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El arte de predecir el presente

Jorge Wagensberg y Rosa Montero dialogan sobre ciencia-ficción en el ciclo 'Palabra en el tiempo'

Wagensberg, Javier Sampedro y Rosa Montero dialogan en el ciclo 'Palabra en el tiempo'.Vídeo: EL PAÍS VÍDEO
Jorge Morla

Si a alguien hubiera que adjudicarle la paternidad de la ciencia-ficción, el periodista y científico Javier Sampedro lo tiene claro: Johannes Kepler. En 1608, el astrónomo y matemático escribió El sueño de la luna, en la que él mismo, como protagonista, era ayudado por su madre a llegar al satélite de la Tierra mediante un conjuro. Sampedro fue este martes el maestro de ceremonias de la cuarta entrega del ciclo Palabra en el tiempo, que EL PAÍS organiza en colaboración con el grupo editorial Penguin Random House. Esta vez el coloquio analizó la relación entre ficción y ciencia.

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Profesor, investigador, escritor y exdirector del Museo de la Ciencia de Barcelona, del lado de la ciencia compareció Jorge Wagensberg (Barcelona, 1942). “La ciencia es en origen una ficción de la realidad. Toda hipótesis es una fantasía, hasta que la avala el método científico”, sentenció el autor de ensayos como Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál es la pregunta? y El pensador intruso.

“Hay más magia en la ciencia que en los cuentos de hadas”, aseguró Rosa Montero (Madrid, 1951). La escritora, que con sus novelas Lágrimas en la lluvia y El peso del corazón se internó en el terreno de la ciencia-ficción, se confesó harta de que muchos compañeros de profesión alardeen de una especie de “analfabetismo científico”. “Los mundos futuros me interesan poco. A mí lo que me interesa en mis novelas de ciencia-ficción es hablar de la condición humana”, subrayó. “Mis novelas pasan dentro de 100 años, pero lo importante es que puedo usarlas como metáfora del mundo actual”.

Es el de la ciencia-ficción un género literario defenestrado por la alta literatura. Injustamente, según Sampedro, para el que la ciencia-ficción muchas veces anticipa conceptos futuros “que ya están presentes en la sociedad de forma larvaria”. “Hacer una novela de ficción te concede la libertad absoluta, desde que en la primera frase escribes que las ranas tienen pelo. La ciencia-ficción te obliga a seguir una coherencia interna brutal, que me resulta muy estimulante”, aseguró Montero, que abundó en esa mala fama que arrastra el género, “más que en ningún sitio, en España”.

“Los géneros como una caja que no te deja escapar no me gustan”, aseguró Montero. “Ahora lo maravilloso es que podemos cruzarlos todos. Hay grandes escritores de ciencia-ficción. Y también malos. Como hay malos escritores de historia o de novela negra”, apuntilló. “Yo no he encontrado mejores historias que las que me ha dado la ciencia”, contó Wagensberg, que recordó sus propios viajes por el mundo cruzándose, por ejemplo, con la mitología del Big Foot. “Hagas lo que hagas en ciencia, encuentras siempre una maravilla narrativa. Detrás de cada descubrimiento hay una historia que contar”.

Inaugurado en marzo con un diálogo entre Javier Marías y Fernando Savater, el ciclo Palabra en el tiempo ha contado con la participación de Almudena Grandes, Santos Juliá, Arturo Pérez-Reverte y Élmer Mendoza.

Ciencia, ficción, y la curiosa mezcla que se da cuando se pone un guion entre las dos palabras. La madre de Kepler murió, antes de ser quemada, en la cárcel en la que la encerraron tras acusarla de brujería. Así que sí, convengamos que el género ha tenido siempre muy mala fama.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Jorge Morla es redactor de EL PAÍS. Desde 2014 ha pasado por Babelia, Cierre o Internacional, y colabora en diferentes suplementos. Desde 2016 se ocupa también de la información sobre videojuegos, y ejerce de divulgador cultural en charlas y exposiciones. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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