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FESTIVAL IBEROAMERICANO DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

“El libro no cambia la realidad pero ayuda a soportarla”

El escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte abre el Festival Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil organizado por la Fundación Santillana en Buenos Aires

El escritor Arturo Pérez Reverte da inicio al Festival Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil.
El escritor Arturo Pérez Reverte da inicio al Festival Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil.Télam
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Hace décadas que los literatos del mundo pronostican la muerte del libro tal como lo conocemos, impreso en montañas de papel, con letras amontonadas y, en el mejor de los casos, un irresistible aroma a nuevo. O a viejo. Sin embargo, esa hipótesis parece caerse gracias a unos guerreros impensados: los niños y jóvenes. Es en ese marco que la Fundación Santillana y la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes organizan por primera vez en Argentina el Festival Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil, con el objetivo de contribuir a la promoción de la creación literaria y fomentar el valor y proyección cultural, educativa y social.

El evento se realiza en el moderno Centro Cultural Kirchner y cuenta con el apoyo de los ministerios de Educación y de Cultura de Argentina, y la organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). La inauguración estuvo a cargo de las autoridades ministeriales, de las fundaciones y contó con la participación especial del escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte.

“Vamos hacia un mundo diferente. Creo, y ojalá me equivoque, que esto se convertirá en una masonería y le gente se reconocerá por la lectura de los libros. El mundo actual no va hacia los libros, pese al trabajo de los editores”, manifestó Pérez-Reverte con escepticismo, “Creo que el libro va a desaparecer, no sé en cuánto tiempo pero todo terminará en una masonería de lectores que irán a librerías, anticuarios y el libro de culto será valioso”.

Mariano Jabonero, director de la Fundación Santillana, explicó a EL PAÍS que el festival “es la continuidad de un proyecto que tiene un componente de participación abierto. Hay autores, ilustradores, editores, expertos en literatura y por supuesto, chicos y sus docentes”. “El leer es una actividad apetecible y se ha extendido en la región. Está generalizado por componentes familiares y sociales y hablar de libros es cada vez más habitual. No hay elemento más transversal en la educación y que favorezca más el aprendizaje que la lectura”.

La región vive un boom de lectura infantil y juvenil y, en buena medida, está motivado por los booktubers, como se les llama a los jóvenes y adolescentes que graban pequeñas reseñas de libros y las suben a la red social YouTube. “Hoy los chicos, esos que decían que iban a desaparecer de la lectura, hoy son protagonistas a través de las redes sociales, de los booktubers, renovando la crítica y discutiendo apasionadamente sobre aquello que les gusta y no les gusta”, expresó en la apertura el ministro de Cultura de Argentina, Pablo Avelluto.

“Los booktubers son verdaderos influenciadores que generan un movimiento de comunicación crítico y a veces hipercrítico que consiguen difundir sus intereses al punto que un libro puede tener en dos días unos 50.000 seguidores”, agregó Jabonero, y señaló: “El boom de la literatura infantil y juvenil es general. Cuando hicimos el festival en Bogotá no teníamos demasiadas expectativas y nos sorprendió que sea inaugurado por el propio presidente del país. Es un síntoma de que esto moviliza, hay una tradición familiar lectora en el continente”.

“El libro no cambia la realidad pero ayuda a soportarla. No hay desgracia que un libro no te ayude a soportar, y a interpretar, añadiría”, reconoció Pérez-Reverte, quien también asumió que los libros le dieron “capacidad de interpretar el mundo”. “Comencé a leer porque en la primera comunión mi madre le pidió a todos que me regalaran libros. Ese día me encontré con 30 o 40 libros y así comencé mi propia biblioteca. Ya de grande, cuando comencé a moverme por el mundo, cuando jugaba con amigos o me peleaba con ellos, o cuando me enamoré, ya tenía cientos de historias en mi cabeza y podía interpretar el mundo. Y si me enamoraba… lo hacía como Romeo y Julieta”, finalizó.

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