Nicanor Parra, el antipoeta por excelencia
Científico de formación, se convirtió en un revolucionario de la poesía al saber combinar con éxito la escritura y la imagen en mordaces poemas visuales
Nicanor Parra fue uno de los poetas latinoamericanos más importantes del siglo XX, reconocido por su estilo mordaz, irónico y lúcido, que él definió como “antipoesía”. Este movimiento literario no debe entenderse como una negación del género ni de su función artística y comunicativa, sino como una voluntad de erradicar los excesos retóricos del momento, y hacerlo en favor de un coloquialismo a menudo mordaz, políticamente comprometido y, sobre todo, próximo al alma y a la expresión popular. Parra reclamó la poesía como un arte coloquial e irreverente. “Siempre asocié la poesía con la voz de un sacerdote en el púlpito… Deja que los pájaros canten”, dijo una vez para explicarlo.
El mayor de la saga de los hermanos Parra, cantera de reconocidos y representativos artistas de la cultura chilena, es considerado uno de los mejores poetas chilenos junto a Neruda, Huidobro y Mistral. Además de poeta, Nicanor Parra fue físico, matemático, profesor e intelectual chileno. Gracias a sus investigaciones recibió numerosas becas que le permitieron viajar por América y Europa, pero su fama como poeta superó a su gran prestigio como profesor de Física especializado en Newton, carrera que ejerció durante 40 años sin descuidar la poesía y que también dio sus frutos con numerosas generaciones de físicos que aún siguen en activo.
A lo largo de su longeva vida, ya que vivió 103 años, su obra fue traducida a un gran número de idiomas para convertirla en universal, y recibió los mayores reconocimientos de la literatura, e incluso, aunque nunca ha sido confirmado por la academia sueca, estuvo nominado al Premio Nobel de Literatura en tres ocasiones.
Nicanor Segundo Parra nació en San Fabián de Alico, un pueblo de la cordillera chilena el 5 de septiembre, de 1914. Fue el mayor de una modesta saga de ocho hermanos del matrimonio formado por Nicanor Parra Alarcón, profesor de niños y músico, y por Rosa Clara Sandoval, tejedora y modista de origen campesino, aficionada al canto de música folclórica, y quien ya tenía dos hijas de un primer matrimonio. Entre sus hermanas destacó Violeta, famosa cantante folclórica (1917-1967).
La casa de los Parra hacía las veces de escuela del pueblo, pero la actitud bohemia de su padre, junto a las penurias económicas familiares, convirtieron la infancia de Nicanor en una continua mudanza de domicilios y cambios de trabajo del padre. Al final, en 1927, con 12 años de edad, la familia se estableció de manera definitiva en la localidad de Chillán.
Nicanor fue el único de los hermanos que continuó los estudios más allá de los primarios, aunque la educación que les ofreció su madre en casa, con el acervo cultural popular chileno, fue fundamental en el desarrollo de todos ellos y en sus vocaciones profesionales.
En Chillán, Nicanor cursó hasta quinto año de Humanidades, según el antiguo sistema educativo chileno, en el Liceo de Hombres. Comenzó a escribir en esta época sus primeros poemas acordes con la retórica a la que tenía acceso. En 1932, con su mayoría de edad, decidió abandonar el domicilio familiar para, sin medios económicos, irse a la capital e ingresar a la Escuela de Carabineros. Sin embargo, la Liga de Estudiantes Pobres le otorgó una beca para cursar el último año de Secundaria en el Internado Nacional Barros Arana, donde conoció y entabló amistad con Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con quienes tuvo gran afinidad artística. Según reconoció después, en este internado comenzó a gestar las ideas de lo que años más tarde derivaría en la antipoesía.
En 1933 ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile para estudiar Matemáticas y Física. También se matriculó en Ingeniería, Derecho e Inglés, pero los abandonó rápidamente. En 1935 fundó, junto a sus amigos Millas y Pedraza, la Revista Nueva, distribuida entre los inspectores, profesores y alumnos del internado, al que seguían vinculados. En ella Parra realizó sus primeras publicaciones, entre ellas el cuento titulado Gato en el camino, que le valió una amonestación del rectorado por el irreverente verso libre.
En 1937 se graduó como profesor de Matemáticas de la Universidad de Chile y comenzó a ejercer como docente en liceos de Santiago. Ese mismo año publicó su primer poemario, Cancionero sin nombre, muy influido por la obra de Federico García Lorca. En la ciudad que lo vio crecer, Chillán, fue nombrado poeta laureado en la Fiesta de la Primavera, y allí se encontró por primera vez con Pablo Neruda. En un acto de homenaje a Gabriela Mistral, Nicanor le dedicó su poema inédito Canto a la escuela, y ella elogió su trabajo y lo catalogó como “el futuro poeta de Chile”.
Gracias a una beca otorgada por el Institute of International Education, en 1943 Parra viajó a Estados Unidos para estudiar un posgrado en Mecánica Avanzada en la Universidad Brown. Regresó como físico especialista en Indeterminación y Relatividad para incorporarse como profesor titular de Mecánica Racional en la Universidad de Chile. Poco después, en 1948, fue nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería, cargo que ocupó durante 20 años.
