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Feria San Isidro
Crónica
Texto informativo con interpretación

Entre la vistosidad y la bravura

Javier Cortés sufrió un puntazo en el muslo izquierdo tras una espectacular voltereta

El diestro Javier Cortés sufre una cogida en su segundo toro.
El diestro Javier Cortés sufre una cogida en su segundo toro.Mariscal (EFE)
Antonio Lorca

REGUELGA-PALLARÉS / VICENTE, CORTÉS, JIMÉNEZ

Desafío ganadero. Cuatro toros de Pallarés -el segundo, devuelto-, bien presentados, nobles y sosos. Vistosos cuarto y sexto en el caballo. Y dos -primero y tercero- de Rehuelga, blando el primero, y bravo, noble y soso el tercero. Sobrero de José L Marca, deslucido.

Iván Vicente: estocada (ovación); pinchazo y estocada caída -aviso- (silencio).

Javier Cortés: estocada (ovación); tres pinchazos y estocada (silencio).

Javier Jiménez: pinchazo y estocada (silencio); dos pinchazos y estocada (silencio).

Plaza de Las Ventas. Trigésimo primer festejo de la Feria de San Isidro. 7 de junio. Más de media plaza (13.687 espectadores, según la empresa).

Un toro bravo es un milagro; una obra prácticamente imposible. Imperfecta, desde luego, y plagada de matices desde que el animal aparece en el ruedo hasta que lo arrastran las mulillas.

La corrida de ayer se planteó como un desafío y quedó en un saludo cordial. Solo dos toros de Rehuelga, muy blando el primero y bravo en el caballo y de noble sosería el otro; y tres de Pallarés, muy vistosos en los caballos el cuarto y el sexto, pero decepcionantes en el peto y sin fondo ni casta en el tercio final.

Quizá, el más completo el tercero de la tarde -de Rehuelga-, que empujó con brío en el segundo puyazo y llegó a la muleta con más clase que los demás, pero sin arrebato.

El cuarto acudió con alegría tres veces al encuentro con el picador Héctor Vicente, lo que fue un placer para la vista y una agradable sorpresa, pero una vez allí empujó con la cara alta, se repuchó y deslució por completo el encuentro. Y una película parecida protagonizó el sexto, emocionante su carrera hacia el caballo que montaba Agustín Romero, pero una muy deficiente pelea en el peto. Y en la muleta ninguno destacó por su boyantía. Duraron poco, mezclaron nobleza con sosería y falta de casta, y ninguna faena resultó brillante. En fin, que nadie es perfecto.

Claro que el toreo actual está basado en el último tercio; y algo más: en redondos y naturales ligados. Si no es así, la labor del torero pasa desapercibida.

No es fácil, por otra parte, encontrar un toro que aúne movilidad, profundidad, galope, ritmo, etc. Entre los de ayer, desde luego, ninguno. Quizá por eso, los toreros pasaron desapercibidos entre un derroche de entrega y buena disposición, pero lejos los tres del triunfo soñado. Y para colmo de males, Javier Cortés sufrió una tremenda voltereta ante el deslucido sobrero que le produjo un puntazo en el muslo izquierdo y múltiples contusiones. Nada pudo hacer con este toro bronco, y un par de buenas tandas de derechazos dibujó ante el segundo, aunque pecó de celeridad y escasez de mando.

Iván Vicente tiene empaque, gusto, personalidad… Detalles sueltos y faena interminable ante el primero, y destellos sin arrebato con el noble cuarto. Poco le ofreció el tercero a Jiménez y aún menos el sexto. Voluntad imposible.

El Rey estaba con Sánchez

¿Dónde estaba el Rey? El Rey estaba la tarde del miércoles con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dedicado a las labores constitucionales ligadas a la formación del nuevo Ejecutivo. Esa fue la razón por la que Felipe VI no presidió anteayer la Corrida de la Beneficencia en Las Ventas y delegó en su padre la representación de la Corona.

Acudir al palco real de Las Ventas figuraba en la agenda del Monarca, pero debió ser modificada por los acontecimientos políticos. El jefe del Estado sí tiene previsto asistir el domingo en el coso madrileño a la Corrida de la Prensa, en la que estará acompañado por Victoria Prego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid. Como es habitual, no ocupará el palco real, sino una barrera de un tendido de sombra.

Fuentes de la Casa del Rey recalcaron ayer el profundo respeto de Felipe VI por los millones de españoles aficionados a la fiesta de los toros, que forma parte del patrimonio cultural del país.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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