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La metamorfosis de la Patagonia chilena: los ríos y glaciares en peligro a causa del cambio climático

Los caudales de las cuencas son cada vez más bajos y el derretimiento de las masas de hielo va a una gran velocidad, señalan dos estudios liderados por científicos de Chile

El río Puelo en la Patagonia chilena.
El río Puelo en la Patagonia chilena.UCSC

La Patagonia es uno de los territorios menos alterados en el mundo, sin embargo, el cambio climático hoy afecta duramente sus ecosistemas. Dos estudios liderados por los científicos chilenos Jorge León y Rodrigo Aguayo señalan que tanto los ríos como los glaciares se están comportando de una manera inédita: los caudales de las cuencas son cada vez más bajos y el derretimiento de las masas de hielo va a una gran velocidad. Ambos fenómenos, señalan los informes, perjudican de manera sustancial el aporte de agua dulce a los sistemas costeros de Chile.

La investigación de León, doctor en Ciencias Forestales y académico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), analizó los cambios de 890 ríos de la Patagonia chilena entre 1985 y 2020. Entre ellos, se estudiaron seis macro cuencas que, de norte a sur, corresponden a los ríos Petrohué, Puelo, Yelcho, Palena, Cisnes y Aysén. “Estos ríos son una maravilla en cuanto a pureza, pero están siendo afectados por el menor caudal, es decir, están entregando una menor cantidad de agua”, explica a EL PAÍS a través de una videollamada.

La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, concluye que gran parte de las cuencas pequeñas y todas las macro cuencas de la Patagonia muestran caudales más bajos en verano, otoño y primavera. “Eso es dramático. Los grandes cambios en nuestros ríos se observan en los últimos 10 a 15 años y con mayor fuerza desde 2016 en adelante”, dice León. Y explica que uno de los casos extremos es lo ocurrido en los ríos Petrohué y Puelo, que han decrecido un 10% por década.

La causa tras estas alteraciones es atribuible al cambio climático, afirma León: “La Patagonia tiene características que son muy relevantes: viven muy pocas personas y solamente hay una represa en el río Yelcho; las demás cuencas no presentan grandes intervenciones. Entonces, todo lo que pasa deriva de lo que ha acontecido respecto al clima”.

Tan solo las seis grandes cuencas de la Patagonia chilena aportan el 47% del agua dulce que ingresa al sistema costero de la zona. Que los caudales se estén tornando más bajos afecta directamente a los sistemas estuarinos, que corresponden a los lugares geográficos en el que los ríos desembocan en el océano y donde se produce un intercambio de agua dulce y agua salada. “El agua dulce no se pierde en el mar, sino que alimenta al mar”, agrega.

El Parque Nacional Torres del Paine, en la patagonia chilena.
El Parque Nacional Torres del Paine, en la patagonia chilena.REDA (Getty Images)

Estos sistemas estuarinos, explica, son importantes por “su productividad biológica que, a la vez, da soporte a actividades como la acuicultura”. Y agrega que la menor llegada de agua proveniente de los ríos provoca que la señal de salinidad sea más superficial, lo que modifica las características del sistema pues “se va transformando en más mar y menos estuario. Y eso afecta a la biodiversidad y a la productividad”.

“Ninguno de los ríos de la Patagonia tiene un instrumento importante de protección [del Estado]. Entonces, si se trata de los ríos más prístinos del mundo, que están mostrando claras señales del impacto del cambio climático, es casi irrisorio que no estén protegidos”, agrega.

Los glaciares se derriten

Otra de las consecuencias del cambio climático es la rápida pérdida de volumen de los glaciares, según lo ha constatado Rodrigo Aguayo, quien lideró un estudio relacionado al de León y en el que realizaron proyecciones entre 1980 y 2099 del derretimiento de 2.000 glaciares de la Patagonia de Chile y Argentina, que corresponden al 99% de la superficie total de las masas de hielo en la zona.

La investigación del doctor en Ciencias ambientales e investigador del departamento de Agua y Clima de la Universidad Libre de Bruselas, concluyó que un tercio de los glaciares ya alcanzó su máximo derretimiento, y que la zona más afectada ha sido la Patagonia Norte. “Entre Puerto Montt y Coyhaique el máximo derretimiento de los glaciares se alcanzó antes de los 2000″, señala Aguayo a este periódico.

Las proyecciones para las próximas décadas tampoco son esperanzadoras. “Cuánto hielo vamos a perder va a depender de cuántos gases de efecto invernadero emitamos, es decir, de las decisiones que como sociedad tomemos hacia el futuro. El mejor escenario es que, si mantenemos el clima actual, podemos perder en términos de volumen cerca del 25% de los glaciares hacia fines de siglo. En el peor escenario, si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero de la misma forma que lo hemos hecho, perderíamos cerca del 70% de los glaciares hacia finales de siglo”, señala.

Vista de los glaciares en el Parque Nacional Torres del Paine, en Chile.
Vista de los glaciares en el Parque Nacional Torres del Paine, en Chile. REDA (Getty Images)

Tras analizar ambos estudios —financiados por el Fondo de Investigación Estratégica en Sequía— León apunta a que el derretimiento de los glaciares no va a contrarrestar la disminución del agua dulce que aportan los ríos de la Patagonia, por tratarse de fenómenos que ocurren en distintas partes de la zona austral. “Las cuencas de la Patagonia norte, que es donde se está perdiendo más agua, no son tan ricas en presencia de glaciares, pues estos empiezan a ser más comunes desde la región de Aysén hacia el sur”, dice. “Y gastarse las reservas de agua dulce de los glaciares no es ninguna buena noticia”, agrega.

Para proteger a los glaciares, Aguayo señala que faltan más estudios en terreno: “Las observaciones que existen en la Patagonia no son suficientes. La mayoría de los glaciares se encuentran en los campos de hielo y en esa zona casi no existen estaciones meteorológicas por las condiciones climáticas adversas”.


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