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De León al espacio, pasando por una pequeña universidad pública: “Invirtiendo en ciencia se puede llegar a lo más alto”

Los astronautas Pablo Álvarez y Sara García son hijos de la educación pública y la España vaciada. En su ciudad esperan que su proeza les dé puntos para lograr ser sede de la Agencia Espacial Española

El responsable del centro de simulación aérea de la Universidad de León, Alfredo Labarta, muestra un simulador de vuelo donde se formó el joven astronauta Pablo Álvarez.
El responsable del centro de simulación aérea de la Universidad de León, Alfredo Labarta, muestra un simulador de vuelo donde se formó el joven astronauta Pablo Álvarez.ÓSCAR CORRAL
Sonia Vizoso

El ingeniero aeronáutico Pablo Álvarez y la biotecnóloga Sara García han hecho historia por mucho más que convertirse en los primeros astronautas españoles desde 1992. Los dos treintañeros elegidos por la Agencia Espacial Europea entre 22.500 candidatos de todo el continente son hijos de la periferia y la España despoblada. Ambos fueron criados en León y en brazos de la educación pública. Se graduaron en su pequeña y joven universidad en el peor momento posible, durante aquella hecatombe económica que encaró España hace una década. Y tanto él como ella proceden de familias de clase media, emigradas a esta ciudad de 125.000 habitantes desde los pueblos del entorno. “Esto demuestra que invirtiendo en ciencia se puede llegar a lo más alto desde la España vaciada. Crecer en una provincia sin industria, de la que sabes que te tendrás que ir, hace que no te creas nada y te esfuerces mucho. De ahí salen los logros”, reflexiona Rebeca Martínez García, profesora de Expresión Gráfica en la Escuela de Ingeniería Aeronáutica de León en la que estudió Álvarez. Además, es su amiga.

Foto: A. PÉREZ MECA | Vídeo: N. D. / P. C.

El hito espacial de Álvarez y García ha sacudido el campus leonés de Vegazana. Estudiaron sus carreras por la misma época y en centros ubicados a solo 500 metros de distancia, pero no se conocieron hasta que coincidieron en el duro proceso de selección a los que los sometió la agencia europea. Él, de 33 años, completó sus estudios de Ingeniería Técnica Aeronáutica en 2011 y marchó de Erasmus a Polonia, donde cursó un máster en la materia que en León aún no había. Ella, de la misma edad, se licenció en Biotecnología, en la facultad leonesa culminó un máster en 2013 y allí mismo formó parte del grupo de investigación ModCell del Instituto de Biomedicina (Ibiomed).

“La de León es una buena universidad, ¿se sorprendería la gente igual si Pablo y Sara fueran graduados de la Politécnica de Madrid?”

De la elección de estos dos exalumnos se enteró el rector leonés, Juan Francisco García Marín, cuando aún era un secreto, de boca de la ministra de Ciencia, Diana Morant, y bajo promesa de discreción. Asegura que experimentó una “alegría enorme”, pero “no sorpresa”. “La de León es una buena universidad. ¿Por qué tenemos que pensar que solo las que tienen cientos de años de historia pueden? ¿Se sorprendería la gente igual si Pablo y Sara fueran graduados de la Politécnica de Madrid?”, se pregunta García Marín aludiendo a la institución en la que estudió el astronauta madrileño Pedro Duque, la única de España que en aquel tiempo contaba con una escuela de ingeniería aeronáutica. La Universidad de León, destaca el rector, está por encima de la media en matriculación de extranjeros y movilidad internacional y, pese a estar en un territorio muy castigado por la despoblación, no pierde estudiantes.

