Juego de identidades

Cada mirada y cada gesto muestran a una artista vacía, rota, que poco a poco va reconstruyéndose. Najwa Nimri es Lila Cassen en Quién te cantará. “Tuve que vaciarme por completo. No fue fácil. Había un latido terrorífico al fondo”, concede la actriz y cantante. Lleva unas bailarinas en el bolso y un par de botellitas de whisky que ha pillado en el minibar del hotel pegado al cine Capitol. Después del estreno, quiere celebrar.

“El papel lo gané poniéndome unas uñas larguísimas de gel, haciéndome la vampira”. Entonces Carlos Vermut lo vio claro: ella tenía que ser la protagonista. Del recelo inicial pasaron a la complicidad total. “Me costó dejarme en sus manos. Luego me di cuenta de que estaba a salvo porque era la princesa en el palacio de cristal”.

Preparó el papel con Paz Gómez, cómplice desde hace muchos años. “Es mi otra mitad. Sólo quiero ganar un premio para dárselo. Siempre está en la sombra, quiero que salga a la luz”. Con ella también ha trabajado personajes como Zulema en Vis a Vis. Ya ha rodado la nueva temporada. Ahora se incorporará a La casa de papel. “Estoy feliz”. Otra nueva Najwa a la vista.

En Quién te cantará, después de sufrir un accidente, pierde la memoria, olvidándose de quién es y de todas sus canciones. Para poder volver a cantar, a Lila Cassen le ayuda una fan que la imita. Es Violeta, a la que interpreta Eva Llorach, que canta canciones de Najwa Nimri con la voz de Eva Amaral. Un juego de identidades con terror, violencia y tecno como fondo.

Una hora antes de la première, coinciden las tres por primera vez. Eva Llorach, que se reveló en Diamond Flash, admira a las dos. “Es un sueño haber trabajado con una y con la voz de la otra. Es extraño y maravilloso”. Eva Amaral quiere volver a ver la película. “La vi hace unas semanas en un pase y me pareció estremecedora. Estoy deseando repetir”. También disfrutó cantando las canciones de Najwa, que conocía bien. “Me flipó. Descubrí Como un animal desde otro ángulo”. Cero rivalidad entre ellas. “Carlos quiso utilizar temas míos antiguos en la película porque sabía que me hacía sentir incómoda. Ahí comenzó el experimento”.

El productor Enrique López Lavigne y el distribuidor Enrique González Kuhn, factótums de Apache y Caramel Films, observan el encuentro y se unen a ellas. Ambos confiaron ciegamente en el equipo de la película y en las decisiones del director. Siempre infalibles, Natalia de Molina, con ecos de Dakota de Hermano mayor, y Carme Elias, como trasunto dulcificado de María Navarro, completan el reparto. Nada es lo que parece.

Contra la trata

Un día antes, el miércoles por la noche, se estrenaba en la Cineteca El proxeneta. Paso corto, mala leche, el último documental de Mabel Lozano. “Después de 12 años he vuelto a coincidir con el productor que levantó mi primer documental. Tiene mérito porque yo era una starlette de la tele y confió en mí cuando nadie lo hacía”.

Voz destacada contra la trata de mujeres, la directora y activista cuenta en su nueva película con el testimonio de un proxeneta arrepentido. “Le agradezco su valentía por ayudar a desenmascarar a la mafia de la prostitución, por explicar de manera tan directa cómo funciona el negocio por dentro, cómo maltratan a las mujeres sometiéndoles a abusos psicológicos y físicos, cómo blanquean el dinero, quiénes son sus cómplices”.

Al Matadero acudió la ministra de Justicia, Dolores Delgado. Antes de comenzar la proyección, Mabel Lozano se dirigió directamente a ella para pedirle una Ley Integral contra la trata. Aplaudieron sus palabras las diputadas Ángeles Álvarez y Carlota Merchán, la exministra Carmen Montón, la distribuidora Nieves Maroto o la actriz Rossy de Palma.

“Admiro mucho a Mabel. Después de ver el documental me he quedado fatal. Es un testimonio crudo, pero necesario”, decía la mallorquina universal. Hace unos días la condecoraban en Francia como Oficial de la Orden de las Artes y las Letras. Le impuso la distinción Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes. “Fue muy emocionante. Estoy muy agradecida”.

Luis Tosar también fue al estreno y se quedó tocado. “El testimonio del protagonista es abrumador. Mabel logra que cuente cosas aterradoras desde una tranquilidad inquietante”. El actor, que sigue en los cines con ‘La sombra de la ley’, conoció a la directora a través de amistades comunes volcadas con la lucha contra la trata. Como lo están ‘Las magnolias’, grupo de amigas que practican la sororidad. Además de Mabel y Rossy, en la pandilla están mujeres como Charo Izquierdo, directora de la antigua Cibeles, y Carmen Valiño, legendaria relaciones públicas. Todas conocieron y quisieron a Carmen Alborch.

Movilización continua

Un mural gigante de Boa Mistura ha transformado completamente la fachada del Mercado de San Cristóbal. En múltiples colores, se puede leer "La vida es movimiento". Las Cuatro Torres se elevan sobre el edificio intervenido por el colectivo de artistas. Se trata de un regalo de Swatch a Madrid, aunque no hay ninguna alusión a la marca suiza de relojes.

“Hemos tenido libertad absoluta”, explica Pablo Purón, uno de los cuatro fundadores de Boa Mistura, cuyo trabajo se desarrolla principalmente en espacios públicos. “Hablamos con los vecinos de la colonia, que se construyó en los años 50 para los trabajadores de la EMT. Es una zona muy combativa, en la que hay mucho movimiento social. La frase alude al vínculo con el transporte y a su movilización continua”.

Recién aterrizado de República Dominicana, donde ha estado trabajando en otro proyecto, el ilustrador se pasa el día de aquí para allá entre pinturas y ordenadores. Entusiasmado con el festival Swatch Cities, que pone en valor a talentos madrileños, su cuartel general sigue en Conde Duque. Se llama La Fábrica de Pepinos y está en la calle San Dimas, la misma en la que destacan dos obras suyas: 'Respira' y 'Firmeza'.