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Chile avanza en la conservación de sus ríos en la Patagonia: Futaleufú y Puelo serán los primeros caudales protegidos

El hito es el corolario de una campaña levantada por un grupo de organizaciones junto a la comunidad. La declaración, ya firmada por la Dirección General de Aguas, solo espera la toma de razón de la Contraloría

RÍo Futaleufú y Puelo en el sur de Chile
Un grupo de personas baja en rafting y kayak sobre el río Azul, como parte de la inauguración de la reserva de caudal para fines de preservación ecosistémica del río Futaleufú y Puelo en el sur de Chile.Cristobal Venegas
Antonieta de la Fuente

Las nubes se pasean gordas y amenazantes por los cielos de Futaleufú, la remota localidad de la Patagonia chilena, ubicada en la cordillera de Los Andes, a solo 10 kilómetros de la frontera con Argentina. La lluvia de la noche dejó un viento helado que sopla desde las nevadas montañas que rodean el río Futaleufú, considerado uno de los tres mejores del planeta para practicar rafting, que serpentea por un verde valle manchado de amarillo por la flor del retamo.

En la rivera de la laguna Espejo, a un costado del pueblo, se reúnen autoridades, activistas del medioambiente, kayakistas, guías de rafting y la comunidad local para celebrar uno de los hitos más esperados de los últimos años por los habitantes de la zona: la declaración de su principal río como reserva de caudal para preservación del ecosistema. Es una figura legal que no existía hasta 2022, cuando la reforma al Código de Aguas incluyó la conservación como una nueva causal para proteger sus principales cursos de agua superficial.

Ha sido un cambio sustancial, pues la anterior herramienta solo permitía denegar solicitudes de derechos de aprovechamiento de aguas; la nueva protege efectivamente el río de cualquier actividad productiva que pueda dañar su caudal.

Entre los visitantes hay expectación. Parte del hito de celebración es bajar en rafting por el río Azul, uno de los afluentes del Futa, como le dicen los locales a su principal caudal. El río grande Futaleufú (la traducción en lengua mapuche) está tan crecido por la abundante nieve que cayó en el invierno, que por estos días no es recomendable para el turismo aventura. Todos abrigados de pies a cabeza, escuchan las instrucciones de los guías y cuentan historias de cómo aunaron fuerzas para lograr la protección del río.

Cascada de la reserva nacional Futaleufú en la Región de Los Lagos, en el sur de Chile.
Cascada de la reserva nacional Futaleufú en la Región de Los Lagos, en el sur de Chile.Cristobal Venegas

La solicitud de reserva llegó hace un año a la oficina de Rodrigo Sanhueza, director General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas. Después de revisar los antecedentes presentados por organizaciones de la sociedad civil y la comunidad, decidió seguir adelante con el proceso. En septiembre, la DGA ingresó un informe a la Contraloría General de la República, el organismo que debe cursar la toma de razón de los decretos que emanan de la administración pública, para avanzar hacia la conservación de los ríos Futaleufú y Puelo, ubicado algunos kilómetros más al norte. Hoy es la Contraloría la que tiene la última llave para que puedan ser declarados los primeros caudales protegidos de Chile.

“Esta va a ser una de las primeras reservas que se ejecutarán con esta normativa, por lo tanto, también marca un precedente. El río Futaluefú es reconocido a nivel internacional por sus condiciones para hacer rafting y turismo, pero también una cuestión muy particular es cómo se desarrolla la vida del pueblo en torno al río, que es algo que cuesta cuantificar en términos de números. Cuando empiezas a mirar la experiencia de vida de la gente, ella no ve que en este sector se desarrolle una empresa hidroeléctrica, que es el gran temor en este tipo de cauces”, explica Sanhueza a EL PAÍS, pocos minutos antes de dar un discurso y celebrar el hito.

La abogada Pía Weber llegó a vivir hace dos años a Futaleufú. Se enamoró del río, del paisaje y de su gente y decidió quedarse. Como encargada de Agua Dulce de The Pew Charitable Trusts, una ONG que apoya políticas públicas e investigación global en temas medioambientales, es parte de la iniciativa Ríos Protegidos, que reúne a varias organizaciones de la sociedad civil bajo un mismo objetivo y que fue una pieza clave para lograr la reserva ecosistémica. Explica que lo clave de este proyecto fue trabajar con la comunidad para llegar a los tomadores de decisiones: “El factor turístico de ambos ríos es muy importante”, explica. “Los rápidos del Futa son fundamentales para los deportes de aguas blancas, el rafting, el kayak, pero también para la pequeña agricultura. Finalmente, todo este aspecto recreacional o escénico es el que la gente disfruta. Si hoy vinieran grandes proyectos hidroeléctricos o inmobiliarios que tuvieran un efecto en el cauce, no podrían desarrollarse”.

Raimundo Vives, Pía Weber y Paulo Urrutia son algunos de los representantes de la sociedad civil que trabajó para lograr la declaración de la reserva de caudal para fines de preservación ecosistémica de los ríos Futaleufú y Puelo en el sur de Chile.
Raimundo Vives, Pía Weber y Paulo Urrutia son algunos de los representantes de la sociedad civil que trabajó para lograr la declaración de la reserva de caudal para fines de preservación ecosistémica de los ríos Futaleufú y Puelo en el sur de Chile.Cristobal Venegas

En Futaleufú viven casi 3.000 habitantes, pero en temporada alta, entre diciembre y marzo, la población puede llegar a duplicarse. Turistas de todo el mundo arriban para disfrutar de sus enormes bosques de coigües, cipreses y lengas y, si tienen suerte, a encontrarse con sus zorros culpeos, pumas y huemules. También algunos logran avistar cóndores que sobrevuelan las cimas de la Reserva Nacional Futaleufú, reconocida por la Unesco. Las celestes aguas del Futaleufú son además un imán para los amantes del rafting, el kayak y la pesca con mosca, actividades que se han posicionado como unas de las fuentes económicas más importantes de esta remota zona de Chile.

