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Genevoix, escritor de la Gran Guerra, ingresa en el Panteón

Macron conmemora en el templo laico a Los del 14, la generación de las trincheras

Marc Bassets
El ataúd con las cenizas de Maurice Genevoix, escritor de la Primera Guerra Mundial, entran en el Panteón
El ataúd con las cenizas de Maurice Genevoix, escritor de la Primera Guerra Mundial, entran en el PanteónCHRISTIAN HARTMANN (AP)

Los del 14. Es el nombre de una generación heroica y perdida: la de los poilus o peludos, los franceses que lucharon y murieron en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. También es el título de un gran ciclo novelesco de esta contienda, obra de Maurice Genevoix. Ambos, el escritor y sus coetáneos, ingresaron el miércoles en el Panteón, la catedral laica donde reposan los restos de 75 “grandes hombres” —como reza la inscripción en el frontispicio del monumento— de la República francesa, y unas pocas mujeres.

“A los del 14, Maurice Genevoix les ofreció la inmortalidad de las palabras. La República, hoy, los reúne a todos. Para la eternidad. Están aquí”, dijo Macron en un discurso solemne. “'Las glorias del pasado solo están vivas para los países vivos', avisaba [Jean] Jaurès [figura fundacional del socialismo francés]. De los del 14 a los de ahora, nosotros, franceses, estamos bien vivos. Nuestro suelo fue la tierra de sus batallas. Su amor por la libertad, el viático que nos legaron. Su sacrificio expresa nuestra deuda y nuestros deberes. ‘Ahí estaba yo, entre vosotros', les escribió Genevoix. Estábamos nosotros, entre ellos, ya".

Durante la ceremonia, se desvelaron sendas obras del artista plástico alemán Anselm Kiefer y el compositor francés Pascal Dusapin, encargadas para la ocasión: dos telas y seis vitrinas de Kiefer inspiradas por Genevoix y otros autores de la guerra, y una envolvente pieza musical de Dusapin con coros y la declamación de 15.000 nombres de soldados caídos.

La ceremonia fue atípica, con una asistencia reducida por la pandemia. Coincidía con la conclusión oficial de las conmemoraciones por el centenario de la Gran Guerra, que comenzaron hace dos años al cumplirse los cien del Armisticio del 11 de noviembre de 1918. Las cenizas de Genevoix, enterrado tras su muerte en el cementerio de Passy, en París, peregrinaron esta semana por Les Éparges, la localidad del este de Francia donde cayó herido en la guerra, y por la Escuela Normal Superior, vivero de las élites intelectuales francesas, donde el escritor estudió.

Las panteonizaciones son siempre un momento clave en el relato de toda presidencia, una oportunidad para el jefe del Estado de dejar su impronta: la decisión de enterrar los restos de una figura ilustre es de su exclusiva potestad. También le permite modelar lo que en Francia llaman el relato nacional, es decir, la manera que tiene la nación de contarse su propia historia. Los panteonizados —71 hombres y 5 mujeres, muchos de ellos olvidados, otros fundamentales en la identidad francesa, desde Rousseau y Voltaire hasta Víctor Hugo— son los santos laicos de la República. Macron tiene sobre la mesa una petición, que ha levantado una sonada polémica en Francia, para que los restos de los poetas y amantes Arthur Rimbaud y Paul Verlaine se trasladen al templo.

Genevoix, poco conocido fuera de su país, es un escritor notable, galardonado con el Goncourt y secretario perpetuo de la Academia, aunque no de primera fila. Desde que Macron anunció en 2018 su ingreso en el Panteón, las ventas de Los del 14 se han disparado y se ha iniciado un redescubrimiento de una obra en el que el entorno natural y rural tiene un papel central. “El primero de nuestros ecologistas”, le llamó el presidente Valéry Giscard D’Estaing en ocasión de su muerte en Xàbia (Alicante), donde pasaba unos días con su familia, en 1980 a los 89 años.

Al estallar la guerra, Genevoix era estudiante de letras en la Escuela Normal Superior. Su vida cambió en un momento como la de millones de jóvenes. De su experiencia en el 106 Regimiento de Infantería, de los meses de fango y sangre en las trincheras, del combate con los boches —como despectivamente se llamaba a los alemanes— sacó el material de las cuatro novelas, publicadas entre 1916 y 1923, que conforman Los del 14.

“Se dice que hacemos la guerra: es verdad que la hemos hecho. Pero eso no duró mucho. Casi en seguida, fue ella las que se apoderó de nosotros, y nos llevó quién sabe dónde”, escribe Genevoix al principio del último volumen, Les Éparges, escenario de una batalla sangrienta entre febrero y abril de 1915. Al final, el autor cae herido por tres balas, y debe despedirse de sus camaradas: “Vosotros y yo, algunos hombres, un centenar a los que conocí”.

Genevoix es el segundo panteonizado por Macron tras la política feminista y europeísta, y superviviente de Auschwitz Simone Veil. Entre los impulsores de la iniciativa, fueron decisivos la hija del autor de Los del 14, Sylvie, fallecida en 2012, y su marido, el economista y periodista de Charlie Hebdo Bernard Maris, que murió en el atentado de 2015 contra el semanario satírico. La ceremonia de ayer también fue un homenaje a ellos.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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