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600 hispanistas se dan cita en Jerusalén ante el declive del ladino

El director del Instituto Cervantes llama a recuperar la cultura judeoespañola en peligro

Juan Carlos Sanz
Mesa inaugural del congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, en Jerusalén.
Mesa inaugural del congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, en Jerusalén.Joan Más Autonell

Lejos quedan los ecos de los versos en ladino de El jardín español, la opereta sobre la vida cotidiana de los sefardíes de comienzos del siglo XX en Jerusalén cuyo libreto escribió el que fuera presidente de Israel Isaac Navon (1921-2015). Mientras en la Ciudad Santa y la diáspora se apaga la lengua judeoespañola, declarada en vías de extinción por la Unesco, 600 hispanistas de 40 países se han dado cita desde el domingo en el mayor cónclave sobre el castellano que se recuerda en los anales académicos jerosolimitanos.

“Debemos apoyar y recuperar la cultura sefardí”, reconoció el poeta y profesor Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, que viajó a Jerusalén para la inauguración del vigésimo Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas en la Universidad Hebrea. El idioma que llevaron consigo como identidad durante más de cinco siglos los judíos desterrados de Sefarad es todavía utilizado, en mayor o menor medida, por entre 100.000 y 300.000 hablantes, según estimaciones no oficiales.

“Puede que no queden ya ni 100.000, tres cuartas partes en Israel y el resto en Francia, Estados Unidos o Turquía”, advierte Aldina Quintana, profesora en la Universidad Hebrea. “El ladino está agonizando, muchos de los sefardíes que lo usan tienen más de 90 años y es previsible que dentro de una generación apenas queden hablantes”, argumenta esta doctora en Filología Hispánica y académica correspondiente en Israel de la Real Academia Española (RAE). “La uniformización lingüística mediante el hebreo de la inmigración de la diáspora hacia el Estado judío es la principal causa de su decadencia”, apostilla.

Para intentar contrarrestar el declive del ladino, el Instituto Cervantes ofrece cursos de cultura judeoespañola en Toledo junto con la Universidad de Castilla-La Mancha, y también ha diseñado las llamadas Rutas de la Memoria en ciudades donde hubo una marcada presencia sefardí, como Belgrado o Bucarest, precisa García Montero.

Las limitaciones económicas del organismo español de difusión de la lengua y la cultura, que ha sufrido recortes presupuestarios de hasta el 40% en los últimos años, están detrás del freno a su expansión, pese a representar al segundo idioma con mayor número de nativos, tras el chino mandarín, y la segunda también por hablantes instrumentales, tras el inglés.

“Si mejora nuestro presupuesto tal vez podremos plantearnos abrir en Ramala una extensión de la sede de Amán para los territorios palestinos”, asegura el director del Cervantes, “al igual que la inaugurada recientemente en Bagdad”. El Cervantes, que cuenta con el centro de Tel Aviv para Israel, ya está ofreciendo programas de formación a los profesores palestinos de lengua española.

La menguante comunidad que habla judeoespañol en Israel, mientras tanto, sigue a la espera de la anunciada creación de la Academia Nacional del Ladino. Fuentes diplomáticas españolas señalan que el Ministerio de Cultura israelí ha dado el visto bueno.

Ruth Fine, catedrática de Filología Hispánica y vicepresidenta de la Asociación Internacional de Hispanistas, reconoció que la celebración del congreso en la Ciudad Santa obedece al “contacto especial con el ladino y el mundo sefardí”, informa la agencia Efe. “El hispanismo israelí parte de Sefarad, remachó. “Los judíos se llevaron [al ser expulsados] aquello más precioso: la lengua judeoespañola”. Cerca de 300.000 hablantes de origen latinoamericano mantienen también viva la lengua española hoy en día en Israel.

Además del ladino y las tradiciones culturales de su diáspora, la literatura es el otro gran eje de la cita en Jerusalén de los hispanistas procedentes de 60 universidades. Un diálogo ante el público entre Fernando Aramburu y David Grossman, dos de los novelistas contemporáneos en español y hebreo, respectivamente, con mayor reconocimiento, pondrá broche el jueves al congreso. La víspera de la clausura debatirán también en la Universidad Hebrea cuatro escritoras: las sefardíes Esther Bendahan (España) y Margalit Matitihau (Israel) junto a la colombiana Margarita García Robayo y la española Marifé Santiago Bolaño.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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