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Iván Jaksic, historiador: “Piñera era el tipo de político capaz de transar cuando era necesario”

El Premio Nacional de Historia aborda el papel y el liderazgo del fallecido expresidente chileno durante los más de 30 años que participó en política

Historiador Iván Jaksic
Iván Jaksic en su oficina ubicada en la comuna de Providencia.FERNANDO REQUENA
Ana María Sanhueza

El historiador chileno Iván Jaksic (Punta Arenas, 1954), Premio Nacional de Historia 2020 y director del programa de la Universidad de Stanford en Chile, recibe a EL PAÍS en su oficina en el municipio de Providencia, ubicada en una casona de los años 30 cuidadosamente restaurada. Tras la muerte del expresidente Sebastián Piñera dice que ha quedado un espacio difícil de llenar en la centroderecha, y que su fallecimiento, en un accidente en helicóptero el martes, ocurrió cuando el exmandatario “se estaba posicionando del centro para no permitir que la derecha más extrema se apropiara del espectro político”.

Piñera, economista y empresario, gobernó Chile en dos periodos (2010-2014 y 2018- 2022). Su origen era el de una familia democristiana. Entró en política cuando estaba a punto de terminar la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero luego se sumó a la derecha. Ese itinerario es parte de las varias dimensiones del exmandatario; otra, el papel que asumió en la centroderecha a partir de la transición a la democracia, un liderazgo que mantuvo por más de 30 años, hasta su muerte.

Pregunta. ¿Cómo describe el liderazgo de Sebastián Piñera?

Respuesta. Se caracterizaba por su nivel de actividad y su capacidad de gestión. Era una persona muy involucrada en las políticas públicas y para eso le ayudó mucho el conocimiento de la economía. Pero, por lo mismo, era un tanto hiperactivo. Su gestión fue bastante efectiva y hay una serie de instancias que lo demuestran, como el caso del rescate de los 33 mineros.

P. Un rescate que lo hizo por porfía o insistencia.

R. La insistencia era una característica suya, una persona que no cejaba y lograba sus objetivos. Eso también se vio en la reconstrucción tras el terremoto de 2010. Tenía capacidad de anticiparse a los problemas y eso se ejemplificó muy bien en la pandemia: él estaba gestionando las vacunas a sabiendas de que esto iba solo iba a crecer sin ellas.

P. ¿Para usted quién era políticamente Piñera?

R. Yo creo que él no nació para político, iba más bien en la dirección de lo que sería un tecnócrata. Pero las circunstancias del país lo llevaron a entrar en la política. Además, venía de una familia muy política.

P. Una familia democristiana ¿le llama la atención que se fuera hacia la derecha?

R. Él hizo algunos gestos para ingresar a la Democracia Cristiana, que era la tradición familiar. Pero también tenía una clara comprensión de lo que es una derecha moderna y liberal. Y esa fue la que le dio un espacio, y que él mismo ayudó a construir en Renovación Nacional. Dadas las circunstancias de la época, tuvo la comprensión de que la democracia no es de ganadores y perdedores, sino que la necesidad de dialogar y ver cuán efectiva puede ser una derecha moderna.

P. ¿En qué momento político murió Sebastián Piñera?

R. Él, claramente, se estaba posicionando del centro para no permitir que la derecha más extrema se apropiara del espectro político. Él estaba rearmando a la derecha e insistiendo en que puede ser moderna, liberal y democrática. Y, en ese sentido, sus credenciales como demócrata son impecables.

P. De los últimos expresidentes de Chile ¿qué distinción tiene Piñera en su tipo de liderazgo?

R. Piñera se distinguió por su capacidad de armar equipos y comunicarse con las nuevas generaciones. La expresidenta Michelle Bachelet armó equipos, pero no prendieron. No hay tampoco un heredero claro de la Concertación [coalición de centroizquierda que gobernó entre 1990 y 2010]. Eduardo Frei no lo generó y la Democracia Cristiana perdió gran parte de su poder electoral. El mismo [Ricardol] Lagos no tiene una continuación hoy.

P. ¿Qué significa la muerte de Piñera para la derecha tradicional?

R. Eso es lo más preocupante, porque él personificaba un liderazgo capaz de aglutinar a una derecha más moderna y a nuevas generaciones que participaron en su gobierno. También hay ciertas políticas públicas, como el matrimonio de personas del mismo sexo, que son cuestiones que lo iban proyectando. Entonces, al morir deja un espacio vacío en la centroderecha que no es claro cómo se va a llenar. Es difícil en la actual configuración política de la derecha.

