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Muere a los 106 años Norman Lloyd, actor del Hollywood de la edad dorada

El intérprete, productor y director trabajó con clásicos como Hitchcock, Renoir, Chaplin o Welles

Gregorio Belinchón
Norman Lloyd, en un coloquio sobre su carrera en 2015 en la fundación del SAG, el Sindicato de Actores, en Los Ángeles.
Norman Lloyd, en un coloquio sobre su carrera en 2015 en la fundación del SAG, el Sindicato de Actores, en Los Ángeles.Angela Weiss (Getty Images for SAG Foundation)

Norman Lloyd, el actor de más edad —si las enciclopedias de cine no fallan— superviviente del Hollywood clásico, falleció este martes en su casa en Brentwood (Los Ángeles), en su cama mientras dormía, a los 106 años. Amigo de Alfred Hitchcock, intérprete reputado de teatro, Lloyd trabajó durante sus más de 80 años de carrera en las pantallas con cineastas de muy diversas generaciones: desde Charles Chaplin y Jean Renoir, a Martin Scorsese o Judd Apatow, quien le dirigió en su última aparición: Y de repente tú (2015). Fue capaz de compaginar y saltar sin remilgos de la interpretación a la producción y dirección, y del cine y el teatro a la televisión: en EE UU le recuerdan por su doctor Daniel Auschlander en la serie Hospital (St. Elsewhere). En la gran pantalla, sus mejores trabajos se vieron en Sabotaje (1942), Recuerda (1945), Candilejas (1952), El club de los poetas muertos (1989) o La edad de la inocencia (1995). Su longevidad y su buen hacer le convirtieron en un rostro popular. En 2014, al llegar el actor al siglo de vida, el Ayuntamiento de Los Ángeles nombró el 8 de noviembre, su cumpleaños, como el Día de Norman Lloyd.

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Nacido en 1914 en Jersey City como Norman Perlmutter, empezó a actuar en el circuito neoyorquino de variedades con nueve años. Su padre fue contable y gerente de una tienda de muebles, pero su madre había recibido de joven clases de canto —tenía buena voz— y de baile, y proyectó su pasión por los escenarios en su hijo mayor (la hermana pequeña de Lloyd, Janice, aún vive con 98 años). Empezó a los 16 años a estudiar Derecho en la Universidad de Nueva York, que abandonó rápidamente: en un mundo arrasado por la Gran Depresión, Lloyd no le veía sentido a ser otro abogado más, y con 17 años entró en el Civic Repertory Theatre de Nueva York. Pasó de una compañía a otra, de Nueva York a Boston, donde le dirigió otro joven artista en ascenso, Joseph Losey, y de ahí a The Theatre of Action, de Elia Kazan, donde conoció a la actriz Peggy Craven, con la que se casó (fueron matrimonio durante 75 años, hasta la muerte de ella en 2011). Así acabó en la Gran Manzana, en el Group Theatre, de Lee Strasberg, y en ese mundillo de Broadway conoció a Orson Welles: en 1937 Lloyd se convirtió en miembro fundador del Mercury Music Theatre, la agrupación teatral del director de Ciudadano Kane y de John Houseman.

Llegó a Hollywood de la mano de Welles. Lloyd viajó con otros compañeros del Mercury Music Theatre para participar en la adaptación que Welles iba a realizar para el cine de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. En la preproducción los gastos se dispararon, la productora RKO abandonó el proyecto y Welles pidió a quien pudiera que se quedara. Lloyd regresó a Nueva York, donde ya había debutado en el filme The Streets of New York, de Anthony Mann, y de ese retorno se arrepentiría toda su vida: los actores de Mercury Music Theatre que se quedaron en Hollywood formaron el reparto de Ciudadano Kane.

Hollywood le llamó para encarnar al espía nazi de Sabotaje (1942), de Alfred Hitchcock, de quien se convirtió en amigo. Esos años, hasta 1952, fueron intensos en la filmografía de Lloyd: enlazó dos decenas de largometrajes como El sureño (1945), de Jean Renoir, que entonces vivía en el exilio en EE UU; Recuerda (1945), de Hitchcock; Un paseo bajo el sol (1945), de Lewis Milestone; El reinado del terror (1949), de Anthony Mann; El halcón y la flecha (1950), de Jacques Tourneur; M (1951), de Joseph Losey, o Candilejas (1952), de Chaplin. Chaplin era gran aficionado al tenis y lo practicó durante mucho tiempo junto a Lloyd, que jugó dos veces a la semana hasta los 100 años. Un año antes, a los 99, había dejado de conducir.

Martin Scorsese y Norman Lloyd, en el rodaje de 'La edad de la inocencia'.
Martin Scorsese y Norman Lloyd, en el rodaje de 'La edad de la inocencia'.

Lloyd fue víctima de la caza de brujas y de las listas negras de Hollywood, y del ostracismo le salvó su amigo Hitchcock, cuando le convirtió en director y productor de más de 250 episodios de las diferentes entregas televisivas de Alfred Hitchcock presenta y de La hora de Alfred Hitchcock, y en los años sesenta y setenta fue uno de los productores y directores más reclamados de la pequeña pantalla, para series o telefilmes.

De 1982 a 1988 interpretó a un médico en la serie Hospital (St. Elsewhere), donde empezaron los entonces desconocidos Denzel Washington, Ed Begley jr. y David Morse; y en 1989 retornó al cine (lo había dejado en 1980 tras El disparatado agente 86) con un papel jugoso: el del director del colegio que no confía en el método pedagógico del personaje de Robin Williams en El club de los poetas muertos. Lloyd comenzó entonces una segunda carrera como actor en series como Se ha escrito un crimen, Más allá de los límites de la realidad, Star Trek: la nueva generación o Modern Family, y en cine en La edad de la inocencia (1993), Las aventuras de Rocky y Bullwinkle (2000), En sus zapatos (2005) o Y de repente tú (2015).

Su poderosa voz es la que narra numerosos episodios de las series de Hitchcock. De ella, en una crónica sobre un encuentro con público para hablar de su carrera durante el festival de Cannes de 2012, Los Angeles Times publicó: “Si la historia del cine moderno tiene una voz, es la de Norman Lloyd” (lo que se acentuaba con su proverbial memoria, que registró numerosísimas anécdotas a lo largo de su vida). Gracias a ese tono aristocrático, surgido de su propio timbre y de las clases de dicción de su adolescencia, Lloyd también desarrolló una estupenda carrera teatral.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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