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Evelyn Matthei, la figura de la derecha tradicional de Chile que le planta cara a Kast

Cada semana más arropada por el apoyo ciudadano, la exministra y hoy alcaldesa UDI se prepara para desafiar la expansión de la derecha extrema en la próxima carrera presidencial

Evelyn Matthei
Evelyn Matthei.Prensa Evelyn Matthei
Antonia Laborde

Evelyn Matthei, el personaje político mejor evaluado en Chile y la principal carta presidencial de la derecha tradicional con miras a 2025, no es un fenómeno. La economista acumula meses ostentando la valoración positiva más alta entre las autoridades -este domingo extendió su ventaja como favorita en la carrera presidencial, según la encuesta Pulso Ciudadano- y para una generación lleva toda una vida en la arena política. Desde la “prehistoria” de la actual coalición Chile Vamos, como catalogó el tiempo en que junto a Sebastián Piñera protagonizaron uno de los primeros escándalos políticos del inicio de la transición democrática. En 1992, ambos pertenecían a la “patrulla juvenil” de Renovación Nacional, una formación de centroderecha que intentaba sacudirse la dictadura de Pinochet. Tanto ella, diputada, como él, senador, ambicionaban llegar a La Moneda. Durante la campaña para convertirse en la apuesta de su sector, se filtró una grabación telefónica donde Piñera maquinaba para que en un programa de televisión debilitaran públicamente a su entonces compañera de partido, una mujer que se abría paso en un mundo predominantemente masculino.

“La gracia es que trate elegantemente de dejarla como una cabrita chica, despistada, que está dando palos de ciego, sin ninguna solidez”, se lo escuchaba decir a Piñera. El escándalo fulminó la precampaña presidencial del empresario. El responsable final del espionaje telefónico fue un capitán del Ejército. Y Matthei fue la que recibió la cinta y se la entregó a un canal de televisión, a pesar de que durante dos meses dijo desconocer la existencia de la grabación antes de su publicación. La diputada pidió perdón a Piñera, su antiguo profesor, exempleador en la sociedad de inversiones Bancard y amigo. Renunció a Renovación Nacional y a sus aspiraciones presidenciales. Como en la política, a veces, no caben los rencores, Matthei fue ministra del Trabajo en el primer Gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014).

Evelyn Rose Matthei Fornet (69 años, Santiago) es una política de raza, exigente y frontal. También espontánea. Antes de entrar al poder, ha relatado, era algo tímida y amable. Pero el ambiente machista la cambió. “Si estos no me tienen miedo, me van a pasar por encima una y otra vez. Aprendí a ser pesada”, dijo en el programa Pero con respeto, “y ahora me sale natural”, añadió entre risas. Su carácter le ha valido alguna vez el seudónimo de “Dama de hierro”. Pero de la misma forma en que se la puede ver defendiendo con garras sus posiciones, no es raro verla gastando alguna broma.

Cuando Shakira lanzó su canción con Bizarrap, por ejemplo, la actual alcaldesa del municipio de Providencia, un barrio tradicional del sector oriente de Santiago, publicó una foto donde lucía una blusa prácticamente calcada a la de la colombiana. “Cuando vi que Shakira me copió mi blusa me Piqué [chilenismo de enfadé]”, escribió. La de Matthei, eso sí, la confeccionó ella. Porque también tiene eso. Hábil con las manos, estudió piano -en un momento pensó dedicar su vida a ello- y puede pasar horas haciendo trabajos de jardinería.

Es hija del fallecido general Fernando Matthei, quien fue un gran amigo del también general de la Fuerza Aérea Alberto Bachelet, padre de Michelle Bachelet. Cuando ambos eran miembros de la institución, a fines de los años cincuenta, los destinaron a la Base Aérea Cerro Moreno, en el norte. Las dos hijas de generales vivían una frente a la otra. En la dictadura, Fernando Matthei se desempeñó como Ministro de Salud de Pinochet y luego como representante de la Aviación en la Junta Militar. Fue el primer miembro del régimen que reconoció públicamente la derrota de Pinochet en el plebiscito de 1988. Evelyn Matthei, entonces, votó por mantener al dictador en el poder. Y cuando detuvieron a Pinochet en Londres, en 1998, protestó fuera de las embajadas de Inglaterra y España.

Evelyn Matthei durante el baile tradicional de la Cueca en una imagen de sus redes sociales.
Evelyn Matthei durante el baile tradicional de la Cueca en una imagen de sus redes sociales.Prensa Evelyn Matthei

Tras abandonar Renovación Nacional a comienzos de los noventa, la Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido que en aquella época representaba la derecha más dura, la invitó a sus filas. Su discurso y algunas de sus votaciones en el Congreso revelaban que tenía una visión más liberal en lo valórico -a favor del divorcio, de la píldora anticonceptiva del día después, del aborto en tres causales-. Les advirtió, según ha dicho, que continuaría en esa senda y que no aceptaría presiones. Ya siendo senadora, en 1999, comenzó su militancia en la UDI, un partido al que ha incomodado en más de una oportunidad y que, como ha revelado, no piensa dejar.

