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Cientos de elefantes, cebras, búfalos y ñus mueren en Kenia por la sequía

Las precipitaciones más bajas de los últimos 40 años afectan especialmente a los herbívoros y sus crías, según un informe del Ministerio de Vida Salvaje del país africano

Niños masai junto a una cebra que, según los residentes, murió por la sequía cerca del pueblo keniano de Ilangeruani , este 9 de noviembre.Foto: Brian Inganga | Vídeo: REUTERS
José Naranjo

Más de un millar de elefantes, cebras, ñus, búfalos y animales de otras especies han muerto en los últimos nueve meses en Kenia a consecuencia de la peor sequía que ha conocido este país y el Cuerno de África en los últimos 40 años. Así lo reveló el Ministerio de Turismo y Vida Salvaje keniano en un informe publicado el viernes, que hace hincapié no solo en la escasez de puntos de agua, sino en la pérdida de vegetación, que afecta especialmente a los herbívoros. El Gobierno trata de combatir el problema mediante la excavación de pozos y el transporte de agua a presas y depósitos secos.

“Los guardabosques, exploradores comunitarios y equipos de investigación del Servicio de Vida Silvestre de Kenia registraron la muerte de 205 elefantes, 512 ñus, 381 cebras comunes, 51 búfalos, 49 cebras de Grevy y 12 jirafas en los últimos nueve meses”, asegura el informe. Añade que los ecosistemas más afectados son precisamente aquellos parques nacionales, reservas y áreas de conservación más visitados por los turistas, como Amboseli, Tsavo y Laikipia-Samburu. La ministra de Turismo, Vida Silvestre y Patrimonio de Kenia, Peninah Malonza, aseguró que, además de tratar de llevar agua a la zona, se está llevando a cabo “vigilancia mejorada de la vida silvestre fuera de las áreas protegidas para reducir los conflictos entre humanos y vida silvestre”.

La situación de los elefantes es particularmente grave y las pérdidas se dejan sentir especialmente entre los más jóvenes. El informe señala que en Amboseli, donde están censados unos 1.900 ejemplares, murieron 76. De ellos, 45 eran inmaduros que fallecieron a causa de la desnutrición porque sus madres, incapaces de alimentarse durante la crianza, no pudieron producir suficiente leche. Mención aparte merece el caso de las cebras de Grevy, una especie amenazada de la que quedan unos 3.000 animales en Kenia y de las que 49 murieron por la sequía. Según la organización Grevy’s Zebra Trust, unos 600 ejemplares se han concentrado en las reservas de Samburu, Buffalo Springs y Shaba, al norte del país, en busca de los últimos pastos de la región. Muchas de ellas son madres con sus crías nacidas en 2019 y 2020, para quienes es vital encontrar comida y agua.

El propio informe reconoce que la situación podría ser incluso más catastrófica y las cifras de animales muertos peores, ya que los guardabosques y equipos de investigación no pueden llegar a cubrir todo el territorio en busca de cadáveres y que muchos de los cuerpos pueden haber sido devorados por otros animales. La sequía que está detrás de la alta mortalidad de ejemplares es la más grave en cuatro décadas después de cuatro estaciones de lluvia fallidas, especialmente en los dos últimos años, en los que apenas hubo precipitaciones o se produjeron de manera irregular. Afecta sobre todo a cuatro países del Cuerno de África: Kenia, Somalia, Etiopía y Yibuti.

La muerte de animales salvajes es solo una de las consecuencias de la sequía, como alerta la propia Grevy’s Zebra Trust. “Esta situación es devastadora para las comunidades de pastores con las que trabajamos, de las que procede más del 90% de nuestro equipo. Para aquellos que no son pastores, es imposible entender cuán profundas son las raíces de la identidad cultural cuando se trata de poseer ganado. No es simplemente una forma de economía; es un apego que va mucho más allá, toca la identidad espiritual y cultural de los individuos y de las comunidades enteras”, asegura la organización en su página web.

“Dos años consecutivos sin lluvia han llevado la miseria a millones de personas. 2,5 millones de cabezas de ganado han muerto en Kenia solo este año, causando pérdidas económicas de más de 1.500 millones de dólares”, subrayó esta semana en la COP27 de Sharm el Sheij el presidente de Kenia, William Ruto, quien además es coordinador del Comité de Jefes de Estado y de Gobierno Africanos sobre el Cambio Climático (Cahoscc, por sus siglas en inglés). “La pérdida y el daño [causados por la crisis del clima] no son un tema abstracto de un diálogo interminable: es nuestra diaria experiencia y la pesadilla viviente de millones de kenianos y cientos de millones de africanos”, añadió.

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La Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) asegura que unos 18 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria aguda, al borde de la hambruna, en Kenia, Somalia y Etiopía debido a la sequía. A la escasez de agua se suma la subida de precios de los alimentos y los fertilizantes debido primero a la covid-19 y luego a la guerra de Ucrania, y en el caso de Somalia y Etiopía, a los conflictos que sufren.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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