Muere tras un intento de rescate la ballena varada en el Sena

La ballena beluga que ha pasado varios días varada en el río Sena a unos 70 kilómetros de París ha muerto este miércoles después de ser rescatada del río y mientras era trasladada a la costa para ser tratada. El cetáceo, de unos 800 kilos, fue extraído de las aguas unas horas antes por un equipo de hasta 80 personas en una operación que duró aproximadamente seis horas.

El animal, acostumbrado a vivir en las frías y saladas aguas canadienses, había entrado en el río y, una vez en agua dulce, había dejado de alimentarse y su estado de salud era “alarmante”, según reportaban este miércoles las autoridades de la región de Calvados a la prensa francesa. De ahí que se decidiese llevar a cabo una operación de rescate que ha tenido lugar esta madrugada. Unos 80 especialistas han participado en la operación de captura e izado de la ballena, dirigida por la organización Sea Shepherd. La intención era llevarla a Ouistreham, en la costa normanda, donde iba a permanecer tres días en un estanque de agua marina antes de ser liberado en alta mar.

Sin embargo, la beluga no ha resistido la operación y, mientras era trasladada por carretera a la costa, ha experimentado problemas respiratorios y ha sido sacrificada. “El sufrimiento de este animal era evidente”, ha declarado la veterinaria de los bomberos del Essone Ollivet Courtois en un mensaje distribuido por la Prefectura de Calvados.

El animal, un macho que pese a sus 800 kilos estaba más delgado de lo que corresponde a un cetáceo de estas características, había sido bloqueado en una zona del río Sena mediante esclusas el pasado jueves y extraído esta madrugada del agua con una red levantada por una grúa, un momento muy estresante para el animal, según las autoridades.

Los trabajos de rescate han costado varios miles de euros, que contaron con la aportación de numerosas donaciones de ciudadanos para la operación, como el camión o la paja que irá en su interior, que ofrecieron varios vecinos.

Los especialistas barajan varias opciones para explicar las entradas de estos animales en las desembocaduras de los ríos y río arriba y las relacionan con un exceso de contaminación sonora que los desorienta o que se pierden por las modificaciones en las corrientes marinas debido al calentamiento global.