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Mayor Tom y la lucha contra el silencio

El compositor ha utilizado la música como terapia para su hija que padecía hipoacusia

Sara Navas
El músico Mayor Tom con su hija Julieta.
El músico Mayor Tom con su hija Julieta.

Lo último que una persona espera descubrir cuando acaba de tener un hijo es que ese bebé, que parece reaccionar a los estímulos como cualquier otro, en realidad no oye la voz de sus padres. Tampoco esa canción que los demás escuchan en la radio ni el timbre que suena cuando llaman a la puerta. “Julieta tenía tres semanas cuando nos dijeron que padecía hipoacusia. No lo detectaron antes porque la niña era muy despierta y llegó a pasar una primera prueba sin oír nada porque respondía muy bien a otros estímulos como el movimiento”, explica el padre de Julieta, el músico Mayor Tom.

Mantenerse positivo y entero al recibir una noticia como esta para muchos es una hazaña imposible. “Cuando me lo dijeron no me lo creía, pensé que estaba soñando. El único contacto que había tenido con un niño con hipoacusia había sido a los 6 años con un compañero del colegio, y lo único que recuerdo es que era un niño que no se integraba y que no hablaba”, confiesa Diego Castaño (1982, Madrid), el hombre que se encuentra detrás de Mayor Tom. Inevitablemente, la primera imagen que le vino al músico al oír a los médicos fue la de ese compañero de clase, incapaz de sociabilizar y de comunicarse con los demás. “Se me vino el mundo encima al pensar en el futuro que le esperaba a mi hija”, se sincera el músico.

Fue en ese momento cuando Castaño usó la música a modo de terapia para superar el trance. Escribió el tema Tu barrera del sonido para su hija creyendo que ella no lo escucharía nunca. Sin embargo, cuando Julieta tenía apenas un año y dos meses les dieron la opción de realizarle un implante coclear para que la niña supiera, por fin, a qué suena el mundo. Y decidieron hacerlo, llenando de ruido y melodías la vida de Julieta. “Ella ya había escuchado algo antes del implante porque tenía un poco de audición en un oído, eso ha sido determinante para su desarrollo. El habla se madura a lo largo de los cuatro primeros años de vida y cuanto más tarda el cerebro humano en recibir estímulos auditivos, más difícil es que el niño pueda hablar”, apunta Mayor Tom.

Hoy Julieta, a sus casi cuatro años, lleva una vida completamente normal, tanto que a su padre se le olvida que tiene un dispositivo muy delicado que no se puede mojar y ha llegado a bañarla con él puesto, e incluso a hablarle sin habérselo encendido. “A pesar de que su vida es como la de cualquier otro niño, hay que estar atentos porque son personas que tienden a aislarse. Yo sé que esto no termina aquí y que el problema de mi hija es para siempre, pero he encontrado la forma de canalizar estos pensamientos negativos a través de la música”, reconoce.

Desde 2005, Diego Castaño es Mayor Tom cuando está encima de un escenario o dentro de un estudio de grabación. El nombre lo tomó prestado del tema Space Oddity de David Bowie, de quien se declara fan incondicional. “El día que Bowie murió yo estaba en casa disfrutando de su nuevo vídeo y me enteré por un amigo que lo puso en Facebook. La verdad es que me quedé en shock porque no me lo esperaba. El disco que acababa de sacar es increíble…”, cuenta el compositor. Ya homenajeó al intérprete británico en el tema 1982 donde le hace un guiño introduciendo un coro de Under Pressure de Queen, en la que colaboraba Bowie y que se publicó en 1982. “Puedo decir que David Bowie canta en mi disco Unfollow”, bromea. Además, su próximo trabajo también incluirá una canción que ha escrito sobre Bowie.

En una sociedad que se mueve a caballo entre lo real y lo virtual, Unfollow, su segundo disco como Mayor Tom, está formado por historias de verdad que han ocurrido fuera de las redes sociales. El título del disco, no exento de ironía, da un nombre y una importancia al fenómeno cibernético. “Es una invitación a hacer unfollow a las redes para intentar vivir en el día a día, cara a cara”, matiza el artista.

Precisamente a través de las redes sociales Diego vivió uno de los momentos más desagradables de su carrera artística. “El año pasado hice un vídeo de promoción para un concierto que coincidía con el que Pablo Alborán daba en Las Ventas. En el vídeo yo decía: ‘Puedes ir a ver a Pablo Alborán o venir a verme a mí al Fotomatón bar’, y al día siguiente me desperté con miles de insultos en mis redes sociales porque una de las admiradoras de Pablo lo puso en un grupo de fans alboranistas”, recuerda. La inocente grabación del músico acabó convirtiéndose en una guerra encarnizada por parte de las devotas seguidoras de Alborán cuyo grito de guerra esos días era: “Todos contra Mayor Tom, no va a acabar con nuestro Pablo”. “Me afectó mucho psicológicamente, las primeras horas era divertido pero empezaron a insultar a mis hijas y a amenazarme, y dejó de tener gracia. Me quedé muy tocado y quise cancelar el concierto. Ellas decían que no iban a parar hasta que no cancelara el concierto y desesperado pedí a Pablo que hiciera algo, pero tampoco hizo mucho…”, reconoce el intérprete. “El peligro de algo así es que yo tenía 30 años y madurez para afrontarlo, pero esto se lo hacen a un adolescente e igual acaba con su vida o sumido en una depresión”, alerta.

Después de presentar un videoclip de su anterior proyecto, Jabon Blue, junto a estrellas de la canción como Miguel Ríos, Mikel Erentxun, Coti, Rubén Pozo o Nacha Pop, y de grabar otro en lo alto del Pirulí; ahora da un paso más y trabaja en un cortometraje de 10 minutos de duración entorno a su tema 1982. Se trata de un remake personal de Regreso al futuro en el que también aparecerá el cantante Miguel Ríos. “Después de cuatro videoclips con este proyecto quería ir más allá. Fran Gas, que ya dirigió el vídeo de Tu barrera del sonido, se va a encargar de dirigir también este corto. 1982 es un año en el que pasaron muchas cosas: murió Chanquete, apareció el grupo Mecano, el mundial de fútbol, Naranjito, Espinete… Hice un cálculo y muy pocos años habían tenido tantos eventos como el 82. Si el crowdfunding va bien igual nos planteamos un mediometraje”, destaca Mayor Tom.

Pero las inquietudes musicales de Diego Castaño no se reducen a Mayor Tom. El artista toca la guitarra con Mostaza Gálvez, tanto en su EP Restos como en sus directos; y es el bajista del grupo Ellos cuando estos salen de gira. “Me dedico plenamente a la música, si no es con mi proyecto es con asuntos relacionados con la música. Es lo que me llena y grupos como Vetusta Morla, que son fruto de mucho trabajo y esfuerzo, son para mí un ejemplo a seguir”, asegura.

Con la llegada de Julieta, Diego Castaño ha descubierto la otra cara de la música, esa que no encuentra límites y que alivia el dolor como pocas medicinas. Ahora oye a su hija cantar Tu barrera del sonido y los casi veinte años que lleva haciendo canciones cobran sentido.

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Sobre la firma

Sara Navas
Redactora de ICON desde 2016, año en que llegó a EL PAÍS. Es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y ha escrito el libro ‘La monarquía al desnudo. Del rey que nació en un retrete al soberano playboy’.

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