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conversaciones a la contra | carolina bescansa, política

“Me cuesta ser rencorosa, tengo mala memoria”

La cofundadora de Podemos no se siente sola tras su paso atrás en la ejecutiva y se dice corredora de fondo

cuaderno de vacaciones de Carolina Bescansa.Vídeo: carlos rosillo
Patricia Gosálvez

Carolina Bescansa recibe en su despacho del Congreso de los diputados en chanclas de peluche. “Nueve euros”, dice saboreando la ganga. Habla tranquila y amable, manteniendo cara de póquer cuando contesta lo que quiere. Por ejemplo, sobre la filtración en abril del mensaje con una conjura para desbancar a Pablo Iglesias.

El Telegram [sistema de mensajería móvil], ¿lo carga el diablo?

[Ríe] No. Es una herramienta muy útil. Cuando no hay noticia, todo se desvanece pronto. Estamos ansiosos por consumir novedades y eso hace que cosas sin peso político tengan una enorme repercusión mediática.

¿Le afectan los titulares? Últimamente dicen: “Bescansa está sola”.

TETA. TELEGRAM. STOP.

En cuatro años, la cofundadora de Podemos ha pasado de discreta número dos a voz disonante. Alejada de la ejecutiva, la politóloga y socióloga cum laude no se imagina bajo otras siglas y se dice fondista. Admite que echa de menos la universidad y sabe que será recordada por la foto de marras.

Cada vez menos. En Podemos nunca me he sentido sola; el día que lo haga me iré a mi casa.

Querer mandar, ¿es traición al que manda?

En una organización democrática aspirar a formar parte de la dirección no puede considerarse traición, forma parte del juego.

Postularse está visto regular…

Eso es inmadurez democrática. Postularse es una responsabilidad para quienes creen que tienen un proyecto para su país, su partido o su comunidad de vecinos.

Parece modosa, pero repasemos campanazos: el “choque de trenes” de Iglesias y Errejón, el “no estamos en condiciones de liderar un Gobierno”, el “no hay que dirigirse solo a los independentistas”… ¿Se arrepiente?

No. Creo que todos han tenido un eco mediático que no se corresponde con lo dicho, y también que es importante en la política, y en la vida, hablar de manera clara y transparente.

Su renuncia en Vistalegre II, en clave de género: ‘Chicos, me tenéis frita ya comparando espadas láser’. ¿Le parece?

Yo no quería participar en esa confrontación y me bajé del tren.

¿Mucha testosterona?

En el mundo en general; cuando hablamos de feminizar la política, hablamos de resolver los problemas de otra manera.

Hablando de testosterona, Monedero dice que es usted mala política y buena profesora. ¿Echa de menos dar clase?

Sí, pero sobre todo echo de menos que no me pregunte sobre la derogación de la reforma laboral o el cambio del modelo productivo...

Es que es verano.

Pues por eso mismo, más precarización laboral.

Vale. ¿Cómo arreglamos la situación de las kellys?

Lo primero, lo primero, derogando las reformas laborales de PP y PSOE.

Su abuelo tenía unos laboratorios farmaceúticos. ¿Que le recetaría al PP?

Las instituciones acaban generando un efecto de aislamiento contra el que es difícil vacunarse

A algunos del PP, antiácidos, a otros, antidepresivos, y en general Ubicatex 500 mg.

¿Al PSOE le recetaría algo o están de luna de miel?

Fuerza para que cumplan lo que dicen.

¿Qué ha aprendido en la Comisión de corrupción?

El nivel de putrefacción es más profundo de lo que pensaba. Afecta a cómo trabajan las empresas adjudicatarias de obra pública desde hace 40 años. Hay que tomar medidas contra los partidos, pero también contra los corruptores.

Como diría Almodóvar, ¿existe una posibilidad por pequeña que sea de salvar lo de los cinco de Podemos?

Podemos es una herramienta imprescindible para este país. Nos tenemos que dejar la piel para que funcione.

¿Entonces sí hay posibilidad?

Y no creo que sea tan pequeña.

¿Se ve en otro partido?

No, no, no... Formé parte de la fundación de Podemos. El futuro del partido es el futuro de España.

¿Y usted misma se ve muchos años en política?

Los hijos son un pie a tierra, también lo fue cuidar de mi padre

Eso no lo sé. Es muy duro y no creo que sea saludable que las personas pasen mucho tiempo en espacios de representación. Las instituciones acaban generando un efecto de aislamiento contra el que nadie se pueda vacunar.

Los años de político, ¿son como los años de perro?

¡Sí! Te hacen madurar mucho.

¿Es rencorosa?

Me cuesta ser rencorosa, tengo mala memoria.

Corrió una maratón. La metáfora de fondista, ¿le pega?

Ya no corro, los hijos lo ponen difícil, pero quiero retomarlo. Y sin lugar a dudas, soy fondista.

¿Qué tal con dos niños, madre soltera y un sueldo de 1.900?

Tenemos complementos, aunque rica no soy… Me arreglo con muchísima alegría y con enormes malabarismos, pidiendo ayuda, reconociendo que a veces no soy capaz de llegar y durmiendo muy poco. Tengo una canguro, a mi familia y muy buenos vecinos.

El otro día salió una modelo dando la teta y los titulares eran “La Bescansa de la pasarela”.

Nunca imagine ni el 1% de la atención que recibió aquello. Había ido con mi hijo a infinidad de reuniones. Ese niño —no sé si me lo perdonará— ha estado hasta con Rafael Hernando... Y era una imagen antigua, otras ya lo habían hecho. Pero, si se montó ese escandalo es porque tenía que hacerlo.

En 2017 tuvo un accidente de coche, ¿algo así relativiza primarias, telegrams y lo que le echen?

Todo. Cuando pensé que iba a morir comprobé por el retrovisor que mis hijos no estaban. Los hijos son un pie a tierra, también lo fue cuidar a mi padre. Por eso es muy importante en las instituciones y en las empresas que la vida privada no esté invisibilizada.

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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