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Chano Domínguez, Premio Nacional de Músicas Actuales

“Sin el alimento de la cultura nos convertiremos en ciudadanos grises”, alerta el intérprete, con más de cuatro décadas sobre los escenarios. El jurado del galardón, dotado con 30.000 euros, ha destacado el “estilo muy personal” del pianista de jazz flamenco

El músico gaditano Chano Domínguez.
El músico gaditano Chano Domínguez.

Lo último que esperaba este viernes Chano Domínguez era que el teléfono se pusiera a sonar con insistencia. Las llamadas sorprendieron al músico gaditano en Espinho, en el Aveiro portugués, mientras preparaba su concierto nocturno junto al mandolinista brasileño Hamilton de Holanda. “No tenía ni idea de la deliberación. Los integrantes del jurado fueron felicitándome uno por uno y no conocía a nadie, ¡ni al primero! Así que habrán pensado que me lo merecía”, se sonríe nada más finalizar el almuerzo, paladeando aún la grata sorpresa de un Premio Nacional de Músicas Actuales que le consagra como el músico más influyente en la escena del jazz flamenco durante las cuatro últimas décadas. “En realidad”, aclara, “nunca me he sentido adscrito a ningún género. Hago simplemente la música que a mí me gusta. Estoy empapado de la cultura de mi tierra, de bulerías, alegrías o tanguillos, y mezclo esos ritmos con un espacio de creatividad e improvisación. Eso es todo”.

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Estaba siendo un año complicado para Domínguez (Cádiz, 1960), que reside desde hace tiempo en Nueva York y había viajado a principios de marzo a Europa para afrontar una gira de 16 conciertos. Solo tuvo oportunidad de realizar uno. Se confinó en su domicilio de Barcelona y aprovechó el tiempo para reflexionar mucho y componer aún más. “Las dos primeras semanas”, admite con un temblor en la voz, “me sentía tan deprimido que no podía ni sentarme frente al piano. Luego fueron saliendo algunas de las baladas más tristes y melancólicas que he escrito nunca, aunque creo que son bien hermosas. Y por fin llegó un periodo de eclosión, de tirar p’alante”. De resiliencia, ahora que se recurre tanto al término. “Quiero ser positivo y seguir haciendo lo que sé hacer. La cultura es el alimento del alma y sin ella nos convertiremos en unos ciudadanos grises”.

No es amigo de nostalgias ni grandilocuencias Domínguez, que ha firmado muchos menos trabajos en solitario que junto a acompañantes ilustres (Martirio, Javier Colina, Michel Camilo, Paquito D’Rivera) y que rehúye las miradas retrospectivas. “En 2018 ya me di el gusto de celebrar mi 40º aniversario con un mes de actuaciones con diferentes formatos en el Café Central de Madrid”, recuerda, “pero prefiero pensar en todas las ideas pendientes, para las que todavía necesito mucho tiempo”. ¿Y qué tal se sintió durante aquellas semanas frente al espejo? “¡Me lo pasé muy bien!”, se sincera. “Llegué a la conclusión de que me sigue gustando mi música de cuatro décadas atrás. Siempre he buscado una expresión atemporal, no sujeta a modas ni movimientos. La música es para mí no solo un arte, sino una filosofía de vida”.

El currículo que ahora engrosa este galardón del Ministerio de Cultura ya era abrumador, pero a Chano le divierte pensar que sus 42 años de trayectoria siempre han partido de la misma fórmula, el encuentro entre los ritmos populares andaluces y la inventiva vertiginosa de la improvisación. “Ya era así incluso con mi primera banda, Cai, que tomaba como punto de partida el rock sinfónico”, admite. “Hoy en día sigo haciendo lo mismo, mezclar elementos; solo que ahora dispongo de más información y eso me permite manejar un lenguaje más amplio”.

La conversación se apresura porque desde el auditorio de Espinho reclaman a Domínguez para la prueba de sonido. El pianista desvela que la primera llamada de felicitación le llegó de Martirio, ya distinguida con el mismo premio en 2016 y con la que coincidirá este sábado en Las Rozas (Madrid) para presentar su homenaje discográfico al cubano Bola de Nieve. “¡Son tantas las cosas que me faltan por hacer!”, exclama. Y revela que invertirá la dotación del galardón (30.000 euros) en producir su primer gran disco sinfónico, un proyecto que viene acariciando desde hace casi una década. “Eso sí”, concluye: “Da igual que viva en Seattle o en Nueva York, que me escore al jazz, al flamenco o a la música orquestal. El componente andaluz siempre estará ahí, en la sangre. Ya me lo dice mi pareja: no pasa un solo día sin que mencione el nombre de Cádiz …”.

Los ganadores del premio en ediciones anteriores fueron: María Rodríguez ‘Mala Rodríguez’ (2019), Christina Rosenvinge (2018), Javier Ruibal (2017), Martirio (2016), Jorge Pardo (2015), Carmen París (2014), Luz Casal (2013), Kiko Veneno (2012), Santiago Auserón (2011), el Dúo Amaral (2010) y Joan Manuel Serrat (2009).

El jurado, presidido por la directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Amaya de Miguel, ha estado compuesto por Dania Dévora Barrera, productora musical y directora del Festival Womad para España y Portugal; Alberto Grandío Valín, presidente de la Asociación Cultural Coordinadora Estatal de Salas privadas de música en directo (ACCES); Almudena Heredero, gestora cultural y directora de PrimaveraPro; Diego Rodríguez de Juan, director y presentador del programa El sótano de Radio 3; Julio Ruiz Llorente, director y presentador del programa Disco Grande de Radio 3; Carmen Zapata Corbalán, presidenta de la Asociación de Mujeres de la Industria de la Música; y María Rodríguez (Mala Rodríguez), última galardonada con este premio.

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