Una nueva beca, en esta vez del Consejo Británico en 1949, le permitió estudiar Cosmología por dos años en Oxford (Inglaterra). Al regresar a Chile se unió con el poeta Enrique Lihn y el artista Alejandro Jodorowsky para montar Quebrantahuesos, una exposición de poesía mural realizada con recortes de periódicos donde utilizaron la técnica del collage.
Las experiencias vividas en el extranjero fueron decisivas para la gestación de su segunda y fundamental obra, Poemas y antipoemas (1954), donde el autor irrumpió con el nuevo concepto de “antipoesía”, con el que se oponía a toda la poesía tradicional imperante, encabezada por Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo Rokha. El libro fue acogido como una obra revolucionaria en el ámbito de la poesía hispanoamericana de aquellos años, y a partir de esta obra y esta nueva manera de hacer poesía, Nicanor Parra comenzó una intensa actividad literaria que le dio a conocer a nivel nacional e internacional.
Durante la segunda mitad de los años 50 Nicanor Parra realizó muchos viajes al extranjero, siendo invitado a Estados Unidos, Perú, Panamá y México para dictar conferencias académicas y asistir a talleres y eventos literarios. En 1958 emprendió un largo viaje a Europa y Asia, donde incluyó en sus destinos Moscú, Roma y Madrid.
Empezó a conocerse a Nicanor Parra como el antipoeta por excelencia, lo que confirmó en La cueca larga (1958). Esta obra, que alude en su título al ritmo musical chileno por excelencia, se abrió a las canciones, también debido a la relación del poeta con su hermana, la célebre cantautora Violeta Parra.
La década de los 60 fue tan prolífica como brillante y aplaudida, y los reconocimientos más importantes de la literatura empezaron a llegar desde distintos puntos del planeta. En 1969, con la publicación de Obra gruesa, se reunió en un solo volumen la antipoesía del autor. Ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de Literatura, que lo consagró definitivamente.
En 1971 dirigió un taller de escritores en la Universidad de Columbia en Nueva York, y un años más tarde Nicanor Parra inauguró una nueva etapa artística con Artefactos, un libro en forma de caja que contenía decenas de postales contraponiendo palabras e imágenes en las que destaca la exasperación del sarcasmo y siempre recurriendo a una ortografía que, con su particular uso de signos como “&”, “x” o “+” (en lugar de “y”, “por” o “más”), se adelantó a los mensajes de texto de los teléfonos móviles. Esta ironía feroz, sin embargo, le procuró algunos detractores, pero él se manifestó siempre como autor independiente.
Nicanor Parra logró algunos de los premios más importantes, como el Premio Nacional de Literatura de Chile, el Internacional de Literatura Latinoamericana, el Juan Rulfo (1991), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Patrimonio Nacional de España y Universidad de Salamanca (2001), el premio Bicentenario 2001 y el Premio Cervantes 2011 al conjunto de su obra y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2012). También fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Brown (1991), por la de Concepción -Chile- (1996) y por la del Bio-Bio, también de Chile (2001) y, aunque la academia sueca no lo ha confirmado, todo indica que al menos en tres ocasiones estuvo nominado al Premio Nobel de Literatura.
Pero aparte de su actividad como poeta, y de su gran capacidad como científico, Parra también tuvo una gran implicación intelectual y social. De hecho, comenzó a escribir sus autodenominados “discursos de sobremesa”, utilizando esta serie de premios y homenajes como excusa, en los cuales desplegó su pensamiento y crítica social. Varios de estos textos fueron publicados más tarde en su libro Discursos de sobremesa (2006).
Otro ejemplo de este compromiso social lo demostró en septiembre de 2010, días después de cumplir 96 años, cuando comenzó una huelga de hambre en apoyo a la treintena de comuneros mapuches que ayunaban desde el 12 de julio en la defensa de sus derechos.
El 5 de septiembre de 2014 Nicanor Parra cumplió cien años y el mundo se llenó de homenajes a su obra y a sus contribuciones a la nueva poesía. Se organizaron actividades para conmemorar su vida, como exposiciones con sus artefactos y un parrafraseo masivo de uno de sus poemas, El hombre imaginario, aunque el autor se mantuvo alejado de cualquier reconocimiento en los últimos años de su vida.
Parra falleció en la madrugada del 23 de enero de 2018, a la edad de 103 años, en la casa de la familia en La Reina, bautizada como “la universidad abierta de La Reina”. Allí se había trasladado poco antes de su último cumpleaños, unos meses antes. El Gobierno de Chile decretó dos días de duelo nacional en homenaje al poeta, y el Museo Violeta Parra abrió un libro de condolencias para los ciudadanos, que después fue entregado a la familia del poeta.
Tras el funeral, sus restos fueron trasladados a la que fue su casa en Las Cruces, donde fue enterrado en una ceremonia íntima. En su ataúd se escribió la frase “Voy&Vuelvo”, parte de sus artefactos y trabajos prácticos.
Nicanor Parra fue una de las personalidades que dejó un objeto personal en la antigua cámara acorazada de la sede central del Instituto Cervantes. Su legado en la Caja de las Letras permanecerá guardado hasta el 5 de septiembre del 2064.
Además de su incalculable legado poético, el trabajo de Nicanor Parra ha sido estudiado en varias de las más importantes universidades de Estados Unidos, donde se han filmado incluso dos películas sobre su vida y su obra, partiendo de varios de sus recitales, y es que, poetas hay muchos y variados, pero antipoetas muy pocos y Nicanor Parra, además del primero, fue único.
Babelia
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