Walter Saavedra nació en Futaleufú. Tiene 29 años y desde hace ocho que se dedica al río. Sus padres trabajaron en una de las primeras empresas de rafting de la zona, hace unos 15 años. Cuenta que por mucho tiempo han vivido alarmados de que se instale una gran represa que termine cambiando su estilo de vida. “Todo el pueblo gira en torno al río, sobre todo en el verano. Y la llegada de una hidroeléctrica fue una amenaza para toda la comunidad, la gente tenía el temor que llegaran empresas gigantes, intervinieran nuestro ecosistema y cortaran el río, pues era como si nos cortaran un brazo. Ahora, saber que va a estar protegido es una tranquilidad”, dice.

Una batalla de años

La historia medioambiental del Chile de los últimos años ha estado escrita por la lucha para preservar sus ríos. Las grandes represas de hidroelectricidad fueron un dolor de cabeza para las comunidades del Alto Biobío donde se levantaron tres proyectos entre los años 1996 y 2014. En la Patagonia, la megacentral Hidroaysén que intervendría las aguas del Baker, el río más caudaloso del país, motivó la confluencia de una serie de organizaciones nacionales e internacionales bajo el lema Patagonia sin represas. El megaproyecto, finalmente, no prosperó: en 2014 el Comité de Ministros chilenos votó en contra de su construcción y la generación eléctrica fue migrando desde la hidroelectricidad a la energía solar y eólica, que hoy son las protagonistas del exitoso proceso de transición energética del país. Endesa, la compañía de electricidad de capitales españoles que por esos años controlaba gran parte de la torta de la energía en Chile, empezó entonces a renunciar a sus derechos de agua en los ríos de la Patagonia. En agosto de 2016, tras intensas campañas de organizaciones y de la comunidad, la empresa cedió sus derechos en varios de los cauces de ríos australes, entre ellos el Futaleufú.

Los invitados a la celebración de la reserva de caudal para fines de preservación ecosistémica de los ríos Futaleufú y Puelo.
Los invitados a la celebración de la reserva de caudal para fines de preservación ecosistémica de los ríos Futaleufú y Puelo.Cristobal Venegas

El geólogo Paulo Urrutia, cofundador de Bestias del Sur Salvaje, un colectivo de deportistas y exploradores dedicados a la comunicación y la educación ambiental, siguió de cerca ese proceso. Amante de la naturaleza y de los deportes de aguas blancas, llegó a Futaleufú por casualidad mientras recorría la Carretera Austral. Luego de trabajar en geoparques en Europa y de conocer la experiencia de conservación de ríos como el Soča en Eslovenia, donde una ley de protección de ríos se convirtió en un ejemplo de desarrollo sostenible desde la comunidad local, quiso exportar ese modelo a Chile. “Partí apoyando con la organización. Veníamos, hacíamos talleres y otras cosas, pero cuando vimos la oportunidad de avanzar con estas nuevas herramientas legales, empezamos a organizarnos con la comunidad para poder lograr la protección ecosistémica del Futaleufú”.

Futaleufú Riverkeeper es otra de las organizaciones que jugó un papel central en la protección del futa. Su trabajo en la zona arrancó hace 10 años, cuando surgieron las primeras amenazas de represas. Cuenta Raimundo Vives, geógrafo y coordinador del programa de monitoreo de amenazas ambientales de la fundación, que hoy trabajan para preservar el desarrollo sustentable de ese sector de la Patagonia. “La reserva de caudal garantiza que, en un contexto de cambio climático donde el resto del país está con escasez hídrica, en Futaleufú tenemos todavía una fuente de agua importante que necesitamos que se mantenga fluyendo libre”, dice.

Pero la declaración para conservar el Puelo y el Futaleufú es solo la primera parte de una estrategia que busca que muchos más ríos de Chile estén protegidos. “Hay una conciencia importante de que este es un primer y pequeño paso para un desafío que es mucho más grande y que abarca ríos en otras zonas del país, ríos con otros desafíos, con otros problemas, con derechos de agua probablemente asignados, reasignados, riberas degradadas, dificultades de acceso, etcétera. Esto es simplemente como un primer pasito para algo que creemos que es un desafío a nivel nacional”, explica Pía Weber.

Las nubes ya se han despejado en el valle de Futaleufú y los guías recogen las balsas después de capear los rápidos. Los activistas, autoridades y miembros de la comunidad se reúnen para compartir su experiencia en el río y buscar nuevas formas de colaboración para que Futaleufú, que cada año recibe más y más turistas, mantenga su ritmo al compás de la naturaleza.

Vista aerea del río Futaleufú.
Vista aerea del río Futaleufú.Cristobal Venegas


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Antonieta de la Fuente
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en negocios y economía. Ha trabajado en los principales medios escritos del país, como 'Qué Pasa', 'La Tercera', 'Diario Financiero', 'La Segunda' y 'Revista Capital' de la que fue editora general entre 2013 y 2019.
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