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China envía al espacio a tres ‘taikonautas’ para realizar experimentos en su estación espacial

La potencia asiática ha anunciado una misión tripulada a la Luna para 2030

El cohete Larga Marcha 2F, con la nave Shenzhou-16, y los tres astronautas chinos en su interior, despega este martes del Centro de Lanzamiento de Jiuquan, en el noroeste de china. Foto: CHINA DAILY (VIA REUTERS) | Vídeo: EPV
Guillermo Abril

China ha logrado este martes un nuevo hito en la conquista del cosmos. La República Popular ha puesto en órbita una misión tripulada con tres personas a bordo cuyo objetivo final será acoplarse a la Estación Espacial Tiangong (“Palacio celestial”) y relevar a los tres taikonautas (la palabra china para “astronautas”) que han pasado allí los últimos seis meses. Tras un lanzamiento exitoso, si todo sale según el plan previsto, el contacto se producirá en las próximas horas. Se trata del primer cambio de tripulación en la estación china desde que la potencia asiática completara, en noviembre del año pasado, el ensamblaje del tercer y último módulo —un laboratorio— dejando la terminal lista para su funcionamiento a pleno rendimiento: una especie de cápsula científica que orbita a 400 kilómetros de la Tierra.

El lanzamiento de la Shenzhou-16, nombre oficial de la misión, supone un nuevo avance en el programa espacial chino, que tiene previsto enviar una misión tripulada a la Luna en 2030, según anunció el lunes Lin Xiqiang, subdirector de la Agencia Espacial Tripulada China, durante una comparecencia previa al despegue en el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en el noroeste de China. La noticia resuena con ecos de la vieja carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos, pero con nuevos protagonistas que encaran una dura competencia en numerosos frentes.

Washington ha revivido en los últimos años el interés por pisar el astro y tiene previsto volver a enviar personas al satélite en 2025, además de establecer una base permanente en suelo lunar; en sus programas juegan un papel relevante gigantes aeroespaciales del sector privado como SpaceX (propiedad del magnate Elon Musk) y Blue Origin (Jeff Bezos). Precisamente, Musk valoró el lunes la noticia en la red social también de su propiedad, Twitter: “El programa espacial chino es mucho más avanzado de lo que la mayor parte de la gente se da cuenta”. Una sentencia de la que se han hecho eco con gusto los medios oficiales de Pekín. La competición entre la primera y segunda superpotencia económica del planeta parece garantizada: además del alunizaje de humanos, China también confía en establecer una base científica en la Luna antes del fin de esta década.

En la Shenzhou-16, por primera vez, ha viajado al espacio un miembro de la sociedad civil (hasta ahora todos los astronautas chinos formaban parte del Ejército Popular de Liberación). La misión está comandada por el general Jin Haipeng, de 56 años, un experimentado taikonauta que se enfrenta a su cuarto viaje al espacio; y junto a él viajan el coronel Zhu Yangzhou, de 36 años, y el profesor de Aeronáutica y Astronáutica Gui Haichao (el civil), también de 36 años.

El lanzamiento se ha podido seguir por televisión. Mientras rodaban los últimos números de la cuenta atrás, los tres taikonautas, embutidos en el interior de la nave espacial, se han llevado la mano derecha a la sien en señal de saludo. El cohete, de tipo Larga Marcha 2F, ha despegado sin dificultad, casi con aire rutinario, una aguja de fuego elevándose en el desierto a las 9:31 de la mañana, hora local (las 3:31 de la madrugada en España). A medida que iba tomando altura y colocándose en órbita a 400 kilómetros de altitud, el artefacto ha ido soltando etapas y motores, y finalmente, ya flotando en el espacio y convertido en un cascarón blanco y chato, ha desplegado un panel solar. Poco después, uno de los mandos de la misión ha decretado desde la base en tierra: “El lanzamiento ha sido un verdadero éxito”.

Desde ese momento, aún les quedaban unas horas para completar el viaje y acoplarse a la Tiangong, el destino final de su viaje. Ese acoplamiento se ha producido a las 16.29 hora local (10.29 en España). Los recién llegados han sido recibidos con abrazos por parte de la actual tripulación de otros tres taikonautas (la de la Shenzhou-15, que regresarán a casa en los próximos días). En el canal chino CGTN, donde se ha retransmitido el lanzamiento con una amplia cobertura televisiva propia de las grandes citas, uno de los comentaristas ha bromeado: “Esta noche toca cocinar para seis”.

Nueva carrera espacial

La estación Tiangong es una de las joyas estelares del programa espacial chino, que ha dado grandes saltos en las últimas dos décadas, a medida que la nación ascendía al tablero de las superpotencias: en 2003 logró convertirse en el tercer país del mundo (tras Estados Unidos y la extinta URSS, y muchos años después que estos dos) en enviar una persona al espacio. Desde entonces, las fases se han ido acortando: en 2019, China fue la primera en hacer aterrizar una sonda en la cara oculta de la Luna; en 2021, se convirtió en el segundo país del mundo (tras Estados Unidos) en lograr que un robot no tripulado llegara a Marte.

Washington observa con intranquilidad el ascenso de Pekín. “Las actividades espaciales chinas desafiarán cada vez más los intereses de EE UU a lo largo la década de 2030″, asevera un informe de 2021 desclasificado en 2022 por la Oficina del Director de Inteligencia Nacional estadounidense. También advierte de que la intención china es “igualar o superar a Estados Unidos en 2045″.

La Tiangong, en cualquier caso, tiene fines científicos, según asegura la potencia asiática. El objetivo de la presente misión será llevar a cabo experimentos y “obtener logros científicos de alto nivel” en el estudio de “fenómenos cuánticos”, “sistemas espacio-tiempo de frecuencia de alta precisión”, “la verificación de la relatividad general” y “el origen de la vida”, según declaró el lunes el citado Lin Xiqiang, y ha recogido la prensa estatal.

Pekín quiere presentar además la estación china como un lugar para la cooperación internacional y una alternativa a la Estación Espacial Internacional, capitaneada por la NASA estadounidense. Tras más de 20 años girando alrededor del globo, la estación empieza a quedar desfasada y podría cesar su funcionamiento a finales de esta década. En ella no participa China desde 2011 por el veto estadounidense.

En la comparecencia del lunes, el subdirector de la Agencia Espacial Tripulada China también dio algunos detalles sobre el próximo alunizaje previsto para 2030, además de poner un pie chino en el satélite: “Llevar a cabo exploraciones científicas y demostraciones tecnológicas relacionadas en la superficie lunar, desarrollar un sistema de desplazamiento y un sistema de estancia de corta duración para las tripulaciones, y desarrollar pruebas integradas humano-robot y otras tecnologías clave”. Los astronautas, explicó, caminarán por la Luna, recogerán muestras en los alrededores y realizarán algunas investigaciones in situ. La idea es dar inicio a las misiones tripuladas hacia “el espacio profundo” y contribuir “a profundizar los conocimientos de la humanidad sobre el origen y la evolución de la Luna y el sistema solar”, añadió el funcionario.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.

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