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Perseidas 2023: cuándo y cómo ver la lluvia de estrellas

La lluvia de meteoros podrá observarse especialmente durante las noches del 12 al 13 de agosto y mejor alejados de la contaminación lumínica

La lluvia de estrellas fugaces conocidas como Perseidas, tendrá su pico en la madrugada del 12 al 13 de agosto. En la imagen, un satélite artificial pasa junto a la Vía Láctea durante las Perseidas, en la localidad cántabra de La Hayuela el 9 de agosto, Foto: Pedro Puente Hoyos (EFE)

Observar las perseidas, uno de los espectáculos astronómicos más esperados del verano, no requiere de instrumentos de la NASA ni de conocimiento científico alguno: basta con alejarse de la contaminación lumínica de las grandes urbes, dejar de mirar el móvil durante unos 10 minutos para que la vista se adapte a la oscuridad y deleitarse contemplando el cielo nocturno. “Una cosa que recomendamos es ver la lluvia de estrellas tumbados en alguna superficie horizontal, que al estar mucho rato de pie mirando hacia arriba acabas con las cervicales fatal”, bromea el astrofísico Javier Armentia, director del observatorio astronómico Planetario de Pamplona, en la capital navarra.

Desde la segunda mitad de julio y hasta finales de agosto, se da esta lluvia de estrellas, también conocida como las perseidas. Concretamente, el máximo para poder ver el astroshow es la madrugada de la noche del 12 al 13 de agosto, como informa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Este fenómeno cósmico, donde se pueden ver más partículas chocar con la atmósfera de la Tierra de lo habitual, tiene su origen en el cometa de 26 kilómetros de ancho 109P/Swift-Tuttle, descubierto en 1862, como explica el astrofísico Pablo Pérez González, del Centro de Astrobiología del CSIC. Y añade: “La Luna estará en cuarto menguante en esa fecha, la luna nueva es el 16 de agosto, así que 2023 será muy propicio para ver la gran lluvia de estrellas veraniega”.

Las perseidas son el gas y las partículas sólidas que se desprenden de la cola del cometa en cada una de sus órbitas alrededor del Sol, cada 133 años. Cuando la Tierra se adentra en la nube de polvo que el cometa deja como rastro en el espacio, las partículas que entran en la atmósfera terrestre son la lluvia de estrellas veraniega. Partículas en ocasiones tan pequeñas como un grano de arena que, debido al impacto con la atmósfera tan brusco y la alta temperatura en fracciones de segundo, se desintegran y su destello es lo que se puede observar.

Si se dan las condiciones óptimas en cuanto a oscuridad y claridad del cielo, un ciudadano común puede llegar a ver un promedio entre 50 y 100 estrellas fugaces por hora, afirma Armentia. “Es la noche del año que más estrellas se van a ver, hay gente que espera un chaparrón continuo”, aclara el director, “pero la actitud correcta para verlas es dejarse sorprender, esas pocas que alcanzas a ver en el momento en el que miras al cielo ya es maravilloso”.

Es la noche del año con más estrellas fugaces; hay gente que espera un chaparrón continuo, pero la actitud correcta es dejarse sorprender
Javier Armentia, astrofísico y director del Planetario de Pamplona

Como cada verano, Armentia organiza un evento de popularización científica, que este año será en el pueblo Puente de la Reina, un municipio a 20 minutos de la capital pamplonesa. La localidad ha colaborado con los científicos del observatorio en la instalación de red de iluminación que no se proyecta hacia arriba, para que sea lo más sostenible posible y entre menos en conflicto con la noche, lo que se conocen como “zonas de especial protección del cielo nocturno”, detalla el científico.

La iniciativa que se engloba dentro del proyecto de la Fundación Starlight que se puso en marcha en La Palma por el IAC en 2007. La España menos poblada posee “un potencial digno de reivindicar” en la lucha contra la contaminación lumínica, apunta el astrofísico: “La España vacía es la que mejor cielo tiene, algo que para la observación de las estrellas se convierte en un valor”.

Contaminacion luminica
El brillo nocturno crece un 10% al año, la composición muestra el cielo en distintos entornos terrestres según la contaminación lumínica.NOIRLab/NSF/AURA, P. Marenfeld

La oscuridad es la mejor recomendación para no perderse el espectáculo celeste. De ahí que Armentia se una a las críticas contra la proliferación de contaminación lumínica en las últimas décadas en las ciudades y sus alrededores, así como al aumento de satélites privados en órbita que dificultan el trabajo científico y la observación. Para el astrofísico esto ha sido un claro retroceso: “Desde los años 90 la calidad del cielo ha empeorado; incluso para poder ver la Vía Láctea, la gente que ya tenemos una edad nos acordamos de cuando íbamos al pueblo, pero preguntas a los chavales pequeños en el planetario, nos dicen que no”.

Un tipo de contaminación que perturba la vida animal, que también incluye la salud humana, ya que la exposición lumínica constante altera el ritmo circadiano y al microbioma intestinal de las personas. “No hacemos proselitismo, pero la verdad que es una oportunidad estupenda aprovechar las perseidas para hablar de lo bonito que es el cielo nocturno”, concluye el director del observatorio.

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