Las profesoras Carmen Marín y Margarita Marqués, en primer término, este jueves junto a miembros del equipo de investigación en biotecnología en el que estuvo Sara García.
Las profesoras Carmen Marín y Margarita Marqués, en primer término, este jueves junto a miembros del equipo de investigación en biotecnología en el que estuvo Sara García. ÓSCAR CORRAL

“Discreto y buen compañero”; “meticulosa y muy trabajadora”

Pablo Álvarez, uno de los cinco nuevos astronautas titulares de la Agencia Espacial Europea, procede de una familia originaria de Murias de Paredes, un pueblo de 400 habitantes a 80 kilómetros de la capital leonesa. Es nieto de labradores. En el colegio público Antonio de Valbuena, donde estudió, este jueves ha habido celebración. Los niños están “encantados” con eso de que un astronauta se sentara hace años en los mismos pupitres que ellos, apunta su directora, María Ángeles Sevilla. En el IES Eras de Renueva, cuentan de Álvarez que era un “buen compañero”, “discreto”, que “no destacaba ni por arriba ni por abajo”, lo mismo que dicen sus compañeros de universidad, que destacan también su capacidad de trabajo y su optimismo. Todos se sienten “muy orgullosos” por un acontecimiento tan “inspirador”, pero piden “a los políticos que estén a la altura” para que los jóvenes formados en León dejen de emigrar por obligación. “Pablo es hijo de una ciudad que tiene muy buena materia prima, pero que necesita urgentemente incentivos”, reclama Julio Fernández, director del instituto. “Estos chicos en los que tanto estamos invirtiendo terminan marchándose de León porque no hay posibilidades de trabajo. Es triste para los profesores y para las familias”.

A Sara García, elegida como una de los 11 suplentes de la agencia, sus profesores y compañeros de Biotecnología la definen como “muy trabajadora”, “meticulosa” y “muy orientada a alcanzar sus metas”. Su familia es originaria de Vega de Espinareda, un pueblo del Bierzo de algo más de 2.000 habitantes, y su abuelo era camionero en una mina. Estudió en el instituto público Padre Isla de León, obtuvo dos premios de excelencia al terminar la carrera y aprendió “a pensar de manera científica” de la mano de las investigadoras Margarita Marqués y Carmen Marín. A estas dos profesoras no les sorprende que todos los conocimientos que García adquirió en los laboratorios del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León los pueda aplicar ahora en el espacio. “Quien es científica y hace las preguntas correctas puede hacerlo en cualquier sitio, aquí y en la Luna”, explica Marín.

Joaquín Barreiro, director de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad de León.
Joaquín Barreiro, director de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad de León.ÓSCAR CORRAL

La Universidad de León, con solo 12.000 matriculados y más asequible para las familias por el menor coste de la vida en esta ciudad, “forma muy bien a sus alumnos”, defiende Marín, “quizás precisamente porque es pequeña y ofrece una formación personalizada”. Un campus de este tamaño tiene también sus hándicaps. Investigar “cuesta más dinero”, prosigue la directora del trabajo de fin de máster de Sara García, porque “falta masa crítica y te tienes que desplazar para buscar colaboradores que estén trabajando en lo mismo que tú”. Marchar al extranjero es positivo y necesario para un investigador, recalca, “lo importante es que luego haya medios para volver”.

Rosalía Fernández recorrió varios países del extranjero y sí ha logrado volver a León gracias al reciente programa de atracción de talento internacional María Zambrano. Fue compañera de Sara García en el grupo de investigación ModCell. Destaca que en Biotecnología, la rama científica que ha llevado al espacio a la astronauta leonesa, las mujeres son mayoría. En la carrera de Ingeniería Aeronáutica que cursó Pablo Álvarez, sin embargo, las alumnas suponen solo un 10% de la matrícula. “Sara es una persona con muchas inquietudes y es la prueba de que con trabajo se puede llegar lejos”, subraya.

En la Universidad de León esperan que la proeza de haber formado a los dos primeros astronautas españoles en 30 años les dé puntos en la pugna por convertirse en la sede de la Agencia Espacial Española. “Es un aval para nuestra candidatura porque uno de los pilares para ser elegido es la calidad de la universidad”, explica Joaquín Barreiro, director de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica donde estudió Álvarez. Los dos astronautas leoneses ya se han puesto en contacto con la institución en la que se graduaron para comunicarles que volverán a su tierra a mediados de diciembre y les gustaría visitar el campus. “Son un espejo para nuestros alumnos y la prueba de que se puede llegar a la excelencia europea desde una universidad pública muy pequeña”, concluye la profesora de Ingeniería Aeronáutica Rebeca Martínez.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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