La libertad y astucia con la que ha desempeñado los distintos roles políticos -diputada, senadora, ministra, alcaldesa- ha provocado ronchas en su sector, pero también adhesión. Ahora, arropada por el apoyo ciudadano, se está preparando para ser la candidata de la coalición de Chile Vamos, la derecha tradicional. Sería la segunda vez que aparece en la papeleta, tras un fallido intento en 2013 frente a la socialista Michelle Bachelet, su vecina de pequeña. En aquella oportunidad la nombraron cuatro meses antes de las elecciones, luego de que dos candidatos de la UDI se bajaran de la carrera. En 2021 mostró nuevamente su interés por llegar a La Moneda, pero en un duro golpe el partido prefirió apoyar a Joaquín Lavín, otro histórico de la formación, que fue luego derrotado en las primarias de la coalición.

El escenario político es distinto a los anteriores. El Partido Republicano, de la derecha más dura, que en su declaración de principios rectores dice creer en Dios, en la justicia social y en la economía social de mercado, es la primera fuerza política desde que el pasado mayo obtuvo el 35% de los votos en las elecciones para consejeros del segundo proceso constituyente. También, según la encuesta del Centro de Estudios Públicos, CEP, es la formación con la que más se representan los chilenos (10%, mientras que el 60% no se identifica con ningún partido). El líder y fundador de la colectividad en 2019, José Antonio Kast, quien perdió en las últimas presidenciales frente a Gabriel Boric, se presenta como una carta sólida, con un fuerte discurso en torno a la delincuencia y la inmigración.

La popularidad de Kast, sin embargo, ha ido retrocediendo (43%) a medida que avanza el proyecto para reemplazar la Constitución heredada de la dictadura y reformada unas 60 veces en democracia e incluso ha ido cediendo terreno en los sondeos de intención de voto en favor de Matthei. A pesar de que Kast nunca estuvo por cambiar la Carta Fundamental, se ha visto obligado a involucrarse de lleno en el proceso -consciente de que el predominio casi absoluto de su partido en el órgano constituyente significa un test de gobernabilidad ante la ciudadanía-, en el que se ha aprobado una batería de medidas calificadas de “extremas” por la izquierda y un grupo importante del centro.

En los cinco meses de funcionamiento del proceso constitucional, Matthei solo había intervenido en una ocasión, para advertir que no aceptaría “ningún paso atrás” en el aborto en tres causales. Un artículo aprobado que se refiere al derecho a la vida de “quien está por nacer” puede abrir la puerta a que se ponga en riesgo la legislación actual. Esto ha sido duramente cuestionado por los partidos del oficialismo, donde se acusa un “retroceso en los derechos de las mujeres” e incluso el gobierno ha roto su promesa de no involucrarse esta vez en el proceso constituyente, sumándose a las críticas. La semana pasada, sin embargo, la alcaldesa golpeó el tablero. “Si el proceso sigue así, no voy a poner mi capital político para aprobar la Constitución” y “lo ya redactado se parece más a un programa de Gobierno que a una Constitución”, fueron algunas de las declaraciones que dio a El Mercurio y que encendieron alarmas en las derechas, dominantes en el Consejo Constitucional. Varios analistas consideraron que, oficialmente, se había iniciado la carrera presidencial.

Matthei tiene a un equipo trabajando en su eventual programa de Gobierno, que cuenta con cuatro ejes: seguridad, vivienda, salud y cambio climático. En un programa de CNN hizo guiños a las nuevas formaciones de centro, en particular a Amarillos -un movimiento que nace de la fuga de militantes de la Democracia Cristiana y del Partido por la Democracia, otrora dos pilares de la ex Concertación-, dejando de manifiesto su intención de encarnar un proyecto moderado, sin descuidar las bases de la derecha. En la tesitura de qué hacer frente a la expansión del ala más dura, Matthei sale a marcar. Sobre los inmigrantes irregulares que delinquen ha dicho que “los expulsaría y a sus familias también” y en relación a las amenazas del crimen organizado a autoridades, que quizá sea “necesario hablar de la pena de muerte para estos casos”.

Sobre si incluiría a republicanos en caso de llegar a la presidencia, la alcaldesa sostuvo que le “encantaría” decir que “nooo”. “Pero la política es práctica, yo no excluyo nada”, explicando que dependerá de cómo se configure el Congreso en las próximas elecciones parlamentarias, que se celebrarán en noviembre de 2025, el mismo día de las presidenciales.

Aunque hay quienes dan por descontado en la UDI que Matthei será su representante en la papeleta, ella aún no oficializa su candidatura, aunque ha dado señales claras: “Me estoy preparando para la responsabilidad que me puede caer encima”, dijo al diario La Tercera a comienzos de agosto. Sería la cuarta vez que acaricia la idea de llegar a La Moneda: 1992 -cuando abdicó de competir por el caso de la grabación-; 2013, cuando aceptó a último minuto la solicitud; 2021, cuando su partido la dejó fuera de las primarias; y las que se realizarán en poco menos de 14 meses.


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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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