con su idea de ciudad.

Indemnización millonaria

“Hermitage Barcelona fue el único proyecto que se presentó con una propuesta para este espacio y ha cumplido con el proceso de tramitación de forma escrupulosa”, defendió la empresa cuando acudió a los tribunales. La vía judicial, previendo todo tipo de recursos hasta alcanzar el Tribunal Supremo, se podría alargar hasta ocho años, por lo que los promotores no ven viable mantener vivo el proyecto hasta entonces. Por ello mantendrán el proceso abierto para asegurarse la recuperación del dinero invertido hasta ahora y una indemnización por el lucro cesante de la actividad, que podría superar los 100 millones de euros. Una de las incógnitas es qué Administración (Autoridad Portuaria o Ayuntamiento) debería asumir esa indemnización en el caso de que el fallo diera la razón a los promotores del museo, porque la primera dio una autorización que la segunda ha impedido ejecutar.

En este tiempo, ha habido intentos con la intermediación del PSC de evitar el conflicto judicial. El que más cerca estuvo de prosperar fue el de que el Hermitage pudiera ceder o compartir espacios con el Gran Teatro del Liceo, propuesta que no llegó a prosperar porque, entre otras cosas, la parcela no ofrecía espacio suficiente. Pese a esas limitaciones, Hermitage Barcelona encargó en verano pasado al estudio de Toyo Ito una modificación de su idea original, que es la que ilustra esta información. Pero los esfuerzos quedaron en nada por la oposición municipal.

Sin embargo, el Liceo sí ha encontrado el apoyo de las administraciones, incluido el puerto, para ocupar el espacio sobre el que actualmente se levanta un cine Imax cerrado en 2014, en el que levantaría un auditorio nuevo. Los promotores del Hermitage están convencidos de que, pese al comunicado oficial, las instalaciones que deseaba el teatro operístico para ampliar su actividad no cabrán en ese espacio.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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