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obituario

Muere Carlos Seco Serrano, el decano de los historiadores españoles

El experto en Historia Moderna y Contemporánea, Premio Nacional en 1986, ha fallecido a los 96 años

Carlos Seco Serrano, en una imagen de 2002.
Carlos Seco Serrano, en una imagen de 2002.ESTEBAN COBO (EFE)

El pasado domingo 12 nos ha dejado Carlos Seco Serrano (Toledo, 1923-Madrid, 2020), víctima de la Covid-19. Nacido en Toledo al poco de llegar la dictadura de Primo de Rivera, su infancia y mocedad transcurrieron en diferentes localidades de Marruecos y Melilla, donde su padre desempeñó labores como militar hasta que fue fusilado por no unirse a los sublevados de 1936.

Tras la Guerra Civil, estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central. Allí obtuvo los premios extraordinarios de Licenciatura y de Doctorado, fruto de su tesis doctoral Las relaciones diplomáticas entre España y Venecia en la época de Felipe III, que dirigió Ciriaco Pérez Bustamante. Este le introdujo en el Instituto Fernández de Oviedo, vinculado al naciente Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde coincidió con historiadores como Miguel Artola, Manuel Fernández Álvarez o Juan Pérez de Tudela.

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Después de trabajar como adjunto en la Cátedra de Historia General de América de la Facultad de Filosofía y Letras (1953-57), obtuvo la Cátedra en la Universidad de Barcelona, donde desempeñó su labor docente e investigadora hasta 1974 y donde dejó discípulos como Antoni Jutglar. Inmediatamente, Seco Serrano obtuvo plaza en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, donde permanecería hasta su jubilación en 1989, y donde dirigió tesis doctorales a investigadores como Julio Gil Pecharromán o Alejandro Pizarroso, entre otros.

Frente a la historiografía oficial franquista, que se empeñaba en la exaltación del pasado imperial y católica de la España de los Reyes Católicos y los primeros Austrias, su obra se enmarca en la renovación a la que asistió nuestra historiografía al alborear los años sesenta. Tras el aldabonazo metodológico que supusieron los trabjajos de Vicens Vives en los cincuenta, Seco –junto a otros contemporaneistas como José María Jover y Miguel Artola, especialmente-, contribuyó a convertir los siglos XIX y XX en el centro del debate historiográfico en unos años en los que el liberalismo era, para el discurso oficial de la Dictadura, la puerta de entrada del marxismo y “demás ralea judeomasónica” (sic).

En su etapa inicial investigadora, Seco Serrano dedicó sus esfuerzos a la edición de la obra de personalidades decimonónicas como Martín Fernández de Navarrete (1954-55), Mariano José de Larra (1960), Francisco Martínez de la Rosa (1962), Manuel Godoy (1965) o Ramón Mesonero Romanos (1967). En 1963 apareció el célebre manual que editó Teide con el que se formarían varias generaciones de historiadores: Introducción a la historia de España. Elaborado inicialmente por Antonio Ubieto, Joan Reglá y José María Jover, todos catedráticos de la Universidad de Valencia –donde por aquel entonces también enseñaban profesores como José Luis Pinillos o Carlos París-, inmediatamente Seco Serrano añadió la parte correspondiente al período acaecido desde la II República.

Tal y como recordó en más de una ocasión, Seco Serrano se consideraba liberal en el sentido ético en el que lo definió Gregorio Marañón: “estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo y no admitir jamás que el fin justifica los medios”. Entre las influencias que recibió, destacó la de Jesús Pabón, a quien sucedió en la Academia de la Historia en 1978. Entonces dedicó su discurso de ingreso a “El perfil político y humano de Eduardo Dato”, cuyo archivo –esencial para la historia del conservadurismo español y de la legislación social y laboral de inicios del siglo XX-, se custodia en la Docta Casa, y cuya ordenación y clasificación supervisaba el propio Seco.

Aunque su atención se centró, fundamentalmente, en aspectos políticos e institucionales de la historia, sus trabajos también mostraron sensibilidad hacia cuestiones sociales o culturales. De entre su voluminosa obra destaca Militarismo y civilismo en la España Contemporánea (1984), que le valió el premio Nacional de Historia, y donde Seco convertía la relación entre ambos poderes en el eje interpretativo de nuestra historia. También son muy recordados su Historia del conservadurismo español (2000) y la atención que dedicó en diferentes trabajos dedicados a la Restauración, singularmente, La España de Alfonso XIII. El Estado, la política y los movimientos sociales, reeditado profusamente al calor del centenario del inicio del reinado del monarca español y que le valió el premio Villa de Madrid de Ensayo y Humanidades José Ortega y Gasset en 2003.

Hacía ya algunos años que Seco Serrano apenas aparecía en público. En 2016 el Instituto de España le tributó un homenaje, epílogo de los numerosos reconocimientos que recibió en vida como Gran Cruz Alfonso X el Sabio o l’Ordre des Palmes Académiques. Miembro de instituciones como la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona o de Académico de Mérito de la Academia Portuguesa da Historia. Seco Serrano fue pionero en el contemporaneismo de nuestro tiempo.

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