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Silencios y mentiras familiares para sobrevivir al dolor

Carmen Machi invade de angustia y drama el escenario del Español en 'Cronología de las bestias', escrita y dirigida por Lautaro Perotti

Rocío García
Carmen Machi acaricia a Patrick Criado, en presencia de Pilar Castro y Santi Marín, en un ensayo de 'Cronología de las bestias'.
Carmen Machi acaricia a Patrick Criado, en presencia de Pilar Castro y Santi Marín, en un ensayo de 'Cronología de las bestias'.Javier Naval.

Tras la calma de esa vivienda entre árboles se esconde una atrocidad. Una familia que arrastra un drama oculto durante años de silencios y mentiras. De nuevo el dolor lo va impregnar todo. En esa casa en el campo, en medio de un pueblo vigilante, se asistirá a una cronología del dolor. Se viaja al pasado y se vive el presente. Todos parecen esconder algo terrible. Carmen Machi invade de angustia el escenario del Teatro Español, en Cronología de las bestias, obra escrita y dirigida por el argentino Lautaro Perotti, un thriller en torno a la mentira y cómo sostenerla en el tiempo para sobrevivir a las tragedias más personales. "La mentira no siempre te hace peor persona”, asegura Machi, que se estrena por primera vez en el Español, y que está acompañada por Pilar Castro, Santi Marín, Patrick Criado y Jorge Kent. Cronología de las bestias, con una puesta en escena muy cinematográfica que juega con un espacio “realista” que habla del presente y otro “alterado” que viaja al pasado de cada uno de los personajes, estará en cartel hasta el próximo 8 de abril.

Aparece un día de repente, asustado y con un revólver en la mano. Ni una palabra, ni una explicación. Han pasado once años. Desapareció cuando tenía doce y nunca más se supo de él. “Es él, tu hijo”. La noticia revoluciona el pueblo y la gente se arremolina ya a las puertas de esa vivienda, en la que habitan dos hermanas y el hijo de una de ellas, un chico guapo y un punto agresivo. El regreso de Beltrán abrirá el cajón de los silencios y las mentiras en las que ha vivido esa familia. Fue hace un par de años, durante una estancia en Madrid, cuando Lautaro Perotti, actor, director y uno de los fundadores del proyecto teatral Timbre 4, escribió Cronología de las bestias como un proyecto en común con Carmen Machi, Pilar Castro y Santi Marín, aunque por motivos de agenda se haya representado la temporada pasada en Buenos Aires con un elenco de actores argentinos.

Sin tiempo para llorar

“Me hice fuerte para no pensar en ti. No tuve tiempo para llorar porque siempre había un lugar en el que buscarte. Esta casa se me hizo inabarcable. Nunca me acostumbré a que no estuvieras…”. Las palabras de esa madre ante la tragedia de la desaparición de su hijo esconden muchos misterios. Lo sabe bien Carmen Machi, que resalta el profundo dolor de la mujer que interpreta en la obra. “Es una mujer ácida y agresiva, violenta, a la que, sin embargo, hay que buscar a través de la fragilidad. El dolor y la ausencia de su hijo, ese sufrimiento tan grande, esta contención continua de años, el silencio que arrastra la llevan a unos arrebatos de ira que dan miedo. Pero yo he trabajado este personaje desde el dolor, desde el sentimiento. Es la única manera que tiene sentido la fiereza que muestra luego. No siempre la mentira es algo terrible. Muchas veces la mentira surge de la necesidad de protegerse a uno mismo o a la persona que ama”, explica la actriz, que reconoce que no hace falta investigar sobre el lado bestia de los seres humanos, sino indagar dentro de uno mismo.

Lautaro Perotti (Buenos Aires, 1974), actor de las funciones de Claudio Tolcachir La omisión de la familia Coleman o El viento en el violín, entre otras, lleva tiempo obsesionado con el tema de la identidad y cómo funciona la mentira en la construcción de esa identidad. “¿Porque alguien sabe una verdad y, por el contrario, opta por otra cosa? Es a esta pregunta a la que intenta responder Cronología de las bestias. Me interesaba trabajar con el compromiso que requiere el sostenimiento en el tiempo de una mentira y de toda la red de pequeñas mentiras que se hacen necesarias para sostener la situación”, explica Perotti, para quien la construcción de la verdad de cada uno salta por los aires cuando se enfrenta a la del contrario. “He buscado una forma de narrar que me permitiera que en cuanto el espectador se empieza a acomodar y sacar conclusiones sobre lo que está viendo, inmediatamente tenga que volver a pensar en otra realidad con la siguiente escena y los hechos que se van narrando. Todos los personajes tienen un matiz de colores. Cada uno puede esconder una bestia dentro”, añade el director.

Todo gira en esta función en torno al engaño y a la necesidad de ese engaño para sobrevivir al pasado que arrastran cada uno de los miembros de esta familia, para justificar sus propios actos, los que hicieron y aquellos que no hicieron. “La mentira a veces es necesaria para sobrevivir. Cuando el vínculo de una familia está fundado en un engaño fundacional, es necesaria la aparición de pequeñas mentiras que van impregnándolo todo. ¿Hasta donde es capaz el ser humano de mentir y de engañarse a sí mismo? La inocencia y la mentira se dan la mano en cada uno de nosotros. Los seres humanos no son blancos y negros, están llenos de matices. Nuestro oficio nos hace ser mejor personas porque nos permite sacar y mostrar todos esos colores, la bestia, el bueno y el malo”, defiende Perotti.

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