Iván Jaksic, historiador chileno.
Iván Jaksic, historiador chileno.FERNANDO REQUENA

P. Si dejó tantos equipos ¿ve otro liderazgo?

R. Esto va a poner el foco en Evelyn Matthei. Ella tiene una gran oportunidad de llenar ese vacío, porque tiene la capacidad de gestión. Hoy no es como en los viejos tiempos, cuando los puestos políticos se definían a dedo, sino que los políticos tienen que probarse en las alcaldías y en eso ella tiene una tremenda ventaja [encabeza el municipio de Providencial]. El costado republicano puede impedir que ella avance, porque hay una tensión entre la derecha más extrema y la de centro, pero ella tiene una posibilidad alta.

P. Tras la muerte de Piñera hubo un ambiente político menos confrontacional, incluso del oficialismo ¿durará?

R. Ese era el mensaje del primo de Piñera, Andrés Chadwick [su exministro del Interior], y también la tónica de familia y de todos los testimonios que se han dado para que este sea un espacio de reencuentro entre los chilenos. Pero la política es la política.

P. ¿Cuáles son las sombras de Piñera y cómo se verán con el tiempo?

R. La mezcla de dinero y política es muy tóxica acá y en cualquier parte del mundo. Y fue bastante cuestionable el tema de sus inversiones y lo difícil que fue llegar a un acuerdo al respecto. Hay mucha continuidad en Piñera entre el empresariado y la política. Y eso es algo que empoderó mucho al empresariado, que no ha sido apolítico, porque quiere influir. Otra sombra fue la tendencia, de la que él no estuvo libre, de transformar el Ejecutivo en un poder avasallante.

P. ¿Eso lo diferenció de otros exmandatarios?

R. Patricio Aylwin en un régimen presidencialista logró crear coaliciones dentro del Congreso, pero Piñera nunca tuvo el control allí. Entonces, se refugió en la presidencia en una especie de hiperpresidencialismo que lo alejó, sobre todo en el estallido social, de la gente. Ahora, con la emotividad de su muerte, la gente se da cuenta y sopesa, pero en algún momento hubo mucho malestar.

P. ¿Cómo quedará Piñera en la historia por su papel en el estallido social de 2019?

R. Si yo tuviera que escribir sobre esto en 20 años más, aunque dudo que esté, diría que encontró una salida institucional, que fue el Acuerdo por la Paz. Piñera va a pasar a la historia porque dejó muy claro que no quería entrar en el tema constitucional, pero cuando llegó el momento, se abrió. El vio que el estallido se estaba saliendo de cualquier tradición que habíamos conocido. Sin embargo, tuvo la entereza como para decir ‘cedamos, porque esto es importante’. Y en eso participó Boric. Eso es lo que más se va a recordar, no tanto por Piñera como persona, sino porque era el tipo de político capaz de transar cuando era necesario.

P. Si cada presidente tiene su impronta ¿cuál es la de Piñera en la historia?

R. Aylwin fue el presidente de la transición. Frei, un ingeniero que no tiene mayor carisma, pero que tomó parte de la Concertación, que era recuperar todas las relaciones internacionales, pero es mucho más opaco comparado con Lagos. A Lagos en el futuro se le va a ver como el estadista, un hombre de mucho olfato y capacidad de tomar decisiones. Bachelet ha sido importantísima en el sentido de enfrentar las deudas históricas, como derechos de la mujer y el tema constitucional; todo lo que hizo fue loable, aunque Bachelet segunda [gobernó dos veces ] no fue tan exitosa, precisamente, porque desató esta fiebre constitucional. Ella salió con mucha popularidad.

P. ¿Y Piñera?

R. Piñera va a ser el presidente de la gestión. Pero eso también tiene sus problemas, porque cuando uno está tan metido en la gestión, pierde a veces la perspectiva. Él era de los que se involucraba demasiado en las políticas públicas, que se juntaba con el ministro de Hacienda para cambiar números, pero su capacidad de gestión era extraordinaria. Siempre dentro de un contexto democrático, porque no era un tecnócrata a secas, sino un gestor con visión de país.

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Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.
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